Argentina: verdades y mentiras de otro fin de año inolvidable
Un fallo que deberá cumplirse. El kirchnerismo, en silencio, reconoce que la rebeldía es imposible. Rodríguez Larreta aprovecha y suma más de lo pensado.
Alberto Fernández afirmó ayer que la Corte Suprema se extralimitó, y de un modo grave, con el fallo sobre los fondos que su Gobierno y el de Cristina Fernández de Kirchner le podaron a los porteños. El presidente se hizo cargo de las consecuencias de una medida que, aunque muchos ahora lo quieran olvidar, fue tomada por su lapicera pero bajo presión extrema del kirchnerismo duro.
Esa decisión se tomó en enero de 2020 y el impacto inicial fue un recorte de $ 30.000 millones a los fondos de CABA en plena pandemia: el tiempo y el desastre de la economía argentina los convirtieron en mas de $ 200.000 millones que, le guste o no al kirchnerismo, hoy deben pagar. Será ahora o en marzo, con bonos o en efectivo (algo que hoy está más que discutido), pero el kirchnerismo sabe que no tiene chances de pelear nada (aunque sean solo los gobiernos locales) en el 2023 si no cumple con esa sentencia.
La poda que hizo Alberto a la copa porteña, aplaudida a rabiar por la vicepresidenta y el kirchnerismo duro, rompió definitivamente la imagen de civilización que habían mostrado el presidente y Horacio Rodríguez Larreta con la colaboración entre ambos (sumando también a Axel Kicillof) en el inicio de la pandemia.
Después vino el agravamiento de la cuarentena irracional, el cierre de la economía sin sentido y la verdad sobre el fatídico cumpleaños de la primera dama. El Gobierno no tuvo manera de remontarlo y hoy lo muestra cualquier medición de imagen. Hasta ese momento, y desde la llegada del maldito virus al país, los argentinos creyeron que podían volver a vivir en la edad de la inocencia política. Nada estaba más lejos de la realidad.
Alberto Fernández debió reconocer en ese momento que el impacto del recorte de 1,5 puntos de la coparticipación se limitaría solo a la caja porteña. Le prometió a los gobernadores que la corrección de las cuentas públicas en medio de la pandemia no los afectaría. Eso sí fue cierto: no hubo recortes para poder cubrir el déficit, solo una aceleración nunca vista de la emisión monetaria para financiar el paráte irracional de la economía argentina, alimentando una inflación que hoy sigue incontrolable. Pocos en el kirchnerismo reconocían, como sí lo hacen hoy, que toda esa maquinaria se le volvería dramáticamente en contra.
La decisión de la Corte Suprema que ayer Alberto Fernández volvió a cuestionar tiene más puntos de contacto que lo imaginado con la que el máximo tribunal tomó el 24 de noviembre del 2015. Faltaban solo 16 días para la asunción presidencial de Mauricio Macri y el máximo tribunal falló en el caso “Santa Fe, Provincia c/ Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”, obligando a la Nación a devolverle a la provincia una detracción de 15 % de sus fondos que venía desde 1993, cuando se privatizó el sistema de jubilaciones (dando lugar a las AFJP) y el Estado debió asumir el pago de los haberes que ya estaban en vigencia. El reclamo no solo era de Santa Fe: San Luis y Córdoba también habían recurrido a la Corte por el mismo tema.
¿Qué hizo entonces Cristina Fernández de Kirchner en sus últimos 15 días en la presidencia? El 1 de diciembre firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia por el que reconoció el fallo de la Corte Suprema y ordenó la restitución del 15 %, no solo para Santa Fe, sino también para San Luis y Córdoba. Fue un hachazo de $ 72.000 millones (de los del 2015) que Macri tuvo que asumir cuando ni siquiera había llegado a la presidencia.
Lo curioso es que tanto Cristina Fernández de Kirchner como su marido Néstor habían mantenido el recorte de 15 puntos a las provincias durante sus tres mandatos. Pocas veces como esta cabe la frase de Karl Marx, atribuida a inspiración hegeliana; "La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa".
La historia, como sea, continuó y en medio de uno de los peores momentos de la historia del país y del mundo. Rodríguez Larreta tuvo que continuar su gobierno con una poda de fondos que en un año impactaba en $ 60.000 millones. Hubo freno de obra pública y reasignación de fondos, pero la Ciudad siguió su marcha y hoy Alberto Fernández espera a que en febrero la Corte Suprema le diga si finalmente aceptará que la deuda con los porteños se pague en bonos o en efectivo, pero deberá pagarse.
Larreta, mientras tanto, aprendió a utilizar la dureza como herramienta, algo que le reclamaba la interna de Juntos. Tal como relató esta semana MDZ, el jefe de gobierno porteño pasó de paloma a halcón en un solo día. La pelea por la Corte Suprema lo fortaleció no solo en la ciudad, sino también en la interna del PRO, algo que hasta ahora solo hacían Macri y Patricia Bullrich.
Sumó a su gabinete a duros como Waldo Wolff y Silvia Lospennato. Y logró algo más importante aun: subió a ese mismo escenario de incorporaciones a su equipo 2023 a Martín Redrado. Esta vez la foto tuvo más valor que la esencia: Redrado, hasta ahora, hablaba con todos, hasta con Cristina Fernández de Kirchner, pero no se fotografiaba con nadie.

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