Negocios y política: qué hay detrás del crecimiento de Manzano como líder en el negocio eléctrico
José Luis Manzano nunca dejó de ser un actor clave en los negocios que se vinculan con la política. Pero ahora tomó otro protagonismo por la compra de la principal distribuidora eléctrica. Manzano y Vila ensayaron primero en Mendoza y luego expandieron el modelo de gestión.
Una crisis, una oportunidad. Podría ser la frase cabecera de José Luis Manzano, pero con un agregado: vínculos políticos que garantizan armonía en el tránsito y la negociación. El empresario y exdirigente político mendocino volvió a tomar protagonismo público por la compra de la empresa Edenor, la principal distribuidora eléctrica del país, y quedó en primer plano. No es que haya estado afuera, pues en las últimas dos década ha sido también protagonista de la vida pública; tanto que se convirtió en un actor principal de ese mundo en el que conviven la política, los negocios y el camino que los hacen confluir en, por ejemplo, las concesiones estatales.
Justamente las compañías que lidera Manzano, muchas de ellas asociado con Daniel Vila, tienen como característica la crisis. Heredada o generada, el abanico de activos que sumó en los últimos años tienen como factor común haber tenido o arrastrar pasivos pesados. Edenor ahora es una de ellas: se devaluó de manera brusca en el último año y tiene una deuda con el Estado que parece difícil de levantar en el contexto de congelamiento de tarifas.
Manzano tiene "expertise" como pocos, porque en Edemsa ocurre lo mismo desde hace años y nunca tuvo problemas serios ni con el Estado nacional, ni con los gobiernos de Mendoza. Además de Edenor, el mismo grupo sumó como activo a la central térmica Araucaria, otro negocio gestado en la era Macri, y hoy en problemas. Araucaria aún negocia su pasivo porque entró en default. Manzano se dice experto en la materia y hasta fue parte de la reestructuración de la deuda argentina.
Edenor y Edemsa entran en la burbuja de empresas que parecen tener un destino incierto pero que dependen de la política. El contexto económico parece no ayudarlas, pero siguen siendo negocio. Edemsa, por ejemplo, está en crisis hace más de una década, es deudor crónico, tiene tensión con el Estado mendocino por los litigios cruzados y según la auditoría que se realizó hace algo más de un año había manejos irregulares. A la empresa no le iba bien, pero a sus accionistas, sí. Tanto, que no pararon de expandirse.
Historia de un negocio
La historia del desembarco de Manzano y Vila en el mundo de los recursos naturales no renovables tiene mucho más que ver con la habilidad para los negocios que con la inversión en "fierros". Sobre todo desde lo ocurrido en Mendoza desde el año 2008, cuando el Gobierno local le cedió 7 áreas petroleras (excediendo el número máximo permitido), aun a pesar de la nula experiencia en el rubro y las dudosas promesas de inversión.
Las empresas Ketsal y Kirwer se quedaron con las concesiones, un título que serviría como eje de un negocio más cercano al "inmobiliario" que al petrolero. La falta de inversión real las hizo entrar en mora, pero no fue problema. Luego triangularon las concesiones con otra compañía floja de activos, como era Andina. YPF fue el socio ideal: aún como empresa privada y conducida por Eskenazi, se hizo cargo de operar las áreas que realmente tenían potencial y también otras consideradas "activos basura".
Luego Manzano se expandió con la compra de otras compañías, como Grecoil, llegando a Colombia, Paraguay y la Patagonia. Hasta 2012 todo se concentraba en Andes Energía, pero ese año el grupo escindió el negocio del petróleo que quedó bajo la bandera original, del eléctrico, que pasó a ser de Andina PLC. Ambas comparten todo, menos la marca. Manzano pasó de ser médico, exministro del Interior, empresario de vínculos en Miami y socio de activos en medios, a experto en reestructuración de pasivos y principalmente en el mundo de los hidrocarburos y los recursos naturales.
