Guillermo Pereyra, un todo terreno cuya muerte conmovió a la política
Además de jefe histórico del CEC, fue diputado nacional y provincial. Estuvo en el kirchnerismo, pasó por el massismo y terminó en Cambia Mendoza. Decía que quería dedicarse solo a la conducción del hotel en el que se hospedaron Perón y Evita, pero no había dejado ninguna actividad. Hasta que chocó.
La muerte de Guillermo Pereyra (67 años) dejó mudos a muchos dirigentes de la clase política mendocina. Varios habían hablado con él en los últimos días, incluso hoy, por teléfono, ya que seguía muy activo y en contacto con todo el mundo. Era muy querido, incluso por algunos adversarios.
Estaba más que nada volcado a la administración del Hotel Uspallata, que preparaba justamente un evento de reapertura del restorán. Pero mantenía un pie en la política, de la que no se había retirado tampoco.
Tanto que el jueves pasado, hace menos de una semana, compartió con el diputado Jorge Difonso un zoom en el que el protagonista había sido el economista Martín Redrado.
"Tenía sus modos, pero era muy correcto", lo alabó el sancarlino Difonso, muy conmovido por la noticia de su muerte. Difonso mandó esta foto de arriba, que tiene un par de años. Pereyra tuvo peleas en política, pero no era de los que se ganaban enemigos.
Con Pereyra, Difonso armó años atrás el Frente Renovador en Mendoza. Los dos militaron junto a Sergio Massa, cuando Massa era "la ancha avenida del medio". Pero quebraron ambos cuando el tigrense se incorporó al kirchnerismo.
Fue además de todo lo anterior, el conductor histórico del Centro Empleados de Comercio (CEC). De origen peronista, llegó incluso a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación. Estuvo en el kirchnerismo, pero su tránsito posterior por el massismo lo terminó llevando a Cambia Mendoza antes de las elecciones de 2015.
Fue diputado provincial del frente cornejista, con sus diferencias. La mayor fue su rechazo al ítem aula. Tanto se diferenció que amagó con irse, pero volvió a la coalición el año pasado, esta vez, de la mano de Rodolfo Suarez, y dejó en una banca de la Legislatura a alguien que siempre estuvo muy ligado a él: José María Videla.
Decía que no tenía ganas de seguir en política y que quería dedicarse enteramente al Hotel de Uspallata, un viejo y bello hotel gremial de alta montaña, donde estuvieron alojados el propio general Juan Domingo Perón y Eva. Lo había remodelado recientemente y el fin de semana iba a hacer una actividad social porque reabría el restorán, con carta nueva y protocolos adecuados a la situación de pandemia. Venía precisamente de Uspallata cuando tuvo el accidente en Ruta 7.
Pero a la par, Pereyra seguía ligado a la actividad política y la gremial también, como miembro de la Federación de Empleados de Comercio. No había dejado nada y estaba conectado con todos, hasta que chocó y perdió la vida.