Editorial

Vacuna: impericia e improvisación que pone en riesgo la salud

Los mensaje erráticos, los anuncios fallidos y la falta de gestión desnuda las carencias de gestión que tiene el Gobierno nacional. El problema es que el acceso a la vacuna se demora.

MDZ Política
MDZ Política viernes, 18 de diciembre de 2020 · 06:39 hs
Vacuna: impericia e improvisación que pone en riesgo la salud
Foto: EFE

"Voy a ser el primero en ponerme la vacuna", dijo, con la seguridad de quien vende un producto, el presidente Alberto Fernández al mencionar la compra de dosis de la Sputnik V, la vacuna rusa. Pues no podrá ser, porque no está aprobada para personas mayores de 60 años y Fernández tiene 61. El problema no es que el Presidente no se vacune, sino que probablemente ya sabía que ni él ni el 15% de la población que compone el grupo de mayor riesgo por el coronavirus podría inmunizarse porque Rusia no lo recomienda aún. Nuevamente el problema es la mentira, la impericia en la gestión y la improvisación. La vacuna podría ser habilitada en las próximas semanas, pero el daño está hecho. 

El desarrollo de las vacunas para prevenir la enfermedad covid-19 va a quedar registrado en la historia por la velocidad y la sinergia de trabajo. Además de la exigencia científica hay un intangible trascendente: generar la confianza suficiente para que la población acceda a vacunarse sin dudas y derrotar al virus. Para eso, por ejemplo, se difundieron con celeridad los porcentajes de éxito de cada una. Pues en Argentina el Gobierno y su errática política generan todo lo contrario: retacean información, difunden mensajes contradictorios y hacen anuncios osados que ni en los países desarrollados se animaron.

Alberto Fernández había intentado festejar un éxito a futuro, como quien saca pecho por una victoria ajena. A principio de noviembre osó prometer que en diciembre comenzaría el plan de vacunación en Argentina. Primero en anunciarlo en todo el mundo. Primero en incumplirlo. La vacuna rusa era la punta de lanza, pero no la única. "Podríamos llegar a vacunar a 750.000 personas con la vacuna de Pfizer que en diciembre podría llegar a estar en Argentina y podríamos a partir de marzo contar con la vacuna de AstraZeneca y Oxford", anunció Fernández.

La pandemia exige pericia política y calma discursiva. El Presidente invirtió las cosas: tuvo incontinencia, y demuestra impericia. A la carrera por hacer la vacuna le siguió la pelea por el acceso. Una ingeniaría política que incluye relaciones internacionales, gestión, vínculos comerciales y un plan logístico enorme. Así como de manera avara hay países que compraron vacunas para inmunizar "tres veces su población", otros comienzan a quedar más relegados. Pero no solo se trata de una desigual carrera entre "países desarrollados y periféricos". Nuevamente es la gestión. 

El colmo es lo ocurrido con la vacuna producida por el laboratorio Pfizer. Argentina fue el país donde se realizó el ensayo clínico más importante, con mayor cantidad de voluntarios. El prestigioso investigador Fernando Polack (de la Fundación Infant y con contactos y trabajos de primer nivel)  lo lideró en el Hospital Militar. El estudio se hizo con 44 mil voluntarios en todo el mundo e incluyó 128 sitios de vacunación. En Argentina se incluyó a 5700 voluntarios. El resultado fue extraordinario: 97% de eficacia. El propio Polack comunicaba el éxito la semana pasada. Pero la gestión falló y no hubo acuerdo con el Gobierno para que la vacuna que tiene aprobación de emergencia en Estados Unidos, el Reino Unido y otros países pueda aplicarse en el país. Sí, en cambio, se hará en Chile. 

Las idas y vueltas con la vacuna denotan desorientación, justo en un momento en que se requiere templanza y dar certezas. El viaje para buscar la Sputnik intentó construirse como un hecho épico, pero en realidad desnuda carencias: a falta de logística se adaptó un avión destinado a vuelos comerciales. Y se traerán 300 mil dosis, un número testimonial e insignificante: la población de riesgo por grupo etario es del 15% de la población total del país, a lo que hay que sumarle todo el personal de salud, de las fuerzas de seguridad y personas de menos de 60 años bajo riesgo. Antes de aplicarla la ANMAT debe aprobarla. 

La impericia en la gestión pone en mayor riesgo la salud porque el acceso a la vacuna se demora. Más teniendo en cuenta que la cantidad de contagios no baja como se esperaba.

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