Análisis

Mendoza huele feo: postales de la decadencia que nos rodea

Mientras la política peleaba por cotos de poder, la "mierda" brotaba de las calles; literalmente. Cómo impactará el descongelamiento de las tarifas y las relaciones de poder. Se avecina una Vendimia con Mendoza fragmentada como pocas veces.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 23 de febrero de 2020 · 10:06 hs
Mendoza huele feo: postales de la decadencia que nos rodea
Foto: ALF PONCE / MDZ

Las sonrisas de algunos peronistas luego de bochar el plan de gestión del Gobierno (el presupuesto completo), las chicanas de los radicales que destilan bronca y tapan sus propias carencias. Todo en una burbuja política cada vez más alejada de lo que pasa afuera de esa cajita de cristal que es la política mendocina.

Las escenas de la dirigencia local son lamentables. En una provincia en decadencia, las señales ya exceden las metáforas: Mendoza huele feo. Habría que usar eufemismos para evitar el mal gusto. Pero lo dice la gente: huele a mierda. Literalmente.

Si podía ser una figura retórica, acá no. Las calles del Gran Mendoza desbordan líquidos cloacales y comienzan a generar un problema ambiental y sanitario. Las mismas calles parecen un campo minado con esos desbordes fétidos. El gobernador Rodolfo Suarez puede zafar argumentativamente: el pedido de endeudamiento que le rechazaron tenía como objetivo, según su promesa, renovar el 70% de los colectores cloacales que hoy están obsoletos. Tienen 50 años o más. Y hace 20 que son obsoletos, como la principal planta de potabilización de agua (Alto Godoy). En plena Vendimia, los turistas podrán ver Mendoza como es hoy: tiene sus acequiar “heredadas de Huarpes e Incas”. Pero por ellas circulan aguas servidas. Signo de la decadencia.  

Las ironías de la política mendocina: no aprobaron un endeudamiento a largo plazo para obras, pero sí un aumento extra de tarifas para que los usuarios de ese servicio que presta de manera escandalosamente mala Aguas Mendocinas sea más caro. Sí, el agua y el saneamiento ya subió 100%. Pero los usuarios deberán pagar un 20% más para financiar un plan de obras. Más bronca generaría si se conocieran los gastos que esa empresa tiene en salarios de dirigentes políticos y contratos que podrían achicarse. “Ese mecanismo es lo que fundió a la empresa cuando era privada y mucho más ahora”, explica un ex funcionario de Aguas Mendocinas. Es de diván: en una década la empresa estatal no logró mejorar en nada el servicio, por el contrario se deterioró más. Pero ha sido la empresa que, en porcentaje, más aumentos tuvo a costa de los usuarios en todo el país.

Descongelados

El agua fue el único servicio cuya tarifa no fue congelada por la situación de crisis que tiene. No se terminó de aclarar que los aumentos autorizados se diluyen en gran parte en gastos corrientes. Pero también comenzaron a aparecer las señales de lo que será el derretimiento de las tarifas de los otros servicios y también las tensiones políticas que hay en el medio por eso.

El miércoles no solo empiezan las clases. También se hará la audiencia pública para trasparentar el aumento del servicio eléctrico. En realidad el “aumento que debería ser”, pues no se aplicará de inmediato. Sí, podría ejecutarse luego de mitad de año. Es decir, el Estado sigue los procesos ordinarios para determinar cuál debería ser la tarifa según la inflación. Pero no se trasladará a los usuarios aún. Sin embargo sí será un reconocimiento para las empresas distribuidoras que luego habrá que ver cómo lo administra Suarez.

La Nación también anunció que las tarifas se descongelan luego de mitad de año y por eso podría subir por partida doble; es decir por el VAD, que es lo que decide la provincia, y por el costo de generación y transporte que es lo que decide la Nación.

Las negociaciones no son ajenas a tensiones políticas, sobre todo con Edemsa, la principal distribuidora eléctrica de Mendoza. El ex gobernador Alfredo Cornejo “puso en caja” la relación con esa firma, pero no avanzó hasta el final. Aunque tenían elementos para quitar la concesión y hasta iniciar una causa judicial por desvío de fondos (malversación), eligió el camino del perdón por temor a que la empresa recurra al CIADI. Crearon una comisión, otra mejor dicho, y se comprometieron a mejorar. Claro que el contexto cambió: el Estado volvió a congelar tarifas “dándole derechos para reclamar a Edemsa”, hubo un cambio político a nivel nacional que favorece el lobby de esa empresa con las autoridades (Daniel Vila es íntimo de Sergio Massa y José Luis Manzano tiene vivos todos sus contactos en el kirchnerismo gobernante) y, aseguran, la relación fría entre los accionistas y el Gobierno provincial se “descongeló”. En ese tipo de negocios no solo el dinero constante y sonante vale. Los “derechos adquiridos” y las relaciones políticas tienen tanto o más valor. Ya ocurrió con la misma distribuidora y también con las empresas petroleras que administran esos accionistas.

El servicio más sensible a los aumentos es el transporte y también es al que más atención y recursos volcó Suarez. La decisión de no aumentar el precio del boleto y sostenerlo en 18 pesos tiene respaldo financiero con el subsidio provincial y los 180 millones de pesos mensuales que la Nación ha comprometido hasta abril. Ese mes debería renovarse el convenio, aunque las relaciones políticas con la Nación están resentidas tras la crisis del Presupuesto. Suarez habló con funcionarios nacionales y no hubo acuerdo: por orden de Casa Rosada y con unanimidad forzada en Mendoza, le bajaron el pulgar al Presupuesto en el primer año de gestión; algo inédito.

Sin posibilidad de endeudarse, con una economía que no va a generar riqueza y con números apretados, el Gobierno tendrá que tener mucha habilidad política y financiera para mantener el esquema que tiene hoy. Mientras, las empresas de transporte sí cobran con aumento y deberían haber recibido más rigor en los controles, pues comenzó la segunda etapa de la concesión en la que, según el plan, tienen que ser evaluados por eficiencia y calidad del servicio.

Fragmentados

La Vendimia está a la vista y, aunque no es más que una fiesta popular, sirve como punto de inflexión para analizar lo que pasa. Pues será una Vendimia que mostrará a Mendoza fragmentada como pocas veces.

 

Desde los empresarios del sector que mostraron su fractura, hasta la política que lo logra ponerse de acuerdo en algunos puntos básicos para sacar a la provincia de la decadencia. Todos desunidos, soberbios y pedantes. Los que pelean por el agua, los que pelean por la producción, los que pelean por un cargo, los que pelean por sí mismo, los que pelean por la vida, los que pelean por los derechos. Una sociedad no se construye con parcelas inconexas, sino con acuerdos donde todos puedan ceder, para que gane el bien común. Difícil en esta Mendoza que huele mal.

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