La decisión de un jurado popular por el crimen de una anciana a la que le robaron dólares y todos sus ahorros
En 2018, en San Clemente del Tuyú, una anciana de 86 años fue asesinada. Sus agresores la maniataron y amordazaron para robarle pesos y dólares. El jurado ahora dio su veredicto.
Un jurado popular declaró culpables a un hombre y a una exempleada de limpieza de Francisca Teodora Riquelme, una anciana de 86 años a la que en 2018 asesinaron para robarle 37.000 pesos y 31.000 dólares de sus ahorros que guardaba en su casa de la localidad balnearia bonaerense de San Clemente del Tuyú.
La decisión recayó sobre Sergio Gutiérrez Velázquez por el delito de "homicidio criminis causa", es decir, matar para ocultar otro delito, en este caso el robo, en perjuicio de "Kika", como era conocida la víctima, cuyo cadáver maniatado y amordazado fue hallado la mañana del viernes 5 de enero de aquel año.
Fuentes judiciales informaron que por unanimidad los doce jurados coincidieron con el fiscal de juicio, Diego Bensi, que pidió la condena para el imputado, cuya única pena posible es la de prisión perpetua.
En tanto, Rosa del Carmen Cioffi, exempleada de la señora, fue declarada culpable por "homicidio en ocasión de robo", que establece de entre 10 y 25 años de cárcel.
El jurado escuchó alrededor de 20 testigos y la fiscalía dio por acreditado que ambos cometieron el asalto que derivó en el crimen de la mujer.
Tras el veredicto, el juez Eduardo Campos Campos, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Dolores, pasó a un cuarto intermedio para el próximo martes con la realización de la audiencia de cesura.
De esta manera, el caso terminó con tres personas condenadas, ya que en un juicio abreviado Sergio Gorosito recibió 10 años de prisión como "partícipe secundario" del homicidio.
La investigación
Una fuente con acceso al expediente detalló que un sobrino de la anciana declaró que los asesinos robaron 37.000 pesos que ella había cobrado un mes antes del hecho por una pensión y 31.000 dólares producto de la venta reciente de un departamento.
Para los pesquisas, los acusados tenían el dato preciso de la existencia de ese dinero y del lugar exacto donde la víctima lo guardaba, ya que la habitación fue el único ambiente revuelto en la escena.
En ese sentido, establecieron que Cioffi trabajó en la casa entre los meses de marzo y mayo de 2017, por lo que conocía los movimientos.
Tras un trabajo del fiscal de instrucción Martín Prieto, personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Costa comenzó a detener a los ahora condenados a partir de noviembre de 2019.
En primer lugar, Gutiérrez Velázquez fue apresado luego de tareas de inteligencia en un barrio de emergencia de la localidad bonaerense de San Miguel.
Un cotejo con el sistema automatizado de identificación de huellas dactilares (AFIS) dio positivo con un rastro encontrado en el hogar de "Kika".
Luego, Gorosito fue detenido a principios de 2020 tras permanecer oculto en un domicilio de San Martín, tras enterarse de la detención de su cómplice.
Mientras que Cioffi residía en la localidad de Martín Coronado, partido de Tres de Febrero, pero desde hacía unos meses que había regresado a la ciudad balnearia en la que ocurrió el asesinato.
La imputada fue detenida a fines de enero de 2020 en la calle 4 y Avenida San Martín de San Clemente del Tuyú, cuando salió de su trabajo.
Tras su captura, los policías efectuaron un allanamiento en la casa que alquilaba en avenida VII al 200, a unas 10 cuadras de donde habían matado a la anciana.
El ataque a "Kika"
El cuerpo de Riquelme fue descubierto cerca de las 9.30 del viernes 5 de enero de 2018, en una propiedad ubicada en la calle 6 al 1600, de la mencionada localidad del partido de La Costa, situada a unos 315 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
La mujer fue hallada por la Policía y los Bomberos maniatada y amordazada en su habitación. Los peritos advirtieron desorden en ese ambiente y que los ingresos habían sido violentados. Es más, la puerta de entrada estaba cerrada con llave aunque ésta no se halló en el lugar.
Por ello, desde un inicio los investigadores siguieron la hipótesis de que los asesinos conocían a la víctima, quien falleció asfixiada producto de la mordaza que le obstaculizó las vías respiratorias.