El futuro del oficialismo

Ni Máximo ni Cristina Kirchner: Sergio Massa y Alberto Fernández se alistan para 2023

El Frente de Todos espera, casi con más deseos que propuestas, que los próximos dos años sean más tranquilos que los que pasaron hasta ahora. La negociación con el FMI provoca ruido interno, que es preexistente, pero ahora, en condiciones post derrota, los potencia.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare martes, 30 de noviembre de 2021 · 22:24 hs
Ni Máximo ni Cristina Kirchner: Sergio Massa y Alberto Fernández se alistan para 2023
Foto: TELAM

Cada uno de los integrantes del Frente de Todos conoce su rol, y lo ejecuta casi a la perfección. Tanto que, en la mayoría de las veces, parecen extra limitarse y poner en crisis el frente electoral que los llevó al poder. Sin embargo, todos tomaron conciencia que será muy difícil que vuelvan a creerles cuando decían "volvemos mejores" y se dieron cuenta que la unidad no es, per sé, un valor a prueba de derrotas.

En este contexto, saben que deben extremar los esfuerzos para mantenerse unidos, aunque la elección legislativa de este año dejó algo muy en claro. Que la familia Kirchner es importante pero no indispensable. Y que si bien con Cristina sola no alcanza, ahora se analiza, con profundidad, cuán parte del problema termina siendo.

El presidente Alberto Fernández, y su primer socio dentro de la alianza gobernante, Sergio Massa, lo saben mejor que nadie. Más allá de la convivencia que cada uno haya preferido tener con la familia de los ex presidentes, queda claro que ninguna de las maneras que pretenden relacionarse con Cristina Fernández de Kirchner o con su hijo, Máximo, sirve para crecer o realizar un acuerdo duradero. Y si a eso se suman los otros aliados, como la familia Moyano o Axel Kicillof, todo termina transformándose en una mera unidad por conveniencia.

Lo experimentó Massa en su conducción indirecta del Ministerio de Transporte. Bajo ningún punto de vista tenía previsto cerrar el aeropuerto de El Palomar o discutir la Hidrovía. Menos darle todo el poder terrestre a Facundo Moyano o su padre Hugo. En los dos primeros temas tuvo que debatir, y ceder, con La Cámpora. La familia camionera, en tanto, le envió una carta de ruptura a la Casa Rosada y el joven diputado nacional renunció a su banca.

En todas las encuestas, Moyano y Máximo Kirchner son las figuras con más resistencias. El actual presidente de la Cámara de Diputados debe lidiar con ellos tras decidir ser parte del Frente de Todos y ayudarlos a regresar mejores. Quizás por eso siempre pretende mantener su propia agenda, relacionada con el Impuesto a las Ganancias, el fin de las reelecciones y, ahora, la derogación de la Ley de Alquileres. El camino al paraíso está plagado de buenas intenciones... pero, al final de cuentas, le caben las generalidades de la alianza que integra al activo Massa.

En cuanto al presidente, con todas las piruetas y contradicciones, el apoyo que realizó a los que se colaron y se disfrazaron de médicos para ser vacunados en el escándalo del vacunatorio VIP por el COVID, o la clandestina de Olivos, entre otros escándalos de los que fue protagonista, sigue siendo el dirigente con mayor proyección política del oficialismo. No lo es por presente ni pasado, sino por futuro. 

Y es allí donde radica la única expectativa de unidad. Poder revertir la pálida imagen que dio durante los dos años de gobierno. Si bien el oficialismo culpa a la pandemia, la concatenación de errores no forzados y las decisiones impulsadas no le dejan más margen que un éxito sensacional en lo que resta del mandato. 

Acá también intervienen miembros no gubernamentales pero con alto impacto público, como Amado Boudou, La Cámpora que lo apoya, el Instituto Patria y Axel Kicillof. Este último sabe que mucho de lo que tenía pensado debió modificarlo no sólo por la derrota en la provincia de Buenos Aires, sino porque su gobierno también estuvo lleno de funcionarios que no funcionan.

Si bien no fue por carta, como sí lo hizo contra su presidente, la vice le hizo sabe con una visita sugerida a su hogar en el mundo que debía cambiar y también le indicó cómo debía hacerlo. Aunque no lo acepte, parte de esa situación, que le abrió la puerta a los intendentes Martín Insaurralde y Leonardo Nardini, ahora el gobernador pueda tener un tratamiento legislativo más tranquilo para aprobar el presupuesto y la ley impositiva que pretende para 2022. Y, fundamentalmente, que le autoricen el nuevo endeudamiento provincial. 

Quizás no lo sepa, porque nunca quiso hacerlo, pero en esta oportunidad ya estarían encaminados los acuerdos con los diputados y senadores de Juntos. Insaurralde ya recibió los nombres propuestos por la oposición para cubrir los lugares que tienen en los organismos públicos como el Banco Provincia o la Defensoría del Pueblo. Bruno Screnci, quien se va de la Ciudad, aliado de Diego Santilli, es uno. El otro es el ex intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro

Fernández pretende realizar una nueva alianza con los intendentes de la provincia de Buenos Aires en torno de la reelección para todos y todas, de la que no pueden participar como protagonistas ni Massa ni Máximo Kirchner. El primero porque no está dispuesto a desdecirse de lo que él cree es elemental para la renovación política. Y el segundo, si bien acompañará esta iniciativa, todos saben que lo hace para que no lo crean un aguafiestas que sólo quiere verlos relegados. 

Todos necesitan de los jefes comunales para que estos levanten las elecciones en la Provincia, cuyos candidatos nacionales y provinciales tiran para abajo. Además, si quiere conducir el peronismo bonaerense, no tiene mucho margen. 

A la mesa de nombres protagónicos pretende incorporarse Juan Manzur. "Es el que ordena y hace el trabajo que el presi no siente", dijo alguien que transita cotidianamente la Casa Rosada. El gobernador tucumano en uso de licencia ayuda a canalizar inquietudes que los otros gobernadores ya se habían cansado de tramitar con otros interlocutores del nonato albertismo o con todos los otros interlocutores habilitados. 

No hay monedas en el aire ni planes preestablecidos. Esto último es lo que la mayoría quiere que efectivamente haya. Tanto La Cámpora y sus aliados como Amado Boudou quieren discutir "el proyecto que le propondremos a la sociedad en las próximas elecciones". El nonato albertismo, también quiere lo mismo y por eso impulsa una gran interna frentetodista, aunque para ellos la solución sea diametralmente opuesta a la que proponen desde el Instituto Patria. 

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