Elecciones 2021

La nociva estrategia de Alberto y Cristina Fernández de Kirchner que perjudica al Frente de Todos

Siempre se vieron como "el primer mostrador de los reclamos de la gente". Los intendentes, que suelen escuchar antes que nadie los movimientos y captar los humores sociales, ahora también son los que perciben el mal humor de la gente, que se los dice en la cara.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare miércoles, 6 de octubre de 2021 · 19:00 hs
La nociva estrategia de Alberto y Cristina Fernández de Kirchner que perjudica al Frente de Todos
Foto: Télam

Alberto Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, tienen diferentes estrategias por las elecciones de noviembre próximos. Al  presidente le arman encuentros, se atreve a un intercambio más o menos casual y escucha muchas cosas que no le gustan. A Cristina, en cambio, nada de esto le gusta ni le provoca ninguna motivación.

Sin embargo, los que están obligados a dar la cara, recibir candidatos y funcionarios y escuchar a gente que no conoce son los intendentes, que también tratan, como pueden, de controlar y digitar con quienes se van a juntar. Pero, últimamente, algo suele fallar.

La última escena ocurrió ayer, en Moreno, cuando Mariel Fernández, la intendenta y la presidenta del Anses, Fernanda Raverta, estaban homenajeando a los jubilados y brindándoles algunos anuncios que supuestamente o beneficiarán, uno de los presentes, con bastón en mano, pegaba con este artefacto al piso y también le apuntaba como responsable porque no pasa el colectivo ni le arreglaron la calle. 

El fin de semana pasada se viralizó a un estudiante de La Matanza cuando, al verse defraudado por la convocatoria oficial, les dijo a todos los presentes, irónicamente, que él también quería ser chorro y vivir sin trabajar como muchos de los que estaban ahí. 

Esto, que ya había descripto MDZ hace diez días, se viene repitiendo casi diariamente. Hace varios meses, Fernando Espinoza lo sufrió mientras grababa un video de campaña, que tuvo que interrumpir abruptamente porque desde los autos le decían cualquier cosa menos felicitaciones. 

"De a poco la gente se va animando y ya no sólo no nos dejan pasar ninguna, sino que también nos lo dicen directamente", aseveró otro al cual sus mediciones personales superan a la media de su distrito. "Es como si lo que antes hacían los gurkas de nuestro espacio, lo hayan copiado ellos", dice, reflexivo, mientras analiza lo que jamás antes le había pasado. 

Uno de los jefes de campaña de uno de los municipios del Conurbano, que responde al Frente de Todos, sabe que la situación no está bien. "Pero además de las malas decisiones que tomaron, las discusiones internas, le agregamos cosas que no estaban en ningún manual y ahora nos provocan problemas".

"Vamos a ver a los curas villeros y a las Iglesias evangélicas, y lo primero que nos reprochan es nuestra campaña en favor del aborto. No que defendamos los derechos de las mujeres, sino que muchos de nuestros mensajes estén a favor de la interrupción liso y llano del embarazo. Entonces, nos dicen, 'con ustedes todo bien', pero perdonen, ahora no podemos acompañarlos", reflejó la misma fuente. 

Mientras eso sucede, todo está presto para volver a timbrear y hacer un casa por casa para explicar la importancia de esta elección. Pero lo que sucede a nivel nacional también repercute en la trama local. Sin conducciones claras, porque "cualquiera puede ser candidato mañana", nadie se anima a emparentarse con una u otra corriente. 

Para peor, la desconfianza reina. Un elemento vital para todos los militantes, que observan cuánto respeto y confianza le tienen, se da cuando se distribuye la fiscalización electoral. Hasta en este punto hay peleas y disputas como si fuera una guerra. Quien no recibe escuelas para custodiar, se considera afuera del esquema y pasa a trabajar para el contrario. 

Un importante funcionario del gobierno nacional, en su última reunión con los más cercanos, manifestó una nueva preocupación. Y tiene que ver no tanto con la dinámica del Jefe de Gabinete, Juan Manzur, sino por su desdén hacia la figura presidencial. "Era amigo, pero tampoco lo cuida. Entonces, esta decisión de mandar, abre una nueva discusión interna" que también le generó más de un interrogante a Sergio Massa. 

Tanto Manzur como Massa se están dando cuenta que el kirchnerismo que representan Cristina y Máximo necesitan un restaurador del proyecto. "Ahora está en juego la conducción del gobierno y del peronismo también. Quien mejor lo demuestre y de certezas, tendrá más posibilidades de confirmar su futuro", le dijo a MDZ un intendente que conoce, ante todo, al peronismo en el poder. 

 

 

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