Análisis

Una campaña vacía y grosera que agita las aguas de la antipolítica

Comenzó la veda electoral y los recuerdos de una campaña vacía de contenido se esfumarán en breve. Sin embargo, marcará un peligroso antecedente.

Andrea Pellicer
Andrea Pellicer viernes, 10 de septiembre de 2021 · 10:46 hs
Una campaña vacía y grosera que agita las aguas de la antipolítica

Desde el Gobierno anticipan que la participación en estas elecciones PASO será acotada y lo adjudican a la pandemia y el temor de muchas personas a concurrir a las escuelas. Los encuestadores, en tanto, aún no logran establecer quién se impondrá como tercera fuerza en la gran mayoría de los distritos electorales, no solo por advertir que se trata de una votación polarizada sino por la alta cifra de descontentos que no lograr definir su voto.

Cristina Fernández de Kirchner dio un encendido discurso este jueves en Tecnólopolis y criticó a los medios de comunicación por “achatar el debate” responsabilizándolos, en parte, por la escasez de propuestas que lograron transmitir los candidatos y el excesivo sentimentalismo con el que se planteó la campaña.

Sin embargo, el vaciamiento de contenidos que estableció la agenda electoral es evidente -y peligroso- ya que agita las aguas de la antipolítica y provoca que se enarbolen ciertas banderas que nada bien le hacen a la democracia, sobre todo en un contexto mundial donde los discursos de intolerancia ganan cada vez más terreno.

Horas de televisión sin contenido

En las últimas semanas los precandidatos fueron protagonistas en decenas de actos y dieron cuantiosas entrevistas. Las ideas o propuestas que trascendieron de estos eventos fueron casi nulas. Pero lo que sí trascendió fueron las chicanas, los cruces, los errores y las frases desafortunadas.

Tras más de un año y medio de pandemia y una economía endeble, gran parte de la ciudadanía esperaba encontrar en la oposición la confianza para depositar el voto. Sin embargo, Juntos por el Cambio planteó una novela entre sus principales dirigentes con acusaciones fuertes que llegaron a establecer sospechas sobre el uso de fondos públicos para solventar la campaña.

Quienes se aferraron a “la pesada herencia” durante cuatro años de gestión ahora se excusan en el “ah, pero Macri...” cuando son cuestionados sobre su Gobierno, evitando de esta forma dar respuestas, propuestas o compromisos a futuros.

Lo que sí hubo fue show y de forma exacerbada. La ocurrencia de Martín Tetaz y su remera podría haber quedado simplemente en eso, pero desde el PRO se aseguraron de que llegase incluso a los desprevenidos que no llegaron a apreciarlo. Así no solo fue transmitida en una pantalla gigante frente al Obelisco, sino que también se publicó en las redes sociales.

Desde el oficialismo tampoco se planteó una alternativa y se aferraron a lo indefendible. Victoria Tolosa Paz seguramente será recordada por asegurar que se pueden comprar zapatillas a $2.000, por su interpretación astrológica de hechos históricos o por decir que “en el peronismo se garcha”.

Lejos de intentar echar tierra sobre estas nimiedades, el tema fue retomado por otros dirigentes que salieron en su defensa y así se perdió tiempo hablando de la vida sexual de los dirigentes justicialistas. El debate siquiera sirvió para plantear temas importantes como la necesidad imperiosa que reforzar la educación sexual en las escuelas.

La guerra de spot: la delgada línea entre el ingenio y la vergüenza

Florencia Randazzo, Guillermo Moreno y Cinthia Fernández apostaron todas sus fichas a producir contenidos audiovisuales. Si bien no fueron los únicos, sí se convirtieron en los más sobresalientes.

En el caso de la mediática su estrategia le valió una denuncia por exhibirse medio desnuda frente al Congreso mientras bailaba y cantaba un tango. En su versión de “Se dice de mi” pudo esbozar una suerte de propuesta que estaría dirigida en hacer más duras las leyes contra los padres que no pasan cuota alimentaria a sus hijos. Cabe preguntarse si alguien remitió en esto.

Explotar el sistema desde adentro

Javier Milei es un economista que desembarcó en la política a fuerza de declaraciones explosivas. El libertario –como se ha autodenominado- llegó a plantear que el Estado no sirve y atenta contra el desarrollo individual y social. “El Estado es el mayor enemigo de la riqueza”, aseguró. Sin embargo, él se encuentra en la pelea por formar parte de él.

Con su abultada cabellera, campera de cuero y adueñándose de una canción de La Renga, el mediático capta el voto joven, según consignan algunas encuestas. Hacer una especie de revolución desde adentro del sistema parece ser su meta. Su propuesta genera más dudas que certezas.

Poco hemos aprendido

En 2018 y 2020 se trató en el Congreso una ley que captó la atención de miles de argentinos. Los debates que surgieron en torno a la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo fueron seguidos por miles de personas a través del canal de YouTube oficial.

La gran mayoría de los senadores y diputados quisieron ser parte de la lista de oradores y algunas exposiciones rozaron lo vergonzante. Más allá de lo ideológico, el mal uso de datos, una oratoria precaria y hasta problemas para leer, hace preguntarse cuáles son los requisitos para llegar a ocupar una banca en el Poder Legislativo.

La importancia de las legislativas

El Poder Legislativo en Argentina tiene la función de crear y sancionar leyes federales. También debe dar su consentimiento para la aprobación o modificación de los códigos legales civil, penal, comercial, laboral y de minería.

Es también quien tiene la última palabra con respecto a la toma de deuda, gasto presupuestario y –en el caso del Senado- sobre la elección de los jueces.

Su tarea no es menor y su desempeño afecta de forma directa la vida cotidiana de los ciudadanos. Leyes como la del voto universal, secreto y obligatorio, del divorcio vincular o del matrimonio igualitario fueron tratadas en el mismo recinto que ahora espera conocer quiénes ocuparán sus escaños, pero lo más importante es que transformaron a la sociedad.

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