Cargos públicos

Quién es el funcionario que sigue en su cargo desde el gobierno de Paco Pérez

Se trata de Eduardo Orellana, quien dirige el sistema penitenciario. Fue nombrado en mayo de 2013 y 9 años después se mantiene en su cargo. Pasaron 3 gobernadores, 4 ministros de Seguridad y 4 directores de la Policía. Dicen que ser un penitenciario de carrera y no ser político, le juegan a favor.

Laura Fiochetta
Laura Fiochetta sábado, 7 de mayo de 2022 · 07:23 hs
Quién es el funcionario que sigue en su cargo desde el gobierno de Paco Pérez
Eduardo Orellana.

Cuando Eduardo “Pollo” Orellana era chico, su papá lo mandó al Colegio Militar. Él se prometió que no haría nada que se asemejara a esa actividad cuando fuera grande, pero incumplió. En mayo de 2013, luego de una extensa carrera como penitenciario, el gobernador justicialista Francisco Paco Pérez lo nombró director del Servicio Penitenciario, es decir, como responsable de las cárceles mendocinas. En nueve años pasaron cuatro ministros de seguridad, cuatro directores de la Policía y tres gobernadores (un peronista y dos radicales), y él se mantiene en su cargo.

Dicen de distintos sectores de la política que la persistencia en su puesto se debe a que “viene de la tropa, de ser el jefe de las requisas y se sabe manejar con los penitenciarios, porque él fue uno de ellos y tiene empatía”. Además aseguran que sabe cómo dialogar con la población penal, a quien conoce desde hace muchísimos años. Pero también, sostienen que “a diferencia de otros jefes policiales, nunca se metió en política, no se involucró en ningún partido”.

El 18 de febrero de 1964 nació Orellana en la Ciudad de Mendoza. “Soy militar desde siempre”, asegura ante la pregunta de MDZ. “Luego de ir a la escuela militar, dije que que colgaba los borceguíes y no me los ponía más. Pero en 1987 estudié la carrera penitenciaria”, admite.

En los años 90 la situación de las cárceles era muy complicada, como siempre, pero quizá un poco más.  “Entré en 1994 a trabajar a la penitenciaría. Los 90 fueron años difíciles porque no fue fácil que se entendiera que la fuerza policial no debía ser una extensión del proceso militar”, reflexiona. En el país se vivían momentos de tensión respecto al asunto que él remarca. El 31 de agosto de 1994 mediante un decreto mientras se investigaba el juicio del soldado Omar Octavio Carrasco, el expresidente Carlos Menem puso fin al servicio militar obligatorio.

Con el paso del tiempo, Orellana fue subiendo de categorías. “Pasé 9 jerarquías antes de ser director”, señala. Entre el viernes 3 y el 5 de marzo de 2000 le tocó vivir el recordado “motín vendimial” de la cárcel Boulogne Sur Mer en el que hubo toma de rehenes y duró 40 horas. “Situaciones desagradables, he vividos muchísimas”, relata. Tiene contadas las toma de rehenes que ha vivido: “Más de 25”.

El gobernador Celso Jaque, quien antecedió a Pérez en el Gobierno, lo nombró subdirector de la cárcel y a cargo quedó Sebastián Sarmiento. El 28 de mayo de 2013, luego de que Sarmiento asumiera como juez, Orellana pasó a ocupar su puesto actual. Ese mismo año, le correspondía el retiro, y él lo había pedido, sin embargo, desde el Gobierno le ofrecieron pasar a ser la máxima autoridad y nueve años después, sigue siéndolo.

El exgobernador radical y actual senador nacional Alfredo Cornejo no lo reemplazó. En ese momento, desde el ministerio de Seguridad que conducía Gianni Venier explicaron que se trataba de un técnico. Cuatro años después, con Rodolfo Suarez en el poder cambió el ministro, asumió  Raúl Levrino, y a comienzos de este año fue echado el director de la policía Roberto Munives, pero  Orellana siguió al mano de los penales.

“En el sistema penitenciario ha ido cambiando el abordaje. La pandemia fue una prueba de fuego y a diferencia de lo ocurrido en muchas cárceles del país, hemos tenido un diálogo con las personas privadas de libertad”, expresa.

En ese sentido, agrega: “Nunca las cosas están bien en la cárcel. Siempre hay cosas para mejorar. Es muy fácil criticar a la cárcel. Yo tomo decisiones, pero si no las acompañan presupuestariamente o desde la Justicia, es muy difíciles que se cumplan”.

Habla de la importancia de la educación de las personas que están en la cárcel pero considera que para que no vuelvan a delinquir influyen muchos factores. “No hay una fórmula, la familia sigue siendo el vínculo principal y fundamental. Pero también hay cuestiones como las habilidades que se adquirió en el tiempo de encierro”, expresa. "Cuando asumí teníamos 8 cárceles, ahora hay 22. Es el mejoramiento de las cárceles ha sido una apuesta de los gobiernos", remata.

 

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