Editorial

Mendoza, por el camino equivocado con Portezuelo

La obra Portezuelo del Viento es el principal proyecto de desarrollo para el futuro inmediato. Es una posibilidad para mejorar, pero la obra debe ejecutarse con los criterios previstos originalmente. Mendoza equivoca el camino porque todo tiende a que los trabajos estén concentrados en pocas manos.

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MDZ Política miércoles, 29 de abril de 2020 · 08:46 hs
Mendoza, por el camino equivocado con Portezuelo

La pandemia del Covid-19 no solo ha provocado un tsunami sanitario en el mundo, sino que va camino a desplomar la economía mundial a un estado que no tiene antecedentes en la contemporaneidad. Mendoza estaba sufriendo la crisis de la Argentina y como consecuencia del coronavirus entra en un presente de extrema fragilidad económica y financiera, reconocida por el Gobernador y el ministro de Hacienda.

El futuro se ve comprometido también porque el turismo, principal actividad económica, presenta incertidumbres graves en cuanto a su recuperación. Hasta que se consiga una vacuna el virus estará entre nosotros y va a limitar sobremanera el traslado masivo de personas.

El derrumbe del precio del petróleo también nos afecta. Esa industria tiene en Mendoza toda la cadena de valor y también arrastraba problemas. Aún cuando pueda recuperar aunque sea parte de su precio, estará por debajo del que tenía y en el límite de la rentabilidad para las inversiones. Mendoza le dijo que no a la actividad minera, otra de las industrias que podría haber traído desarrollo y dinámica económica.

Frente a este panorama sombrío hay una perspectiva positiva, estimulante y esperanzadora.

La provincia tiene para el futuro una gran posibilidad en la construcción del dique Portezuelo del Viento. Es una obra que tiene financiamiento asegurado que proviene del resarcimiento a Mendoza por el daño que produjo la promoción industrial de las provincias vecinas. Ese daño fue principalmente a la actividad productiva.

Fuente de provisión de mano de obra e insumos variados por un largo periodo de tiempo, los pasos previos y el trabajo constructivo van a ser de máximo valor para nuestra alicaída economía.

Pero el Gobierno de Mendoza ha comenzado el camino de forma errada y susceptible de cuestionamientos en cuanto a su transparencia. Esto es así porque en vez de conseguir la mayor cantidad y calidad de oferentes, está direccionando el proceso hacia una opción concentrada, poco clara y que puede resultar mucho más costosa en términos de erogación de dinero.

A modo de ejemplo podemos mencionar lo que sucedió en la vecina provincia de San Juan con el proyecto del dique El Tambolar. En los finales del gobierno de José Luis Gioja y mediante el sistema de contratación directa se presupuestó la obra en la importante cifra de mil cien millones de dólares aproximadamente. Algo similar había ocurrido con dos construcciones anteriores de obras similares, que llevaron adelante sólo dos empresas, Techint y Panedile.

Con el arribo del gobierno de Mauricio Macri se cambió en 180 grados la visión del proyecto. Se abrió el mismo a una licitación más amplia y se fijó un precio base de 770.000.000 dólares. Un ahorro de casi 400.000.000 de dólares.

En la puja licitatoria donde participaron varias empresas, dos de ellas hicieron la mejor oferta económica, cumpliendo con todos los otros requisitos, en una cifra de alrededor de 550.000.000 de dólares. Como la diferencia entre ambas era inferior al 2%, se llamó a mejora de oferta. El precio final fue de 470.000.000 de esa moneda. El ahorro fue enorme: 630.000.000 de dólares.

Mendoza en sus inicios tuvo un objetivo básico con la licitación de Portezuelo del Viento. Competencia y concurrencia de muchas empresas y privilegiar el trabajo mendocino. Objetivo loable que debe ser implementado con máxima precisión y sin que dé lugar a objeciones o suspicacias.

Y no es el camino que se está transitando.

La obra tiene un presupuesto oficial de 880 millones de dólares y la Provincia tendrá 1.023 millones de dólares disponibles. Además del dique, debe construirse un pueblo nuevo, dos rutas, una línea eléctrica y una cantidad de obras complementarias que prometen una dinámica pocas veces vista para Mendoza y en especial para el castigado Sur.

Con cambios varios en las condiciones de los pliegos, no transparentes y con la colocación de IMPSA (empresa que ya no es de propiedad mendocina sino de bancos) como empresa clave y con privilegios como constructora de las turbinas, se cambia en los hechos el objetivo de concurrencia amplia y variada en la licitación. La consecuencia directa puede ser que la UTE en la que vaya como cabeza IMPSA tenga privilegios y pueda ser la la única oferente, lo que podría significar en un costo mayor de la obra para todos los mendocinos.

Hay hechos concurrentes que convalidan que el camino elegido es inapropiado. Para obras semejantes en cualquier parte del mundo el costo de las turbinas oscila entre el 10 y 20% del valor total. Por ello nunca las empresas alemanas, rusas o chinas, las mayores proveedoras mundiales de turbinas en licitaciones de este tipo, resultan ser las empresas líderes o cabeza de los diferentes consorcios oferentes. Son determinantes las compañías que llevan adelante las obras civiles.

Es más, en El Tambolar, IMPSA no termina de ser adjudicada para la provisión de turbinas, por su debilidad estructural financiera y económica.

MDZ constató la molestia de numerosas empresas mendocinas por el estado de esta situación y también porque muchas de ellas verían limitada su participación de subcontratistas a la exclusiva voluntad de la UTE en la que participé IMPSA. No se trata de limitar la participación de esta empresa, cuyo origen fue 100% mendocino y que sigue teniendo su sede en nuestra provincia. Sino de darle la participación segura, pero dentro de reglas amplias participativas, que aseguren una concurrencia amplia, con mayor cantidad de empresas mendocinas con capacidad calificable y que nos acerquen a una gran obra hidráulica de la mejor calidad constructiva y al mejor precio competitivo.

El Gobierno provincial está a tiempo de torcer el rumbo erróneo que está transitando. Los testigos del mejor Portezuelo del Viento posible son los millones de mendocinos beneficiarios de esta gran y única obra pública presente.

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