La bronca llegó a las bases de la Iglesia y Francisco tendrá que mover el tablero
Los efectos de la cuarentena y el mal clima social también golpean a la Iglesia. Hay malestar en las bases contra la mayoría de los obispos por su quietud en estos tiempos. Los curas párrocos critican al cardenal Poli y a monseñor Ojea. Se prevén cambios desde Roma para clamar los ánimos.
El mensaje contundente de las urnas en las PASO, la baja participación y el voto blanco ponen en evidencia que la sociedad está muy enojada en primer lugar con la administración del Frente de Todos, principales responsables del pésimo momento social y económico que se respira en a nivel nacional, pero el malestar golpea e interpela a toda la clase dirigente, incluso a los conductores de la Iglesia.
“Nosotros no estamos exentos, la mayoría de los obispos no han estado a la altura de las circunstancias y eso se ha notado en el silencio y la ausencia del Episcopado en uno de los momentos más complicados para el país”, dice un vocero eclesiástico que está en contacto permanente con las bases de la institución que son los curas párrocos, quienes tienen el mejor feeling con sus feligreses y saben lo que ocurre en el territorio.
Esta ruptura que se exhibe entre los curas y la conducción episcopal genera rumores sobre cambios y reacomodamientos para tranquilizar los ánimos. “La caminata a Luján nos dejó experiencias muy ricas, casi un millón de personas se movilizaron, pero también sabemos que institucionalmente estamos en deuda y eso es responsabilidad de los obispos”, comentan los párrocos que acompañaron a sus comunidades. “La gente la pasó muy mal, está golpeada y triste, y el Episcopado no tuvo la energía suficiente como para expresarle públicamente al oficialismo lo que les venimos transmitiendo”.
Los principales cuestionamientos recaen sobre el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, y también contra el vicepresidente, cardenal Mario Poli. Según las fuentes consultadas el arzobispo de Buenos Aires va a ser trasladado al Vaticano, casi como “un premio castigo” por la disconformidad creciente respecto a su labor. El nombre que surge para reemplazarlo es el titular de la diócesis de La Plata, monseñor Víctor Fernández, el mejor intérprete del pensamiento del Papa.
Otro allegado a Francisco, como Ojea, obispo de San Isidro, no sería reelecto al frente de la CEA también por las críticas en su contra que han llegado al Vaticano. El mayor malestar contra su conducción surge de los sacerdotes por “no haberse despegado a tiempo” del Gobierno del Frente de Todos y tampoco haber puesto límites al avance de las organizaciones sociales, sobre todo poderoso Movimiento Evita.
En este contexto, ya lo habíamos anticipado, crece el “operativo clamor” del obispo de Luján, monseñor Jorge Scheinig, para ocupar la titularidad del Episcopado. Tiene mucho respaldo en las bases, respetado por los curas párrocos. “No es un arrastrado, se planta hasta frente al Papa, es inteligente y muy espiritual, está generando un nuevo liderazgo”, dicen sus defensores. Pero su estilo también genera resistencias, sobre todo en los obispos recientemente nombrados por Francisco, lo ven con ambición de poder. Sin dudas, la pandemia

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