Elecciones

"Ganemos tiempo": qué hay detrás de la idea de eliminar las elecciones de agosto del 2021

El oficialismo nacional acelera en su idea de eliminar las elecciones primarias. No es por la pandemia y tampoco por los recursos. En Juntos por el Cambio se oponen, pero los gobernadores de esa fuerza no piensan lo mismo, aunque deban actuar de manera orgánica. La manipulación de las herramientas.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 6 de diciembre de 2020 · 10:14 hs
"Ganemos tiempo": qué hay detrás de la idea de eliminar las elecciones de agosto del 2021

Hay una frase que persigue a algunos dirigentes políticos que ahora están en la oposición y probablemente hasta al propio expresidente Mauricio Macri. ¿Qué hubiera pasado si en 2019 se hubieran suspendido las PASO? Difícil saberlo, pero lo que es seguro que el resultado de esas elecciones simbólicas tuvieron un impacto político dramático para la realidad del país. Las elecciones primarias en Argentina no tienen el efecto que describe la ley. No sirven para seleccionar candidatos, en general, sino para adelantar un resultado electoral. Se decide antes de votar.

En Argentina las herramientas electorales son un instrumento de sutil manipulación: se adecúan a la necesidad de quien tiene el poder de decisión. Si hace falta, se adelantan fechas. Si es necesario, se solapan elecciones. Como no conviene cambiar para mantener la corporación política, no se modifican los prehistóricos mecanismos de votación. 

La proclama de los gobernadores del oficialismo para eliminar las elecciones primarias (PASO) no tiene nada de romántico. Es un intento de ganar tiempo. Nada mejor para el Gobierno nacional que ganar tiempo para esperar algún repunte en la economía, una mejora en el humor social, algo que mejore la chances de tener una buena performance en las urnas. O, pensando peor, que haya más control sobre una población con la autoestima por el piso tras un año de crisis total.

Lo curioso es que el oficialismo nacional tiene el escenario planteado para que ocurran las primarias más competitivas desde que se creó ese mecanismo. El Frente de Todos es una alianza de partidos que no cuajan y qué mejor que una elección para dirimir esos diferendos entre "Albertistas", si es que existen, el massismo, que busca crecer de cara al 2023, y el cristinismo, que concentra el poder real. Ingenuo pensamiento: no habrá PASO, buscarán lista única armada por Cristina en la Provincia de Buenos Aires y las PASO, de mínima, buscarán que sean optativas o solo para quienes no tienen lista única. El temor de Alberto Fernández y el oficialismo es tener un cachetazo antes de tiempo; en agosto del año que viene. A Cristina le ocurrió en 2009 (en las elecciones de medio término y sin primarias), año en el que incluso adelantó las elecciones y perdió. Pero Alberto no es Cristina en términos de solidez política. 

La reforma electoral en la que se instrumentaron las PASO tuvo algunos aspectos positivos. Entre otras cosas permitió el acceso a difusión de propuestas de partidos chicos que llegaron a tener representación legislativa. Pero las primarias obligatorias tuvieron un efecto distinto. Se convirtieron en una encuesta obligatoria sin poder de elección per con influencia. Los partidos políticos no promueven la competencia interna y, en cambio, se ponderan aún los acuerdos de cúpulas. El caso más emblemático de vaciamiento de sentido de las PASO ocurrió con la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Cuando se postuló como candidata a senadora apareció una lista para competir. Pero no quiso participar: fue candidata por otro partido, Unidad Ciudadana, y ninguneó el instrumento que ella había creado. Allí hubo otra clave: la caja política. Cristina manejaba los recursos y se los llevó afuera del PJ. Para hacer política, hace falta caja. Y quien maneja la caja, maneja todo. 

La oposición, con reflejos obvios, ahora lo cuestiona. Pero es una negativa forzada: saben que es una maniobra audaz porque la PASO tienen mala fama. La mayoría de la población está en contra de votar en primarias en las que no se define nada. Entienden que es un instrumento ya bandalizado. Incluso en tiempos de bronca contra la política, es leído como un gasto innecesario. El propio gobernador de Mendoza Rodolfo Suarez, incluso, analizaba suspenderlas.

Ahora el bloque de Juntos por el Cambio se opone y no le quedará otra que acompañar. Sin embargo hay resquicios para que se adhiera de manera menos culposa. En el radicalismo de Mendoza se imaginan una elección cómoda en 2021. Y pensando en términos netamente mercantilistas piensan en "ganarle la mayor cantidad de veces posibles" al peronismo. Pero no es tan sencillo. 

El plan de Rodolfo Suarez

El plan original era que el año que viene se votara por todo: cargos electivos, reforma de la Constitución y, por las dudas, también por convencionales constituyentes. Rodolfo Suarez buscaba ganar tiempo para llegar con una Carta Magna nueva al 2023. El panorama se está embarrando tanto que será necesario un instructivo especial para entender lo que va a pasar. Incluso el Gobernador va a estar en una encrucijada: o ser orgánico y no suspender la PASO como piden en Juntos por el Cambio, o suspenderlas para ahorrar, como él cree que debe ser. De hecho la reforma política que impulsa y será eje de la campaña el año que viene hace foco en el recorte de los gastos en la política. 

En 2017 se modificó la ya modificada y trunca ley electoral provincial. El principal cambio fue poner fecha fija a las elecciones provinciales. Las primarias provinciales son, siempre, el segundo domingo de junio y las generales el último domingo  septiembre. Claro, con la posibilidad de adherir al calendario nacional (según conveniencia del Gobernador) y así que se vote de manera conjunta en agosto y octubre

Claro, la ley electoral de Mendoza es la más vulnerada de todas. Ocurrió con la sancionada en 2002 (que era mala y nunca a se cumplió). Y con la de 2013, que tampoco se instrumentó. Tanto, que en vez de mejorar los controles, se eliminaron (nunca se le otorgó recursos a quienes deben controlar). El colmo es el instrumento electoral. Se decidió poner voto electrónico, pero no se implementó. Pero en 2017 se incluyó como alternativa posible la boleta única, pero ese artículo pasa desapercibido. 

El foco de la población va a estar en otro lado: cómo sobrevivir con una crisis económica y social con pocos precedentes. Pero la dirigencia elabora su plan para construir poder aún en medio de ese escenario. 

 

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