Máximo Kirchner, entre la pompa y la incertidumbre

Máximo Kirchner asumirá mañana al frente de la estructura del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires y a diferencia de lo que tenía programado inicialmente ahora se realizará con una movilización "militante" solicitada por quien hasta hoy preside el consejo partidario, Gustavo Menéndez.

La mesa partidaria en pleno, con la lógica ausencia de Fernando Gray, quien alternó en la conducción del peronismo bonaerense con Menéndez desde 2017 hasta la fecha, realizó una reunión presencial que fue seguida por Zoom por congresales y otros miembros del consejo partidario. 

Un histórico como Lorenzo Pepe recordó el día en el que Juan Domingo Perón encabezaba el 17 de octubre, a la que consideró una "verdadera revolución en paz" y ese mensaje lo tomó Menéndez quien pidió que no haya más algún "libre pensador o compañero que proponga ideas por afuera del partido, partido que tiene vida porque todos se la dimos".

Fue en ese momento en el que solicitó que "vayamos todos a ver como el compañero Máximo Kirchner, que tiene un apellido ilustre, amado, en esta Argentina, pero que su asunción como presidente del PJ no es por portación de apellido sino por sus valores personales".

Inmediatamente, Menéndez empezó a describir lo que, para él, son las virtudes del futuro conductor partidario. "Por ser un gran militante, un gran compañero, por tener la paciencia de buscar coincidencias, tender puentes para el diálogo y no construir muros... Por ser un compañero al que nos da orgullo verlo en los debates en el Congreso de la Nación".

Muchos no entendían si era una ironía impropia para un evento en el que iban a armar todo lo concerniente a la asunción del hijo de los dos presidentes como presidente del peronismo bonaerense o el intendente de Merlo realmente sentía eso. Es que cada uno de los atributos que destacó como ejemplos por los cuales "todos nos sentimos representados" son los que nunca ejercita.

Kirchner es criticado por haber "cerrado" la discusión partidaria desde 2015, cuando se realizó la última interna del peronismo provincial en una desorganizada pelea en la que quedó quebrado el Frente para la Victoria entre Julián Domínguez - Fernando Espinoza contra Aníbal Fernández - Martín Sabbatella. Ganaron los últimos, quienes perdieron contra María Eugenia Vidal. 

Tampoco el cierre de listas de este año fue el mejor y provocó múltiples reacciones y críticas ya que no hubo posibilidad de discutir en las PASO en la mayoría de los distritos. Sólo Lanús y Vicente López, en el conurbano, tuvieron elecciones internas. En el resto, boleta única luego de múltiples desaires y posicionamientos extremos, como los que encabezó el propio Espinoza, enemistado y distanciado con La Cámpora de La Matanza. El intendente prefirió ir como candidato testimonial a concejal antes de cederle un espacio.

"Estamos orgullosos de ver con qué fervor e inteligencia se defienden los postulados del peronismo", continuó en su alocución Menéndez quien también le atribuyó "tener lo mejor de Cristina, lo mejor de Néstor... Esa búsqueda permanente por construir consensos", reiteró. Todo con un tono serio y hasta sentido. 

Estas consideraciones, que nadie destaca en privado, provocaron que la asunción del joven Kirchner esté aún discutida en la Justicia. Esta semana, la Cámara Nacional Electoral siguió que el pedido de nulidad de todo lo actuado presentado por Gray siguiera su curso y será la Suprema Corte de la Nación la que se expida al respecto, aunque cuando lo haga quede en desuso.

Tanta tensión existe que el nonato albertismo ha iniciado a desplegar una serie de negociaciones y charlas informales con referentes de todo el arco pan peronista no contenido por el kirchnerismo y La Cámpora, con quienes están en una tensión permanente por las diferencias que puede traer aparejado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. 

Uno de los primeros convocados fue Florencio Randazzo, quien sólo escuchó y explicó lo que todos ya saben porque él lo dijo siempre. Su desilusión con su antiguo jefe de campaña, Alberto Fernández, sus socios Sergio Massa y Máximo Kirchner y la injerencia permanente de Cristina Fernández en la cotidianeidad del poder son, por el momento, cuestiones insalvables para acercar las partes.