Opinión

¿Cuál es el proyecto de país?

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto, no defenderla", dijo el General Don José de San Martín. ¿Pero qué es la patria y quiénes son un peligro para ella?

Agustín O' Reilly lunes, 5 de diciembre de 2022 · 18:30 hs
¿Cuál es el proyecto de país?

No parece existir entre los argentinos de hoy, consensos sobre ninguna frase o máxima de contención social y política. La exacerbación electoral de las diferencias supuestas entre las ofertas electorales, no nos deja entender hacia a donde vamos. A mayor incertidumbre política, mayor inestabilidad económica. Pero entender a la política con su vida, fases y planos, con sus políticos y sus actores de poder, cada uno separados de la realidad general, es una falla común del análisis general que en la actualidad escuchamos.

La realidad no lleva las mismas características que la conformación de un producto industrial, diseñado por un ingeniero. La vida política está alejada de las matemáticas, aunque se puedan dar datos sobre ella, estos datos no la definen. Tendríamos que pensar, para analizar la frase del General San Martin, y poder hacer honor a su legado de que hablamos cuando decimos “patria”.

Sin dudas, en este concepto empiezan los primeros inconvenientes. Todos los estados nación se conformaron con la búsqueda de una “identidad colectiva” que definía, a través de la tradición, la vida, y la historia de un pueblo una estructura gubernamental común con un principio de autoridad emanada de esa tradición y leyes que definían la manera de llevar adelante una nación.

José de San Martín, uno de los libertadores de Argentina, Chile y Perú.

Con la posmodernidad, la tensión entre lo colectivo y social, que “normalizaba” y proponía una identidad compartida, se transformó en conflicto. Las partes no encuentran en los conceptos morales, políticos y sociales, la amalgama suficiente para pensar en llevar adelante socialmente el proyecto de país. Lo “individual”, supera de manera amplia y concreta a lo “colectivo”. Ninguna causa colectiva logra tener la adhesión general de la sociedad y las fuentes de conflicto se hacen cada vez más atomizadas.

En los últimos años, hemos visto como los términos de la economía argentina siguen deteriorándose sin piso, y la confianza de las personas en la clase política gobernante, y en la clase dirigente en general, empresarios, periodistas y dirigentes en general sufren de una baja histórica de su “fama”.

Las imágenes negativas están en altos históricos y varios estudios dan al voto indeciso como “primera fuerza” en las encuestas para la futura pero cercana elección primaria de agosto de 2023. La frase de San Martin es usada tanto por “la campora”, “juntos”, o por los “libertarios”, entonces ¿podemos decir que tienen el mismo proyecto de país?. Probablemente para estos espacios políticos, encontrar coincidencias entre ellos sea una tarea de cumplimiento imposible. Es sin duda, una tarea de la clase dirigente del país encontrar el camino de las coincidencias que lleve adelante un proyecto de “concordia” política o llegará el tiempo de la “imposición de Ideas” y el ministerio del “amor” de George Orwell en 1984.

Siempre el poder se disputa, jamás se comparte. Las teorías más liberales de tratamiento de poder están basadas en la desconfianza y el balance compulsivo. Es por esto que en la Argentina, esta disputa de poder está llegando a un nivel de contraposición que estrangula de alguna manera cualquier proyecto de país posible, que genere bienestar y promueva el bien común de sus ciudadanos.

En las propuestas electorales base, no hay manera de encontrar un plan de gobierno. Solo promesas o justificaciones, o las dos al mismo tiempo. Sin embargo, no es responsabilidad exclusiva de la clase dirigente, sino que tiene cierta correspondencia con la desorientación que tiene la sociedad sobre como convivir con el otro.

Se pueden encontrar de las más diversas opiniones y con ello orientaciones del significado de patria. Lo que sin ningún tipo de dudas no se puede evadir, es que nuestro país está inmerso en un enorme remolino de decadencia política, social y económica, que hace que la desorientación sea generalizada.

En esta desorientación, los fondos del estado, no consiguen terminar de generar políticas sociales acordes que permitan la transformación de la pobreza en trabajo No habilitan políticas que permitan que las pymes y las grandes empresas tengan un desarrollo de largo plazo, y se generen empresas nacionales que compitan en el exterior.

En resumen genera este sistema enormes desigualdades y desbalances, que solo benefician a los que cuentan con los recursos económicos y sociales para entender este complejo escenario de restricciones. Las próximas elecciones seguramente no definan un nuevo modelo de país, ni una nueva Argentina, definirán solamente, quien es el nuevo piloto de esta patria sin proyecto, sin
coincidencias, y sin bien común.

* Agustín O’Reilly es politólogo y Director General de Moody Brook Consultores

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