En su cartera de activos hay un intangible: el conocimiento de la vida política. Se mueve como pez en el agua en cada oficina estatal; en cada circuito político. Dentro del PJ, donde ha sido parte, pero incluso con el radicalismo, partido con el que tiene puentes tendidos desde siempre. Lo dice la carta de presentación de Integra Capital, la empresa de Manzano que engloba todo: "El presidente de Integra Capital es el Dr. José Luis Manzano, un inversionista experimentado y empresario argentino con un gran conocimiento de la política pública de América Latina y los mercados emergentes globales". En los últimos meses Manzano estuvo cerca de quedarse con Vicentín y también con la metalúrgica mendocina IMPSA.
Andes Energía pasó a ser parte de Phoeanix, la empresa que nuclea a todo el área de hidrocarburos. La petrolera que sí tuvo actividad en Mendoza y es parte del holding es El Trébol. Esa firma fue la que impulsó la explotación de la lengua mendocina de Vaca Muerta, aprovechando las autorizaciones dadas por el Gobierno y algunos beneficios, como la rebaja de regalías. Por el contexto generado durante la pandemia en 2020 hubo desinversión: no había quién comprara el petróleo que se extraía. Pero además del petróleo se sumó el litio como recurso natural estratégico dentro de la cartera de "Integra".
La incorporación de ese grupo en el negocio eléctrico fue similar: primera base en Mendoza, y luego la expansión. En 2006 compraron parte de la participación de la empresa concesionaria a Omar Álvarez, usando también como punta a la firma Ketsal. luego se quedaron con el control y desde entonces mantienen una relación de permanente tensión con el Estado, pero con la garantía de nunca romper o recibir represalia. El clímax se dio con la auditoría realizada durante el final del mandato de Alfredo Cornejo y en el período de análisis de la concesión. Allí se detectaron maniobras extrañas, como la contratación de consultoras y empresas que estaban vinculadas con los mismos accionistas. El Gobierno no se animó a dar por caído el contrato por temor a los juicios ante el CIADI, donde Edemsa ya le ganó litigios a Argentina.
Deber es lo de menos
La compra de Edenor Manzano la hizo con su socio histórico, Daniel Vila. Ambos compartieron y comparten negocios en Supecanal, Grupo Uno (hoy llamado América) y Edemsa, entre otros.
En la historia de las empresas asociadas a ese conglomerado, las deudas con el Estado no han sido un problema. En el caso de Vila, por ejemplo, desde la formación de Dalvian y la compra de medios a la familia sanjuanina Estornell fueron negocios que surgieron con créditos de los bancos estatales Mendoza y de Previsión. En ambos casos los créditos no fueron pagados en tiempo y forma y pasaron a ser parte de los activos a cobrar por parte de las oficinas estatales encargadas de ello (Efor y Daabo). Incluso en el caso de la deuda de Dalvian, que pasó a tener como garantía terrenos en ese barrio, fue parte de las denuncias que terminaron con la destitución de un fiscal de Estado (Joaquín de Rosas).
Los vínculos con concesiones públicas se dieron en otros negocios, como el del juego. Ese grupo empresario tiene la concesión de los tragamonedas de la sede principal del Casino de Mendoza. Esa concesión se dio por un porcentaje de ganancias que fue duplicado gracias a la habilidad para negociar y con la facilidad de tener allegados en el organismo que los controlaba. Allí el canon pasó del 26% al 47% (luego rebajado algunos puntos). Como contó MDZ en ese momento, el aumento del canon que cobra Mendoza Central Entretenimientos fue negociado en el Club House de Dalvian. En el marco de los vínculos con el Estado también hubo otros contratos, como el de las cámaras de seguridad de la provincia.
La dimensión de la nueva empresa del grupo hace que tome otro perfil. La tensión estará puesta en la calidad del servicio que puedan darle a los usuarios, lo mismo que ocurre con Edemsa, pero sobre todo en cómo se concretan los vínculos políticos. Las señales que llegaron desde el Congreso, vía Sergio Massa, parecen marcar el principio de esa relación.