Sobre los intendentes del PJ

Para el gobierno, una fuerte presión de la Casa Rosada frenó el endeudamiento

El gobierno de Suarez entiende que un embate de la Nación sobre los intendentes del PJ fue el factor que les provocó la derrota del endeudamiento en Diputados. Las consecuencias del rechazo en la Legislatura para conseguir financiamiento podría desembocar en un ajuste en el Estado.

Marcelo Arce
Marcelo Arce jueves, 20 de febrero de 2020 · 14:52 hs
Para el gobierno, una fuerte presión de la Casa Rosada frenó el endeudamiento

Algunas claves pueden ayudar a entender el encontronazo político tan fuerte que el gobierno de Rodolfo Suarez tuvo con el peronismo entre la tarde del martes y la madrugada del miércoles, que derivó en un fracaso del oficialismo en su intento de conseguir autorización legislativa para endeudarse y poder refinanciar deuda y hacer obra pública en 2020.

La primera de ellas es intentar descifrar el juego de los intendentes del PJ. Ya desde algunos días antes de la sesión en Diputados, el trío conformado por Matías Stevanatto, Roberto Righi y Emir Félix, le habían confirmado al gobierno su decisión de respaldar el proyecto presentado por el Ejecutivo.

¿Por qué, en la noche de la votación, los diputados peronistas de Maipú, Lavalle y San Rafael terminaron votando en contra? Algunas certezas y otras especulaciones.

Está visto que Stevanatto, Righi y Félix se movieron con astucia durante toda la discusión previa: le confirmaban al gobierno, por un lado, su respaldo y lo negaban puertas adentro del peronismo, por el otro.

Nunca fijaron posición en público sobre el tema, pendientes de que podría terminar pasando lo que pasó. Es decir, asumir un compromiso ante el gobernador, pendientes de que al final podrían no llegar a cumplirlo.

El cambio surgió por una presión de origen: la Casa Rosada. Y aquí las versiones son dos. El peronismo, que desde un principio se opuso a la toma de deuda, sostiene que los intendentes retrocedieron cuando confirmaron por parte del gobierno nacional la posición, que no aplica solo para Mendoza, de que las provincias no asuman compromisos en dólares hasta tanto no se resuelva la negociación con el FMI.

Pero funcionarios clave de Suarez agitaron que, en realidad, lo que hubo fue un apriete más contundente. Sostienen que existió un planteo concreto desde la Nación para que el gobernador mendocino respalde el nombramiento de Daniel Rafecas como Procurador (el jefe de los fiscales) cuyo pliego está sujeto a aprobación del Congreso. Es difuso cuál sería el peso de Suarez en esta discusión nacional que está siendo debatida internamente en Juntos por el Cambio.

Aquí es donde desde el Gobierno sueltan una frase que le atribuyen a los intendentes que les terminaron dando la espalda.

“Nos dijeron que, sin Rafecas, no hay presupuesto”, fue el mensaje que dicen que transmitieron a su vez los jefes comunales.

El krichnerismo mendocino gozó este jueves de una victoria política porque fue quien desde un primer momento cerró las puertas al endeudamiento. No hay dudas de que, para la vida interna del PJ local, Anabel Fernández Sagasti tiene la llave de ingreso, como en otras épocas, a muchos despachos de la Casa Rosada. Y no solo por su vínculo personal con Cristina Kirchner. Sino que además, en este último tiempo, por su llegada a Alberto Fernández.

Se verá cual será el resultado de ese triunfo porque, por ahora, no le sirvió para la unidad del partido y, mucho menos, para que la senadora se convierta en líder partidaria.

La victoria de hoy seguramente será pírrica: el PJ evitó un nuevo endeudamiento de la provincia, pero lo hizo apostando al fracaso del gobierno y dejó detrás de sí, entre otras consecuencias, a los municipios de su propio color partidario sin plata para hacer obras.

Suarez, por su parte, mostró signos de victimización. Una parte de esa actitud tiene sentido: está pagando viejas facturas que el peronismo siempre le quiso pasar a Alfredo Cornejo y no pudo.

Pero en la madrugada del jueves tuvo una actitud incompresible desde lo político. Mandó a sus legisladores a votar el Presupuesto para sostener su proyecto original, cuando estaba abierta una vía de negociación para conseguir, al menos, autorización para poder endeudarse en pesos.

La negativa del PJ a los préstamos en dólares seguía, pero había acuerdo para respaldar deuda por $6000 millones.

El nudo del problema para el Gobierno está no solo en la deuda que no podrá tomar en dólares para obra pública, sino que fundamentalmente en el financiamiento que tampoco podrá tomar en pesos- como había pedido a la Legislatura- para reperfilar vencimientos de deuda este año.

Son $6.500 millones que ahora deberán salir de los recursos del Presupuesto, aunque aquí puede haber un alivio importante.

Sí o sí, Hacienda deberá hacer frente a pagos por $2000 millones a los que no les podrá aplicar el roll-over. Aquí están comprendidas deudas con organismos multilaterales de crédito, fundamentalmente.

Pero el grueso de la deuda, unos $3.500 millones con el Banco Nación y otros $1.200 millones con Anses, están dentro de un cronograma de renegociación con el gobierno nacional.

Sin embargo, el hecho de que finalmente se puedan reprogramar estos pagos está rodeado de incertidumbre. La negociación con el Nación está en marcha, aunque sin novedades todavía.

La deuda con ANSES forma parte de un paquete que se está hablando entre la Nación y los gobernadores en donde, primero, Alberto Fernández accedió. Pero en los últimos días le terminó bajando el pulgar a toda renegociación de este tipo con las provincias.

La actitud del gobernador luego del bochazo de Diputados se explica también por esto: sin los recursos que le negaron, se verá obligado a hacer un ajuste en su primer año de gestión.

Y mayor aún del calculado, tras haber recibido una herencia complicada producto de que Cornejo abrió el grifo del gasto público durante su último año.

¿Por dónde pasará el ajuste? Es difícil estimarlo todavía, pero seguramente el primer impacto se sentirá en las paritarias y atravesará después a todo el espinel del Estado. Desde la lucha antigranizo, pasando por el precio del boleto y bajará el financiamiento público para sostener el precio del vino, entre otras consecuencias.

Cómo quedará afectada la obra pública, es un capítulo aparte. El ministro de Hacienda, Lisandro Nieri, habló este martes de una “destrucción del empleo”, como consecuencia del rechazo a aprobar más de U$S 200 millones para hacer obras. “El palo en la rueda es fenomenal”, se quejaron en Casa de Gobierno.