Análisis

El dato que complica las aspiraciones electorales de Anabel Fernández Sagasti

La senadora nacional es presidenta del Partido Justicialista y debe renovar su banca en la Cámara Alta. Sueña con ser gobernadora y es la líder de la oposición en Mendoza. Sin embargo sus planes no parecen sencillos.

Mariano Bustos
Mariano Bustos viernes, 25 de diciembre de 2020 · 11:50 hs
El dato que complica las aspiraciones electorales de Anabel Fernández Sagasti
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Con paciencia y determinación, la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti ha sabido construir poder dentro en el Partido Justicialista. Siempre bajo el ala protectora de Cristina Kirchner, a lo largo de los años demostró que era mucho más que una joven diputada nacional y el año pasado logró vencer en las PASO al peronismo tradicional. Pero perdió en las urnas con Rodolfo Suarez y aunque siga construyendo para llegar a sentarse en el sillón de San Martín, hay un dato que le augura un pronóstico al menos complicado.

La líder de La Cámpora tiene contacto directo con la vicepresidenta y también con el presidente Alberto Fernández. Este año su figura fue fundamental no solo para conseguir cargos nacionales a peronistas mendocinos, sino para llevar adelante negociaciones claves y oficiar de vocera de Cristina Kirchner en más de una ocasión.

En el plano local, supo dar las batallas necesarias y de a poco La Cámpora fue creciendo en los espacios de poder. En 2017 el espacio logró un gran resultado en las PASO que le permitió ingresar varios legisladores y concejales en las listas, mientras que en el 2019 finalmente dieron el batacazo y Fernández Sagasti derrotó a Alejandro Bermejo en la carrera por la candidatura a la gobernación. Incluso, consiguió que dos personas de su entorno se quedaran con las intendencias de La Paz (Fernando Ubieta) y Santa Rosa (Flor Destéfanis).

Pero todo el trabajo que viene realizando -con la colaboración en la sombras de su asesor Carlos Ciurca- de poco servirá si no logran superar el obstáculo que les marca un techo. Sucede que en Mendoza, el kirchnerismo no es bien visto. Tal es así que según una consultora nacional Mendoza es la provincia del país en la que menos imagen positiva tiene Cristina Kirchner. En estas tierras la vicepresidenta tiene un rechazo del 75,3% y solo un 22,9% de imagen positiva.

La figura de Fernández Sagasti está estrechamente vinculada a la de Cristina y eso complica sus aspiraciones de poder convertirse en gobernadora. Pero por si eso fuese poco, la misma encuesta de CB Consultora agrega que la imagen positiva más baja del país de Alberto Fernández y Sergio Massa también se registra en Mendoza.

Probablemente a Fernández Sagasti no le cueste renovar su banca en el Senado -todo indica que será candidata- ya que aún perdiendo las elecciones tiene altas chances de ingresar. Más allá de que se han anotado terceras fuerzas en la contienda, es difícil que algún espacio le quite al PJ el lugar de principal partido de la oposición en Mendoza

Pero de cara al 2023 Fernández Sagasti si tendría un gran problema por delante. Quizás el mismo que tenía Cristina Kirchner en el año pasado y que lo resolvió de forma inteligente eligiendo a Alberto Fernández como candidato presidencial y ella como compañera de fórmula.

Cristina sabía que su techo en intención de voto apenas superaba el 30% y que no le alcanzaría para derrotar a Mauricio Macri en las urnas. La salida que encontró fue conformar un frente con el peronismo que durante años la había denostado y así, todos juntos, consiguieron el triunfo.

Si bien en Mendoza Anabel Fernández Sagasti también ha logrado la unidad del peronismo y así consiguió llegar a la presidencia del partido, su problema viene por la asociación que se hace entre ella y Cristina Kirchner. Cada vez se muestran más cercanas e incluso se la vio llegar junto a la vicepresidenta al funeral de Diego Armando Maradona. Esto le otorga poder de fuego a Anabel en el plano político, pero la perjudica en el plano electoral.

Todavía falta para el año 2023 y aún pueden pasar muchas cosas que alteren el escenario político. Pero si la película actual persiste, inevitablemente la joven senadora tendrá que encontrar la forma de despegarse de la imagen su mentora.

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