Conflicto interno

El kirchnerismo le advierte a Martín Guzmán: el Presupuesto será dado vuelta

El ministro de Economía ya sabe que sus proyecciones económicas para el 2022 serán revisadas por el propio oficialismo. Desde el kirchnerismo se calificaron a los números que llegaron al Congreso como "de ajuste". El déficit y la inflación en la mira.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño jueves, 30 de septiembre de 2021 · 10:30 hs
El kirchnerismo le advierte a Martín Guzmán: el Presupuesto será dado vuelta
Foto: Agencia Télam

Martín Guzmán ya lo sabe. El Presupuesto que diseñó para el 2022 sufrirá grandes cambios, fundamentales, cuando llegue el momento de ser tratado en el Congreso Nacional. Y, tal como se adelantó en estas líneas, gran parte de esas transformaciones dependerán del propio oficialismo. La semana próxima el ministro deberá estar presente ante los titulares de los presidentes de las comisiones de Diputados, para defender sus números y escuchar críticas.

Lo interesante del caso, será medir el protestódromo entre las embestidas lógicas de la oposición y las del kirchnerismo puro y duro que prepara un ataque particular. Guzmán tiene sólo una certeza: para contar con el Presupuesto aprobado (el suyo o una reversión), tendrá que esperar hasta después de las elecciones legislativas del 14 de noviembre. Sólo en ese momento habrá más templanza (o lo contrario) desde el oficialismo para poder pensar en la economía general del 2022.

Cerca del kirchnerismo ya se definió a la propuesta de Guzmán, como "de ajuste". La misma calificación que le llovió al ministro desde la carta post PASO de Cristina Fernández de Kirchner, publicada 72 horas después de la derrota; y donde más allá de no pedirle la renuncia, describió a su estrategia económica y fiscal del 2021 como de ajuste. Más dura había sido la diputada nacional Fernanda Vallejos que describió la política del ministro como dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI); algo que para el kirchnerismo es mencionar a Belcebú.

Precisamente las principales críticas de diputados como Máximo Kirchner, Carlos Heller y otros referentes del oficialismo duro, es que los lineamientos generales de los números y porcentajes de Guzmán están en sintonía con la presunción de un acuerdo con el Fondo, del que no hay mayores precisiones que lo hablado políticamente entre Guzmán y Cristina Fernández de Kirchner. No se discuten ya los tiempos del acuerdo ni las condicionalidades de los pagos a 4,5 años después de iniciado; sino las metas para los próximos tres ejercicios fiscales (2022, 2023 y 2024), años en los que el país debería llegar a un equilibrio entre ingresos y gastos primarios; para llegar luego a un 2025 de superávit gemelos.

El sendero hasta ese momento, para Guzmán, sería gradual y basado en una recuperación de los ingresos más que una reducción del gasto público, pero sin que este se desborde. El kirchnerismo piensa diferente. Nada debe frenar la posibilidad de acelerar la necesidad de flexibilizar el gasto público, y debe ser la columna de los ingresos la que tiene que adaptarse a las circunstancias. Y no al revés.

El corazón del Presupuesto de Guzmán es una proyección de un déficit primario de 2,184 billones de pesos y un financiero de 3,135 billones de pesos. Las previsiones para 2022 suponen un incremento del déficit primario 17,5%, y un incremento del déficit financiero del 28,0% respecto de 2021; proyectando su financiamiento con más endeudamiento y emisión monetaria. Se prevé un incremento de la presión tributario de 1% del PBI, pasando los recursos tributarios del 24,9% al 25,9% en 2022; pero, según Guzmán, sólo por la mayor recaudación de IVA, retenciones y Ganancias por el alza de la economía. Para el kirchnerismo, esto debe romperse y volver a calcularse. Deben haber más ingresos y más gastos. Y un déficit que no dependa del FMI.

La otra tarea difícil de Guzmán será la de defender su meta de inflación de 33%. Guzmán la defenderá públicamente. Su argumento es que recién hacia mitad de cada ejercicio es el momento de revisar metas, y que imponer un porcentaje mayor es, por sí, indexatorio; y en consecuencia, genera más inflación. La idea del kirchnerismo es diferente. Se cree que si se proyecta un alza de precios realista entre los privados de casi 40%, o más, es tarea del estado garantizar que el alza de los salarios esté atenta, y que si las paritarias se negocian en la primer parte del año, debe tenerse una meta del IPC realista. Y que el incremento de los sueldos que se negocie, sea superior con una inflación calculada en bases reales.

¿Cuánto puede ser la inflación del 2022? Según ya se mencionó, el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) el 33% anual que figura en el Presupuesto, "implica una variación mensual promedio de precios del 2,4%. Es decir, se adoptó el supuesto de que la inflación se mantendría ligeramente por debajo de la registrada en agosto último, que fue del 2,5%. Se trata de un objetivo bastante ambicioso si se tiene en cuenta que sólo bajo la cuarentena las variaciones mensuales de precios se mantuvieron por debajo del 3%”.

Y completa afirmando que “en este marco, la previsión de una inflación anual del 33% parece difícil de cumplir, máxime teniendo en cuenta que 2021 concluiría con una variación anual de precios en torno al 50%. Para que la previsión presupuestaria se cumpliera, se requeriría de un plan integral anti-inflacionario para 2022, que coordinara medidas monetarias, cambiarias y de política de ingresos, lo que, por ahora, no se avizora”.

 

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