El Senado no puede votar jueces y podría complicar el reemplazo en la Corte

La renuncia de Jorge Nanclares como ministro de la Corte dejó a la vista un importante obstáculo institucional generado por la cuarentena.

El o la reemplazante del presidente del alto tribunal debe ser votado por el Senado provincial en forma secreta. Se trata de un viejo requisito constitucional que figura en el artículo 83 y que sigue vigente, a pesar de que ha generado polémicas y hasta escándalos. Pero si debiera votarse hoy un ministro de la Corte tras el envío del pliego del candidato por parte del gobernador, eso sería prácticamente imposible.

Hay que recordar que la Legislatura está sesionando en forma virtual, vía Zoom, con muy pocos legisladores en el recinto (los jefes de bloques y quien preside la sesión) y el resto desde sus casas u oficinas, conectados a la computadora. No se puede cumplir con el requisito del voto secreto en estas condiciones.

Para votar un nuevo/a ministro/a de la Corte, primero el gobernador debe elegirlo. El proceso completo en definitiva podría demorar un mes y medio o dos, según calculan en la Legislatura.

Hay quienes estiman que para entonces podrían haber vuelto las sesiones presenciales y, con ellas, la posibilidad de votar los pliegos en el recinto. Sin embargo, eso es hacer futurología y la realidad es que la suspensión de las votaciones secretas ya está bloqueando la designación de jueces en Mendoza.

Desde marzo está frenado en el Poder Ejecutivo el envío de pliegos de magistrados. Se trata de tres postulantes a jueces de garantías que ya cumplieron con todos los requisitos de selección en el Consejo de la Magistratura y en el Gobierno, pero que no pueden ser votados en el Senado por la cuarentena.

Todas las semanas se discute cuándo iniciar el proceso legislativo respecto de estos pliegos. La decisión hasta ahora ha sido posponerlo. 

Solo una parte de ese proceso se puede hacer: la audiencia pública de la semana previa a la votación se realizaría en forma virtual, porque no es secreta. Pero para lo más importante todavía no hay una solución.

Las votaciones secretas del Senado han ido cambiando su formato. Tras un escándalo que precisamente se generó en la designación de un ministro de la Corte, se abandonaron las bolillas negras y blancas y el método se simplificó: ahora cada senador tiene que elegir solamente entre una bolilla positiva y una negativa.

La Constitución no impone la forma de votación. Pero exige que sea secreta. Si se prolongara la cuarentena, una opción sería que los legisladores entraran de a uno al recinto para votar.

Pero en ese caso, todavía habría un problema: los senadores que pertenecen a los grupos de riesgo de contraer coronavirus y que no pueden asistir a la Legislatura.