Las dolorosas historias detrás de las muertes de los bebés en Córdoba
Continúa esta semana el juicio por la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal. Se espera que declaren las mamás de las víctimas que fallecieron o sufrieron secuelas, entre marzo y junio de 2022.
El pasado lunes comenzó a desarrollarse en el edificio de Tribunales II, en la Capital de la provincia de Córdoba, el juicio oral y público por la muerte de cinco recién nacidos en el Hospital Materno Neonatal (Francisco, Benjamín, Ibrahim, Angeline y Melody Luz), como así también por la tentativa de homicidio de otros ochos bebés (Uma, Francesca, Luna, Isabella, Gino, Junior, Melody Eleonora, y Delfina Pilar), entre marzo y junio de 2022.
Durante la primera semana del debate, a cargo de la Cámara en lo Criminal y Correccional de 7° Nominación, declaró la principal acusada, la enfermera Brenda Agüero, imputada por "homicidio calificado por procedimiento insidioso" y "tentativa de homicidio" en los casos de las criaturas que sobrevivieron. Se declaró inocente de los cargos y culpó a los periodistas de inventarle una imagen de "asesina serial".
También lo hicieron los 11 exfuncionarios del Ministerio de Salud, directivos y personal del nosocomio donde ocurrieron los episodios, investigados por omisión de deberes de funcionario público; encubrimiento doblemente calificado por la gravedad del hecho precedente y por la calidad de funcionario público; y falsedad ideológica reiterada. Entre otros, se encuentran la exdirectora del efector Liliana Asís y el exministro de Salud de la Provincia Diego Hernán Cardozo. Todos ellos también manifiestan su inocencia.
El último testimonio se escuchó el jueves pasado. Fue el de Damaris Bustamante, mamá de Benjamín, el pequeño fallecido el 23 de abril y segundo bebé que se presume que perdió la vida por haber sido inyectado con potasio, insulina y otras sustancias en niveles incompatibles.
Cinco mamás con sus cunas vacías
El de Damaris fue un dramático relato, con detalles sobre la violencia obstétrica sufrida durante el parto, sumado a las advertencias en torno a que si su hijo moría, la culpa sería de ella; una tortura que llevó esta joven de 25 años por varios meses, hasta enterarse que el deceso había sido presuntamente producto de un homicidio.
Se espera que este lunes se escuchen en la sala de juicio relatos similares, ya que durante esta semana las audiencias se centrarán en las mamás que sufrieron la pérdida de sus bebés o cuyos hijos sobrevivieron milagrosamente a las inyecciones que les fueron suministradas y cuya principal acusada es la enfermera Agüero.

En la lista de declarantes para los próximos días se encuentran Vanessa Cáceres, Julieta Guardia, Yoselin Rojas y Brisa Molina, las otras cuatro madres que, como Damaris, perdieron a sus hijos recién nacidos horas después del parto en el hospital Materno Neonatal.
Vanessa Cáceres tenía 35 años cuando nació Francisco. Se trata del primer niño presuntamente asesinado. Su hijo falleció el 18 de marzo de ese año. Llegó por cesárea programada y pesó 3,260 kilos. Se lo llevaron a incubadora y una conocida lo filmó. Estaba rozagante y se lo iban a alcanzar cuando pasase el efecto de la anestesia, pero cuando eso ocurrió le informaron que lo habían trasladado a terapia intensiva porque tenía una arritmia. No llegó a amamantarlo siquiera. El personal médico le dijo que se produjo por un colapso posnatal.
Julieta Guardia es la mamá de Ibrahim, que nació a término en la mañana del 23 de mayo y murió ese mismo día. Fue por parto natural. Por la tarde una enfermera le pidió a su hijo para hacerle un nuevo chequeo. Cuando se lo regresó, estaba llorando. Ibrahim se fue apagando con el correr de las horas hasta morir en su cuna, donde lo encontraron "todo morado". Le dijeron que había sido por un paro cardiorespiratorio y la convencieron de no hacer la autopsia porque "lo iban a abrir todo".
Yoselin Rojas es la madre Angeline, que murió el 6 de junio. La niña nació a término con 3,6 kilos. Fue la primera sobre la que se hizo una autopsia judicial y la causa del deceso fue “colapso posneonatal debido a hiperpotasemia”. Se le detectó una "lesión punzante" en el muslo derecho y otra en el muslo izquierdo.
Brisa Molina es la mamá de Melody, nacida el 6 de junio con un pesó 3,520 kilos, aunque solo vivió 18 horas. Murió esa jornada en la que los otros cuatro bebés se descompensaron y sólo dos lograron sobrevivir.
Entre el 6 y 7 de junio se produjo el colapso en el Hospital Materno Neonatal, la situación no daba para más. Melody fue la última que falleció como consecuencia de esa seguidilla.
La denuncia
Un mes después, en julio de 2022, el marido de una médica del hospital que escuchaba de su esposa la secuencia de los fallecimientos de estos niños, se presentó en Tribunales y denunció. Se ordenaron las autopsias de las dos últimas víctimas fatales, y se detectaron cuadros de hiperpotasemia y niveles de potasio "extraordinariamente altos", que habían sido aplicados de manera exógena, es decir, inyectados. Las sospechas de que esas muertes habían sido en realidad homicidios, comenzó a tomar fuerza.
Varias de estas mamás se enteraron en agosto de ese año, por las noticias, que se había abierto una investigación penal. Cuando escucharon las fechas de los fallecimiento, pudieron constatar que sus hijos habían sido víctimas de esos pinchazos fatales.
En este juicio piden justicia por ellos y también una respuesta sobre por qué ocurrieron los hechos y cómo los responsables del Ministerio de Salud de la provincia de Córdoba no denunciaron a tiempo que algo extraño estaba ocurriendo en el hospital Materno Neonatal.

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