Trampas electorales

La fiscalización, un problema para los que no están en el poder

Muchas, tradicionales, originales y novedosas, son las posibilidades que ofrece el arcaico sistema electoral argentino para modificar, aunque sea módicamente, la pretensión del electorado por una u otra fuerza. Sin capacidad fiscalizadora y sin "aparato", las terceras fuerzas achican su margen.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare sábado, 13 de noviembre de 2021 · 13:18 hs
La fiscalización, un problema para los que no están en el poder

En las elecciones clásicas de la provincia de Buenos Aires, a través de la estructura del oficialismo, fundamentalmente cuando ésta la maneja el peronismo, quien tiene el poder puede repartir boletas cortadas para mejorar la chance electoral de los candidatos locales, hacer ingresar a un elector propio cada quince o treinta minutos para "desaparecer boletas" contrarias y, una vez cerrada la elección, confundir o amedrentar a los fiscales rivales para subir o bajar votos según sea la necesidad del momento. 

Si a esto se le suma el "voto cadena", por el cual un mismo sobre firmado por el presidente de mesa es utilizado en infinidad de ocasiones por los diferentes electores de un mismo partido traído masivamente en un momento determinado de la votación, a través de remises y micros, esa diferencia electoral favorable se podrá consolidar. 

¿Por qué sólo lo pueden hacer el peronismo o el radicalismo más tradicional? Primero, porque como diría Ricardo Balbín, en la política, "no se aprende de grande" y porque ninguna otra fuerza política utilizó el "aparato" nunca más. Las nuevas formas de construir fiscales o militancias -instauradas por el PRO- fueron a través de "voluntarios", que terminan siendo solo eso. Voluntariosos ciudadanos que se pelean por las formas, vigilan sigilosamente si la persona que está votando tiene el DNI y domicilio correcto en el padrón electoral pero es "sobrepasado o dormido" en toda la otra organización del día electoral por el puntero puesto en la puerta para "orientar" o en el minuto a minuto de todos los mecanismos arriba mencionados. 

"Todo eso, con toda la fuerza, puede ser el 2% o 3% de la elección, pero no modifica nada. Sirve en elecciones cerradas, pero cuando viene un viento fuerte, no alcanza", comentaba un especialista en este tipo de momentos. Estos "especialistas" suelen cobrar muy bien por el cuidado y el resultado de una escuela o circuito electoral. 

Para este domingo se esperan varios momentos de tensión en todos los municipios del conurbano. Juntos tendrá más que una dificultad al momento de colocar un fiscal de mesa. La mayoría son "aportados" por los municipios que ellos gobiernan o la Ciudad de Buenos Aires. En esta ocasión, a diferencia de la PASO, el Frente de Todos está dispuesto a hacer cumplir el reglamento e impedir que ninguno pueda ser de otra localidad. 

El problema mayor lo van a tener, en tanto, las fuerzas minoritarias. Salvo los cristianos de Cinthia Hotton, unos verdaderos "predicadores" de su creencia, los candidatos locales de José Luis Espert y Florencio Randazzo terminaron siendo "ablandados" por los oficialismos de cada lugar y sólo unos pocos municipios tienen capacidad fiscalizadora más o menos homogéneas. En su suerte incidirá mucho la necesidad del intendente que pretenda mejorar su performance o debilitarla. 

Para los de Todos, que Espert y su gente tenga mejor resultado significa que no lo tendrá Juntos. Viceversa, los opositores no tienen mucho que defender. Tanto los libertarios, como los votantes de Randazzo son, antes que nada, votos no kirchneristas que no fueron con ellos. 

El Frente de Izquierda no tiene este problema. Metódicos, saben de sus fortalezas y debilidades, pero tienen una orientación y preparación importante para la ocasión electoral. 

Teniendo en cuenta todos estos -y otros- elementos que se dan en el día de la elección es que hay que ver si las expectativas electorales se cumplen, tal cual se presume en la previa o si las terceras fuerzas no se ven, nuevamente, presas del sistema electoral. 

"Cuando el viento viene, te lleva o te trae, poco o nada se puede hacer", insiste un importante funcionario que sabe de ganar y perder elecciones. Sin embargo, en varias provincias del interior del país, con sistemas mucho más complejos, virtuales leyes de lema o "acople", todo puede pasar. Y mucho más cuando el Estado es el único proveedor de empleo. Ahí, la amenaza y la coerción pueden más que cualquier otra cosa. 

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