Análisis

Cornejo, Suarez y la década ganada de un frente que busca no oxidarse

Cornejo lo pensó, Suarez se sumó y ahora comienza otra etapa para que el proyecto de poder iniciado en 2011 no se oxide.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 14 de noviembre de 2021 · 20:50 hs
Cornejo, Suarez y la década ganada de un frente que busca no oxidarse
Foto: ALF PONCE / MDZ

Cambia Mendoza, la ecléctica alianza que Gobierna la provincia, ganó de manera contundente la elección. En las urnas se ratificó el proyecto de poder gestado por Alfredo Cornejo, al que se sumó Rodolfo Suarez y en el que comienza a asomar una nueva etapa por la continuidad. Para Cornejo es la “década ganada”. Sí. Aunque la UCR perdió en 2011, esa derrota representó el inicio de su proyecto político para controlar el partido, la legislatura, generar una oposición aguda y nuclear a todos detrás suyo para llegar al Gobierno en 2015.

El oficialismo tuvo una estrategia conservadora. Sobrevaloraron la elección y pusieron a “tres gobernadores” como candidatos, sin medir otras variables como la diversidad o el equilibrio. La idea de ganar por un margen amplio al Frente de Todos y en particular a “La Cámpora” era un rótulo que los tentaba y funcionó. Cornejo, Suarez y Cobos ganaron.  La elección deja conformes a todos los que pueden capitalizar una porción y disimula diferencias.

Cornejo y Suarez tienen un acuerdo, aunque de manera solapada se disputan el poder. 

Puertas adentro hilarán más fino con una impronta fundamental: Cornejo no regala nada. Por eso en la construcción del futuro inmediato de ese sector político, el senador electo sigue siendo decisivo. De lo que él haga, depende el resto.

El gobernador tiene un acuerdo con Cornejo que no está firmado con tinta, pero sí es indeleble. Desde que asumió la intendencia de Capital por el fallecimiento de Víctor Fayad, se asoció con su amigo de la infancia y pudo liberarse políticamente como anti k. Con Cornejo no están de acuerdo en muchas cosas, el presidente de la UCR cuestiona el ritmo de la gestión; pero nunca van a romper o mostrar diferencias públicamente. Si algo aprendieron es que la división es el inicio de la muerte del radicalismo en el poder. Además, también hay diferencias de peso.

 

Tres gobernadores y un jefe

Rodolfo Suarez puede sentirse respaldado en su gestión, pues es el gobernador y hasta fue candidato en un modo sui generis. Suarez puede sumar ese logro para afrontar los dos años de gestión que le quedan con entereza y una composición cómoda en la Legislatura. En una elección nacionalizada, el Gobierno provincial pudo evitar la exponer debilidades. La evaluación positiva sobre el manejo de la pandemia, el discurso en búsqueda del equilibrio y la sobrecarga en las culpas nacionales rindieron frutos.

Suarez llegó al Gobierno con la venia de Cornejo, pero construyó capital a su modo; sin una estructura política propia y con una forma de gestionar distinto; una política más delegativa que obsesiva. Así, tiene un hito que ni Cornejo logró: es el gobernador que más posturas opositoras ha tenido en una provincia en que curiosamente siempre los inquilinos del sillón de San Martín tienen algún grado de obsecuencia con los presidentes. Por convicción o por necesidad. Salvo Bordón y Llaver, el resto ha sido complaciente en el trato. Suarez particularmente no y usó esa enemistad como capital político.

Julio Cobos seguirá en el Congreso y llevará dos décadas cerca del poder. El “maratonista” de las campañas tomó un rol secundario y funcional y ahora, con más aplomo, será diputado nacional. Desde aquél Cleto de la 125 que hizo resucitar al radicalismo en 2009 al de ahora hubo cambios: era un dirigente personalista y pasó a integrarse al bien partidario. 

 Cornejo es el jefe y esa posición incomoda a muchos. El propio Gobernador se ofusca por la omnipresencia de su predecesor.

Como sea, el presidente del radicalismo mantiene el control, por temor o convencimiento. En el poder político y todo lo que lo rodea. Con Cobos tuvo una convivencia en la que se revirtieron los roles y a Suarez lo une esa fidelidad de tener objetivos comunes sólidos.

El problema para Cambia Mendoza es no oxidarse y se viene una renovación obligada. En los municipios y en el proyecto para mantener el poder en 2023; salvo que Cornejo quiera volver.

El desayuno en el café Sportman es un símbolo de cómo se estructura el cornejismo. Construyeron una tradición usando un sitio de Godoy Cruz como eje. Una división pequeña pero con historia dentro del radicalismo: la de la “muni” de Capital que fundaron Fayad e Iglesias, y la de Godoy Cruz, gestada por Cesar Biffi pero potenciada por Cornejo. En ese sector no tienen reparos con Suarez, pero lo consideran un invitado. Por eso, por ejemplo, cuestionan que gobierne con cierta falta de planificación y estructura propia.

De cara al futuro, apuestan a recuperar el “modo Cornejo”. Aunque parece haber en Tadeo García Zalazar un sucesor favorito, no es un candidato cantado aún. “Tenemos que volver al Gobierno de los proyectos de poder”, aseguran en el eje cornejista. Antes, esperan que se defina el escenario nacional y el rol del “jefe”.

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