La Vendimia como verdadera política de Estado
El autor, especialista en políticas culturales, defiende a la Vendimia y sus rasgos particulares. Además, hace un trazado histórico y explica por qué es una fiesta única en el mundo y ya es política de Estado.
Por Pedro Zalazar
No deja de llamarme la atención, que diversos medios de comunicación de la Provincia, se ocupen de nuestra Fiesta Nacional de la Vendimia, recurriendo a personas que no son especialistas en el tema y que emiten su opinión, desde una visión personal, incluso escribiendo de forma peyorativa o despectiva con respecto a la elección de la reina, desconociendo su nacimiento y su representación simbólica, en un acto que muy bien describe el historiador Pablo Lacoste, como “Fiesta Antropológica”.
Cuando se habla de “fiestas populares”, hay que tener muy claro su concepto y a cuales se define como tales. Para empezar es una materia que se estudia en diversas universidades europeas y tiene que ver con aquellas fiestas ancestrales que nacieron en los distintos pueblos y que no tienen nada que ver con la acción de ningún gobierno ni productor artístico. A nivel internacional, solo hay seis fiestas que cumplen con esos requisitos; 3 son carnavales, el de Oruro, ya declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y donde se interpreta música precolombina; el de Río de Janeiro, con la elección de su reina y la comparsa y en donde solo se utiliza un ritmo musical, el zamba. El Carnaval de Venecia, nacido en el año 1299, donde se siguen utilizando el mismo tipo de disfraces y máscaras como en esa época. Los Sanfermines, que se hacen exactamente igual desde el siglo XII en Pamplona; La fiesta del Dragón en China, con sus más de 6.000 años y sobre las cuales nadie discute cambios porque son antigüedades o pavadas de tal tenor. Más nuestra Fiesta de la Vendimia, con sus 86 años oficiales cumplidos, aunque su origen sea más antiguo. En nuestra Provincia comienza su celebración con los inmigrantes italianos, que residen a partir de la década de 1910/20, una tradición con siglos de historia, sin contar los festejos que ya se efectuaban en el imperio griego en el siglo III, bajo el nombre de la “fiesta del dios Baco”. Es por eso que acertadamente, el historiador Pablo Lacoste, la llama fiesta antropológica.
Bajo la ley provincial 6973 del año 2002, nuestra Fiesta de la Vendimia, es declarada “Patrimonio Cultural Intangible de la Provincia de Mendoza” con lo cual queda al amparo de las leyes 6034 y 6133, de Patrimonio Cultural de la Provincia, con sus derivaciones en la ley nacional y diversos pactos internacionales vigentes, cuya reglamentación pudo realizarse gracias al valioso aporte de la Dra. (en antropología), Valeria Cortegoso, cuando fue directora de Patrimonio.
La Ley 6973 dice; “Se declara “Patrimonio Cultural de la Provincia de Mendoza, a la Fiesta Nacional de la Vendimia en todas sus manifestaciones, fiestas tradicionales barriales, distritales, departamentales, bendición de los frutos, vía blanca de las reinas, carrusel y acto central”. La ley 6034, dice: CAPÍTULO I – DECLARACIÓN GENÉRICA DEL FIN LEGAL - Art° 1 – Declárase de interés provincial la protección, conservación, restauración y acrecentamiento de todos aquellos bienes que conforman el Patrimonio Cultural de la Provincia de Mendoza.
Como se puede leer, la Fiesta de la Vendimia ya es un asunto de Estado y lo viene siendo desde antes de la declaratoria, pero los legos en la materia, opinan con una visión sui generis, de lo que es el Patrimonio Cultural, contrario en un todo al libro-informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo Humano, por especialistas de 193 países y que presidía el Dr. Javier Pérez de Cuellar.
Las resoluciones de las Intendencias de Malargüe y Guaymallén, están violando estas 3 leyes, con un silencio cómplice del Ministerio, que supongo es por motivos políticos.
La muletilla de la cosificación de la mujer, la expresan hombres que menosprecian las elecciones de las reinas, por prejuicios personales, porque las ex reinas, en el caso de Guaymallén, son 22, ya han elegido por su cuenta las representantes distritales y todas ellas se han convertido en excelentes profesionales, amas de casa o políticas, sin ningún menoscabo a sus capacidades personales, por lo cual la preocupación de los preopinantes, es una mera visión subjetiva, sin fundamentos legales valederos, o porque quieren ser más papistas que el Papa.
El proyecto de ley de la diputada Gabriela Testa, es la de una persona que sabe del tema, que quiere reflotar la idea nacida en el 2001, de que la UNESCO declare a nuestra fiesta como Patrimonio de la Humanidad y lo reafirma el hecho de que hace 3 semanas, la OIV, declaró a nuestra fiesta, como “La fiesta mundial del Vino”.
Una fiesta declarada como género único en el mundo, gracias al aporte de la escritora Vilma Vega y los abogados de ARGENTORES, no puede ser tomada a la ligera por personas que no conocen del tema, aunque exista la libertad de expresión y se hable de forma peyorativa. 52 países han filmado nuestra fiesta y he escuchado la opinión de periodistas de los 5 continentes. Si no sabemos valorar lo que tenemos, no sabemos lo que somos.
El autor es Máster en Políticas Culturales – Máster en Políticas Educativas – Profesor de Artes Plásticas – Escritor y Poeta – Ex Coordinador de la Secretaria de Cultura de la Provincia – Ex – Integrante del Comité de Patrimonio Cultural de la Provincia, en representación del Senado – 2017 Recibe la Distinción Sanmartiniana, presentado por la SAES (Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud) por sus 50 años de aporte a la Cultura; por sus trabajos a favor de los derechos humanos, presentado por el Foro de Mujeres del Mercosur, por sus tareas a favor de la Cultura de la Paz y la No Violencia, por “Juntos por la Paz” y por sus trabajos comunitarios, por la Asociación Amigos de Radio Nacional – Asesor Internacional en Cultura y Desarrollo Humano.