Mendoza

El default, ese fantasma que vuelve después de dieciséis años

Para las calificadores de riesgo, Mendoza entrará este jueves en "default selectivo" al no pagar un vencimiento de U$S 25 millones de un bono emitido en 2016.Una situación similar se vivió en 2004, cuando se renegoció el bono Aconcagua. Hacienda busca un acuerdo que podría demorarse al menos un mes.

Marcelo Arce
Marcelo Arce jueves, 18 de junio de 2020 · 06:59 hs
El default, ese fantasma que vuelve después de dieciséis años

Por primera vez en dieciséis años Mendoza no cumplirá con sus obligaciones de pago en dólares y, más allá de que se encuentra dentro de un proceso de renegociación de este tramo de su deuda que vence este jueves, entrará en default.

Las calificadoras de riesgo internacionales le colocarán a la provincia las letras DS (selective default) como consecuencia de que no se acreditará el pago de U$S 25 millones correspondientes al primero de los dos cupones que vencen en 2020 (el otro será de un monto similar en setiembre) del bono PMY24 emitido en 2016 por U$S 500 millones de dólares. Esta deuda, fue contraída por Alfredo Cornejo en el primer tramo de su gestión, con el argumento de que esos fondos servirían para compensar los desequilibrios financieros heredados por la gestión de Francisco Pérez.

Quiso el destino de la política que sea otro gobierno radical el que encare un proceso de renegociación como el que está en marcha y que llevó, en 2004, a la provincia a entrar también en cesación de pagos mientras se intentaba reprogramar el bono Aconcagua emitido por la gestión de Arturo Lafalla en 1997 y que tenía un plazo de diez años.

Coincidencia también es que quien llevó adelante aquél proceso fue Lisandro Nieri, en aquél momento encargado de la unidad de financiamiento durante el gobierno de Julio Cobos y quien hoy se desempeña como ministro de Hacienda.

En aquella oportunidad, como ahora, Mendoza no pudo pagar por la delicada situación financiera que atravesaba como consecuencia de la crisis económica provocada, en aquél momento, por la salida del gobierno de Fernando De la Rúa y, en la actualidad, por los problemas generados por la pandemia del coronavirus.

Sin embargo existe un detalle: en 2004 Cobos tuvo que cambiar las condiciones de un bono emitido durante una administración del PJ. Suarez, aspira a cambiar ahora las condiciones de otro bono colocado por un gobierno radical.

Como resultado del desplome de la recaudación, de los ingresos coparticipables y de regalías de los últimos meses, pero también como corolario del aumento fuerte del gasto público durante 2019 producto de las elecciones, Hacienda se encontró con una realidad financiera compleja y en mayo anunció que no podría pagar y se vio obligado a ofrecer un nuevo bono de la deuda contraída en dólares bajo legislación extranjera.  En el camino, expone además su dependencia al extremo de la Nación para recibir asistencia financiera que le permita al Estado seguir cumpliendo con sus obligaciones. El trabajo para convencer a los acreedores, se le encargó al grupo Credit Suisse y AdCap Securities, quien terminó estructurando la propuesta de reperfilamiento.

La oferta fue bastante agresiva y consistió en una extensión de los plazos de pago, con un periodo de gracias de tres años para iniciar las transferencias para llevarlas del 2024 hasta el 2029. El nuevo cronograma de pagos contempló además una reducción de la tasa de interés del 8% al 4%, un plazo de gracia de intereses hasta noviembre de 2021 y reducción de tasa entre 2022 y 2023.

La propuesta fue rechazada y obligará a Hacienda a realizar una nueva que, sin embargo, todavía no ha sido presentada. Mientras tanto comenzará a correr una prórroga de diez días pedida a partir de este 18 de junio para seguir negociando, aunque en términos generales Mendoza sigue en firme en su intención de no aplicar una quita de capital, pero sí pagar su deuda a más largo plazo (el vencimiento de 2024 patearlo para 2029) y a una menor tasa (del 8% al 4% anual). “Seguimos negociando con los acreedores, pero hoy esta es la oferta que tenemos”, expresó el titular de la cartera económica horas antes del default.

Para llegar a un acuerdo, se necesita al menos del 75% de aceptación de los acreedores para lograr imponer la nueva modalidad de pago a lo que no ingresen, aunque también existe la alternativa de que con el 51% de acuerdo se termine procediendo a un canje, a la emisión de un nuevo bono y que los que no acepten vayan a juicio. Suarez apuesta a cerrar en la primera instancia para no dejar problemas pendientes a futuro.

En las escasas tres semanas que lleva la negociación, el gobierno se encontró con una fuerte atomización de bonistas dispersos alrededor de todo el mundo que está dificultando la alternativa de un arreglo. Sin embargo la discusión ya tiene un escenario claro: Nieri expuso que la crisis del Covid 19 desplomó los ingresos a un nivel de los $10.000 millones en los últimos tres meses y además proyectó una dificultad muy grande de la Argentina para poder retomar una senda de crecimiento de su economía durante los próximos tres años, al menos.

Los bonistas que se mostraron permeables a un acuerdo, manifestaron su comprensión a la situación generada por el coronavirus, pero no aceptan el pronóstico de los problemas económicos a futuro del país. Es decir, acceden a que la provincia reformule los pagos de corto plazo, pero pretenden que no se modifiquen el resto de los vencimientos que operarán más extendidos en el tiempo.

Para Hacienda, que le digan que no a este último punto es vital. Hasta el año 2022 los pagos por los intereses del bono son de U$S 50 millones anuales, pero dentro de dos años se registrarán vencimientos de capital por U$S 166 millones (más el pago de los intereses correspondientes) que se harán imposibles de afrontar si, como se calcula asimismo, obtener financiamiento en dólares para poder hacer el roll over de esa deuda será difícil.

Independientemente del nuevo plazo pedido de diez días para seguir negociando, las proyecciones en Casa de Gobierno hablan de que el proceso será largo y que un acuerdo, en caso de que llegue, no se produciría hasta dentro de un mes.

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