El temor de los vecinos, los recursos de la Policía y una causa sin detenidos tras el crimen de la embarazada en Las Heras

Los vecinos de El Algarrobal se mueven con temor y en estado de alerta. El crimen de la joven embarazada que fue acribillada a balazos en Las Heras es la punta del iceberg de la inseguridad en la zona y refleja una situación de guerra entre bandas de la que nadie está a salvo. Rocío, por ejemplo, fue víctima de un supuesto ataque contra su pareja.
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También, los habitantes del lugar describen situaciones vividas que se repiten cada vez con más frecuencia, como en el caso de las balaceras o de los tiroteos, y agregan que los robos suceden a diario. Ante esa situación, intentan organizarse para abordar el problema, pero se enfrentan con un inconveniente que limita una participación masiva: el miedo.
Así, la primera convocatoria que se iba a realizar el jueves 22 en la escuela Provincia de San Juan para debatir sobre la seguridad en la zona, fracasó. Primero, porque algunas autoridades que habían sido convocadas finalmente avisaron que no podrían asistir; y segundo, porque el temor de muchos vecinos los llevó a tomar la decisión de quedarse en sus casas.
De esa manera, las personas más comprometidas son pocas y sus reclamos comienzan a perder fuerza. De todos modos, manifiestan que no se rendirán y buscan concertar una reunión con las máximas autoridades de la Comisaría 56, que se encuentra a tan solo una cuadra de la escena del crimen.
Una noche de terror, balacera y muerte
Lo que era un momento de charla y tranquilidad, con unos mates de por medio, se convirtió en una verdadera pesadilla, tanto para las víctimas como para los vecinos en general.
Rocío Fabiana Flores, de 21 años y con un embarazo de ocho meses, fue alcanzada por los disparos contra el frente de la casa de su pareja, ubicada en Aristóbulo del Valle al 1600, en El Algarrobal. Según contó Beatriz, su suegra, que también estaba en el patio delantero del domicilio, los atacantes fueron dos sujetos que se movilizaban en moto, con armas y chalecos antibalas, a los cuales mencionó como el Peladito y el Leo Estrella.
En el momento de la balacera, además de Rocío, también se hallaban en el lugar su pequeña hija de 5 años, fruto de una relación anterior; y Jesús Zamora, su pareja y, al parecer, el objetivo de los malvivientes.
La Joven fue trasladada de urgencia en una ambulancia del SEC (Servicio de Emergencias Coordinado) al hospital Elías Gailhac y luego al Lagomaggiore, donde intentaron salvar al bebé, pero todos los esfuerzos fueron inútiles.
Se presume que el ataque fue contra Jesús. El hombre de 27 años tiene antecedentes en la Justicia y conocería a sus atacantes. Su propia madre manifestó que había estado preso, pero que ya había cumplido su pena. Entre las causas de Zamora, se cuentan un episodio de resistencia a la autoridad en 2017 y un robo agravado por el uso de arma blanca en 2018. Además, se supo que estuvo preso en los penales de San Felipe y Almafuerte
Crímenes y casos que estremecen
Varios episodios violentos se han registrado en El Algarrobal en lo que va del año. Entre los más resonantes está el crimen de Federico Claro, de 32 años, ocurrido en Casimiro Recuero y Paso Hondo de Las Heras, a principios de enero. Todo indica que en ese caso también hubo una venganza por problemas de vieja data entre la víctima y el atacante.
Por otra parte, hace unos días, un joven de 25 años que portaba un arma de fuego fue detenido tras una persecución a la altura de Río Juramento y Felipe Moyano. El sospechoso había salido corriendo junto con un amigo para evitar una requisa de la Policía Motorizada. Cuando comenzaron a seguirlos, el joven intentó descartar el arma al arrojarla a un baldío, pero fue hallada por los agentes, que constataron que se trataba de una pistola calibre 22. El uso de armas de fuego por parte de delincuentes jóvenes es una de las mayores preocupaciones en varias partes de Las Heras.
Además, vecinos de Jesús, la pareja de Rocío, también hablan de homicidios en las zonas de Victoria y El Borbollón, al tiempo que enumeran casos de asaltos y entraderas. Incluso, aunque ya pasaron varios años, sigue fresco el recuerdo de Benito Yucra Calisaya, un hombre que regresaba a su casa en la calle General Paz al 2000, intentó defender a su familia que había sido sorprendida por delincuentes y fue ultimado a disparos.
No hay detenidos ni solución a la vista
Pese al aporte de testigos, a la declaración de Beatriz y a que hubo un joven de 20 años aprehendido, pero que luego fue liberado, los asesinos de Rocío están sueltos. Una preocupación más para los habitantes de El Algarrobal.
Por otra parte, Brian, un joven que creció en el barrio y que tiene participación activa en el grupo de WhatsApp, a través del cual se alertan entre vecinos sobre los hechos delictivos que ocurren en la zona, manifiesta que la Policía no cuenta con los recursos necesarios para brindar seguridad. Y no parece estar equivocado si se tiene en cuenta que tanto el crimen de Rocío como otros ilícitos ocurrieron en las inmediaciones de la comisaría 56.
Además, agrega que solo hay dos móviles para patrullar la zona y que faltan agentes. Al menos, eso es lo que ven o sienten algunas personas que viven allí desde hace mucho tiempo. Por su parte, las autoridades de dicho establecimiento, de momento, no tienen contacto con la prensa, por lo que es más difícil esclarecer el panorama.
En ese contexto, la población se siente vulnerable, la violencia no merma y el grupo de WhatsApp se sigue llenando de mensajes. No se habla de zona liberada, sino más bien de zona desbordaba. La incertidumbre y el miedo son grandes protagonistas y la próxima balacera podría ocurrir en cualquier momento. Mientras tanto, la vida sigue en El Algarrobal.