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Los intendentes tendrán una nueva reelección en la provincia de Buenos Aires

La situación social y la construcción institucional dejó en claro que los intendentes están en medio de situaciones políticas que no conducen pero deben administrar y dominar. Por ese motivo, y para ordenar sucesiones que no desmadren en situaciones no deseadas, ya se analiza una nueva reelección.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare miércoles, 17 de noviembre de 2021 · 10:19 hs
Los intendentes tendrán una nueva reelección en la provincia de Buenos Aires
Foto: Télam

Uno de los resultados más concretos que dejó la elección del domingo, que provocó la peor derrota del oficialismo peronista en toda su historia en la provincia de Buenos Aires, fue que la remontada del Frente de Todos instaló nuevamente la necesidad que tiene la organización política de darle revisión a la inhabilitación de las reelecciones de los intendentes bonaerenses.

Son los jefes comunales, no sólo los frentetodistas, los que deben administrar las tensiones políticas, darle rostro directo con el vecino y paliar las incoherencias presupuestarias o burocráticas de los otros estamentos nacional o provincial. La ley 14836, impuesta de manera retroactiva, también les impidió, aunque algunos nunca se lo habían propuesto, determinar la manera de fijar una sucesión ordenada.

Atravesados por las fuertes internas que dominaban sus espacios, el peronismo kirchnerista sabía que muchos de sus jefes comunales podían "sucumbir" ante el avance de La Cámpora, que manejaba recursos pero fundamentalmente tenían la "orden de la jefa", que ahora entró en desgracia. 

Esta readecuación de fuerza entre "los pibes" y los "barones" hizo que también empiecen a "recalcular" el futuro de los intendentes, que ahora saben que están en igualdad de fuerza con La Cámpora y sus posibles aliados. 

“Esto no es sólo para los intendentes. También entrarán concejales y legisladores provinciales que quedaron inhabilitados por la ley que armaron María Eugenia Vidal y Sergio Massa”, recuerda un peronista que no los quiere y que cree que “se ha demostrado que es una inhabilitación que no sirve para nada”.

Quien públicamente ya había reclamado sobre el tema fue Ariel Sujarchuk, en Escobar, cuando en la Fiesta de la Flor dijo, delante del gobernador Axel Kicillof, que “hasta las reinas del concurso tienen una reelección”. Comparación desafortunada. Es que eso está previsto tras la modificación legal de 2016. Los jefes comunales pueden ser reelectos una vez, pero no más. Lo que ellos quieren es que sea “casi de por vida”, dicen los críticos.

Lo que quedó en claro tras las elecciones del domingo es que fueron ellos los que levantaron las performances de sus respectivos espacios. Tanto los peronistas, kirchneristas y los cambiemistas, ahora juntistas, fueron los que organizaron la elección y consiguieron, por su cercanía y trabajo, una nueva configuración política.

Uno de los que instaló el debate, en privado, fue Martín Insaurralde, el jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, sin consulta previa con el gobernador Axel Kicillof. “Es el momento perfecto para empezar la discusión”, le confesó a muchos de sus colegas provinciales.

Los jefes territoriales, que eran “caciques”, “barones” o figuras por estilo, salvo en limitadísimas situaciones, se fueron transformando en dirigentes que anticipan las tormentas, administran recursos con más o menos idoneidad y siempre tienen que tener un nivel de cercanía tal porque de otra manera le sería imposible gobernar o ser reelectos.

Lamentablemente, todo se reducirá a la posible reelección o no de los intendentes, concejales, consejeros escolares y diputados y senadores provinciales. Y será por una reinterpretación legal que surja de algún juzgado amigo, la mayoría de los que habitan el territorio bonaerense.

Lo ideal sería que fuera por ley, pero eso abriría otras posibilidades menos aceptadas por la propia dirigencia política y mucho más por la sociedad. Sí podría habilitarse una discusión de la Ley Orgánica Municipal para determinar qué rol cumplen los concejos deliberantes y los consejeros escolares, verdaderos “escribanos” que sólo refrendan lo que se aprueba en otros ámbitos.

Quizás los Consejos Escolares tienen algo más de autonomía que los deliberativos. Ellos por lo menos pueden realizar reparaciones en los establecimientos y designar al personal educativo, ya sean maestros como auxiliares.

Otro de los aspectos que deberían integrarse a la discusión, a través de la Legislatura, es la capacidad de recaudar impuestos directos y luego girarlos a las estructuras provincial y nacional. Con la mayoría de los servicios a su cargo, todos los intendentes creen que si ellos manejaran los recursos para seguridad, educación y servicios generales, todo sería menos burocrático y más efectivo.

Los resultados del domingo ratificaron, para el oficialismo con mucha más fuerza que para la oposición, cuyos intendentes tampoco reniegan que los tranquiliza la posibilidad de ser reelectos, la importancia que tienen para el éxito o fracaso de los proyectos políticos a los que pertenecen.

“La hipocresía no nace de nosotros o de los intendentes que quieren la posibilidad de ser reelectos. La realidad indica, y el tiempo lo corroboró, que esa ley se hizo porque los interesados en aprobarla querían borrar de un plumazo a toda una franja de dirigencia política. No lo hicieron por altruistas ni porque pretendían la renovación o la incorporación de otros sectores sociales al proceso institucional de los municipios”, le dijo a MDZ uno de los jefes comunales con más peso entre sus pares.

Como todo, en esta posibilidad de revisar la ley 14836 ganan todos, pero hay algunos aspectos que deben ser perimidas y discutidas con severidad. Extensiones territoriales como La Matanza limita la democracia plena, y excede la posibilidad de intervenir sobre el manejo de los recursos y la calidad institucional.

Por caso, en su territorio ingresarían cuatro municipios promedios del Gran Buenos Aires. Estos cuentan con cuatro ejecutivos, cuatro concejos deliberantes y cuatro presupuestos. Quizás no sean necesarios tantos intendentes o concejales, pero sí una distribución mucho más pareja, con servicios y transparencia.

Por cuestiones políticas, pero con el tiempo positivas, en la década del 90' Eduardo Duhalde impulsó la división del antiguo municipio de Morón, General Sarmiento (San Miguel), y Presidente Perón, Ezeiza y San Vicente. Quizás sea momento también de revisar la extensión territorial y el por qué de los deficientes servicios, estructuras y usurpaciones que transformaron en distritos duales, urbanos y rurales, en ciudades rodeadas de asentamientos y marginalidad.

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