La sorpresiva traición que pone en apuros a Alberto Fernández

Cuando un contrincante o incluso un aliado político olfatea debilidad en el que gobierna, empieza a actuar en consecuencia. Esta es una maldición que pesa sobre Alberto Fernández desde que asumió el gobierno en diciembre del 2019, justamente por la rareza histórica de ser el primer presidente en la historia argentina que no decide por él mismo ser presidente.

En ese marco es que las relaciones entre los distintos actores toman una relevancia especial. Alberto Fernández siempre creyó contar con el apoyo de la dirigencia sindical, una de las principales 'patas' de su gestión que busca funcionar como un contrapeso del núcleo kirchnerista liderado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, ese sostén comienza a resquebrajarse a medida que se ven afectados los intereses sectoriales y la realidad toma otros matices más complejos.

"Pese a ser peronistas y a definirse como tales, los líderes sindicales tienen un compromiso con las bases o con sus propios planes. Por ejemplo, los gremios aeronáuticos le enviaron una nota a Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas, reclamándole a la brevedad una reunión para retomar la discusión paritaria, cuando esos mismos sindicatos consiguieron una recomposición salarial del 52% en 2021", explicó el periodista Pablo Fernández Blanco en el canal LN+.

En ese sentido, recordó que "desde el año 2008, cuando fue estatizada, Aerolíneas Argentinas le costó al Estado a razón anual 7.500 millones de dólares; incluso, solo el año pasado le costó 700 millones de dólares".

"Los gremios que el año pasado consiguieron una recomposición del 52%, ahora quieren sentarse a volver a discutir esta situación en una empresa altamente deficitaria y que nosotros pagamos con nuestros impuestos. ¿Los gremios quieren el bien de Aerolíneas Argentinas? ¿O quieren que la empresa deje de existir?", se preguntó.

Al igual que algunos líderes sindicales, otro actor que está olfateando la debilidad del gobierno es el Fondo Monetario Internacional (FMI). "Ahora el acuerdo está embarrado. Alberto Fernández quería cerrarlo a mediados del año pasado, pero nada de esto ocurrió porque lo frenó Cristina Fernández de Kirchner, que consideraba que no tenía ningún rédito político. La vicepresidenta podría ser otra 'amiga' que olfatea la debilidad del Presidente", concluyó Fernández Blanco.