Conurbano

El AMBA y el efecto "muro de Berlín" creado por la política Argentina

La creación del AMBA como un nuevo espacio territorial que junta al Gran Buenos Aires con la Ciudad Autónoma provoca preocupación. ¿Qué ejemplo hay que tomar? Un recorrido por el interior del área más poblada del país.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare miércoles, 28 de abril de 2021 · 12:53 hs
El AMBA y el efecto "muro de Berlín" creado por la política  Argentina

Salvo la extraordinaria experiencia del juicio a las juntas militares encarada por el gobierno de Raúl Alfonsín, son pocas las muestras exitosas que la política mostró al mundo o a la región en el último proceso democrático.

Desde hace varios años, diferentes estructuras políticas y dirigentes de la región empezaron a observar múltiples problemas comunes que solo dividían la avenida General Paz o el Riachuelo. Desde la cantidad de personas que diariamente se movilizan para trabajar (de allí que muchos municipios aún sean denominados “dormitorios”) o pacientes que se van a atender a sus hospitales y niños que asisten a sus escuelas.

Quien escribe es un fiel reflejo de esa frontera permeable y compatible. Todos los días iba caminando o en colectivo hasta Villa Devoto, ubicada al otro lado de Villa Lynch. Me atendía en el hospital Zubizarreta y cada trabajo práctico tenía como punto de reunión la biblioteca ubicada frente a la Plaza Arenales, en el mismo barrio.

El "otro lado"

En la década del ’70 también era notoria la diferencia educativa, sanitaria y de prestaciones que daba la Ciudad de Buenos Aires, en aquel momento no autónoma, comparado con lo que uno podía recibir por los mismos servicios en San Martín, localidad donde vivía y aún vivo.

Mis padres prefirieron enviarme del “otro lado de la General Paz” porque sabían que era otra la calidad educativa que iba a recibir. Y cuando tuve un accidente doméstico no dudaron en trasladarme hasta el hospital porteño. No quedaba más cerca. Seguro, por lo menos, tenían curitas.

Cuando empecé a trabajar como periodista, algunos dirigentes analizaban cómo debía trabajarse de manera coordinada las problemáticas porteñas y bonaerenses. Nosotros, los que habitábamos del lado “pobre” de la General Paz, no sabíamos mucho de la identidad provincial. Ni siquiera luego que Eduardo Duhalde creara la “bandera bonaerense”, que empezó a flamear en todas las instituciones públicas del territorio.

Comienzos

Quien primero lo percibió la importancia de tener una relación directa con los municipios limítrofes del Gran Buenos Aires fue Emilio Monzó, cuando era ministro de Gobierno de Mauricio Macri.. Así, Diego Valenzuela, actual intendente de Tres de Febrero, fue el primer “secretario del AMBA. Área Metropolitana Buenos Aires. Hasta el nombre tuvieron que inventar. Claro, en el medio hay un dato clave: viven casi 15 millones de habitantes y es la zona del país donde "se definen las elecciones". 

 La “explosión" del PRO como partido nacional hizo mucho para afianzar esta idea de una resolución general a un problema político y geográfico. Fue así que con la llegada de Macri a la Presidencia de la Nación y María Eugenia Vidal se empezaron a articular diferentes soluciones para el territorio bonaerense, que empezó a ser dividido entre los municipios del “AMBA”, los del interior, y las localidades de más de cien mil habitantes.

Ahora el presidente Alberto Fernández, para ayudar al gobernador Axel Kicillof, se hizo cargo del discurso bonaerense en el que “el COVID nace en la Ciudad, ahora autónoma, y se disgrega al resto del país.

El primer paso fue juntar geográficamente a CABA con el Gran Buenos Aires como un único núcleo social, político y cuasi institucional. Es como si se quisieran hacer desaparecer las fronteras y una de las dos decisiones políticas fruto de la independencia entre cada territorio.

Como en Berlín, pero a la inversa

Sin querer comparar esos procesos, uno histórico y el nuestro trágico, parece que entre Fernández y Kicillof quieren derribar “el muro” que separa ambas jurisdicciones. En esta zona los límites geográficos podrían ser, como dijimos, el Riachuelo o la General Paz. 

En Berlín, cuando se derribó cayó el muro, los orientales, ex comunistas, querían vivir con las libertades, los servicios y posibilidades que brindaba el lado occidental, más pujante, potente y libre.

En aquel momento Alemania Occidental se hizo cargo de financiar todo lo que significaba la unidad del territorio previo a la segunda guerra mundial y la división que sufrió. La poderosa y pujante absorbió y puso los términos de la nueva realidad.

Acá es al revés. Los atrasados, los que sufren la avalancha de pobreza, indigencia y falta de infraestructura, le imponen a los porteños “sus soluciones”. ¿No es momento que sea al revés, o por lo menos que predomine el sistema que funciona al que no?.

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