La aparición de Montoneros tras la ejecución del exdictador Aramburu

El 29 de mayo de 1970 se perpetró uno de los secuestros políticos más resonantes de principios de esa década mientras, en paralelo, se iniciaba un movimiento guerrillero que marcaría el comienzo de una década sangrienta en la historia argentina. Ese día, hombres vestidos de militares secuestraron al entonces presidente de facto y dictatorial Pedro Eugenio Aramburu, que encabezaba la autodenominada Revolución Libertadora (1955-1958). Esos hombres, se supo a las horas, eran Emilio Ángel  Mazza y Fernando Abal Medina, dos de las personas que integraban una flamante organización guerrillera denominada Montoneros, conducida bajo los principios del nacional catolicismo y sectores extremos del peronismo. 

Mazza y Abal fueron los encargados de secuestrar a Aramburu. Minutos más tarde de entrar a la oficina de este vestidos de militares, salieron con el general a la calle y lo subieron a la parte trasera de un Peugeot 404 de color blanco, el cual se supo que era conducido por Carlos Capuano Martínez e Ignacio Vélez y que viajaba en el asiento del acompañante. 

"Perón vuelve. Aramburu fue asesinado a las siete de la mañana. Que Dios Nuestro Señor se apiade de su alma. ¡Perón o muerte! ¡Viva la Patria! Montoneros", fue el comunicado que divulgó la organización guerrillera horas más tarde del secuestro. Además, informaban a la población que Aramburu sería sometido a un juicio "revolucionario por los cargos de traidor a la patria y al pueblo y el asesinato en la persona de 26 argentinos".

Con 26 argentinos se referían a las personas que habían sido fusiladas en 1956 tras el frustrado alzamiento del general Juan José Valle, fusilado tras la aplicación con retroactividad de una ley marcial decretada por el gobierno de Aramburu. En detalle, los cargos que le atribuyeron en ese juicio fueron los fusilamientos de José León Suárez, gestar un golpe para prolongar la proscripción del peronismo y el robo del cadáver de Eva Perón.

De esta manera, al otro día se comunicaba la ejecución de Aramburu. Además, se anunciaba que el cuerpo del general sería entregado "cuando se devuelva el cuerpo de Evita", sobre cuyo paradero el general se negó a hablar durante el Juicio, según contaron sus captores.

Hoy se cumplen 51 años de aquel episodio que fue el principio de un derrotero de sangre que comenzaría a consolidarse en 1976, con lo que fue la última dictadura militar en el país.