Tras la crisis por la 7722

"Nos necesita", la frase que retumba en Casa de Gobierno

La crisis generada por la 7722 abrió grietas en los partidos políticos. El Gobernador necesitará del apoyo opositor, pero se desconfían mutuamente.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 29 de diciembre de 2019 · 10:22 hs
"Nos necesita", la frase que retumba en Casa de Gobierno
Suarez con los intendentes Los intendente propios y opositores recalculan políticamente tras la crisis por la 7722. Foto: Gobierno de Mendoza

“Nos necesita”. Esa frase retumba aún. La dicen algunos intendentes y dirigentes de la oposición que, más allá de la ambición particular, creen que Mendoza y el Gobierno quedó en una situación sensible tras la crisis autogenerada por Rodolfo Suarez  tras la modificación apurada de la ley 7722 y sus consecuencias sociales.

Pero la frase también se refiere a lo que ocurrirá en el futuro inmediato. Explican que parte de la resignación de Suarez para bajar la ley que él propuso y el PJ aprobó, tiene que ver con un intento de recomienzo y también con la necesidad de no quemar todas la naves porque se vienen tiempos duros en los que va a requerir el respaldo de una dirigencia política que ya mostró grietas en todos lados. El "nos necesita" también puede sonar a elemento de presión extra para el propio Gobernador. 

A solo 20 días de asumir, Suarez tuvo un conflicto social y político impensado y fuera de radar. En ese contexto, lo que viene (que sí estaba en los planes) se puede complejizar. “La situación de la provincia es más grave de lo que se cree y el Gobernador nos va a necesitar. Eso se va a ver en las próximas semanas”, decía un intendente al salir de Casa de Gobierno el viernes pasado.

El tratamiento del presupuesto, el pedido de deuda, las paritarias sin cláusula gatillo y varios etcéteras más no son el tipo de medidas que sirvan para cambiar favorablemente la agenda y retomar la iniciativa política. Pero son temas ineludibles en los que Suarez necesitará apoyo político.

El Gobierno además tiene en análisis la relación con otras instituciones. La Iglesia es una de ellas. Si con Cornejo el vínculo era neutro y malo por momentos, ahora es peor. Es que el Arzobispado tomó un protagonismo importante en la pelea contra la ley impulsada por Suarez y trajo hasta a la iglesia nacional para oponerse. El arzobispo Daniel Colombo es un militante antiminero desde hace tiempo (en La Rioja tenía la misma opinión), pero el tema le sirvió además a la Iglesia para volver a levantar el perfil tras la crisis por los casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes en Mendoza y que le generaron un descrédito enorme a esa institución. También deberá rehacer las relaciones con las organizaciones sociales que, incluso, hasta llegaron a ser parte del gobierno cuando asumió Cornejo y que ahora son "enemigos".

Las grietas

En el oficialismo hay tensiones inesperadas por la actitud de algunos dirigentes, como el intendente Daniel Orozco que festejó la derrota de Suarez, y también reproches al propio Suarez por haber decidido poner el freno de mano sin avisar y dejando pasar de largo a quienes habían sido orgánicos: apoyaron sin condicionamientos el impulso a la reforma 7722 aún pagando costos políticos duros. 

 

 

 

Antes de asumir, el PJ festejaba la llegada de Suarez al cargo. O mejor dicho la salida de Cornejo. Los “bienintencionados” porque el nuevo Gobernador se mostraba más propenso al diálogo. Los más ambiciosos, porque olían mayor fragilidad en su estructura política y temple personal.

Tras la reunión del viernes, donde formal e informalmente se habló de otros temas, hubo quienes apostaron a mejorar el vínculo político. Claro que no será sencillo porque los dos principales partidos están lesionados por la crisis de la 7722. Ninguno leyó lo que “decía la calle”. Mucho menos había mensurado la posibilidad de reacción de manera previa. Por eso, por ejemplo, los intendentes “nuevos” del PJ se ilusionan con un reposicionamiento tras el yerro de la primera línea de ese partido.

Suarez recalcula la relación con el peronismo, aunque necesita recobrar un vínculo. La desconfianza es total. "Se dieron vuelta y no son confiables", recriminaba un legislador radical. La falta de interlocutores representativos ya era un problema en la gestión de Cornejo y tras la crisis de la 7722 se refresca. Más con un Gobierno que también tiene en formación los liderazgos. El modelo de conducción de Suarez es distinto al de Cornejo. De una estrategia "radial" donde todas las decisiones se tomaban de manera centralizada, se pasó a uno más horizontal, pero que aún no tiene líderes consolidados. El padrinazgo que ejercía Cornejo y que le daba seguridad a muchos dirigentes ya no está.  

 

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