Caso Próvolo: qué dijeron las acusadas antes de la sentencia
Luego de más de dos años de debate, este miércoles se conocerá la culpabilidad o no de las monjas Kumiko Kosaka y Asunción Martínez, y las otras mujeres imputadas por omisión y abuso.
Fueron dos años de debate y más de 100 testigos los que han pasado para que este miércoles se llegue a la audiencia de condena del segundo juicio que se lleva adelante por el caso Próvolo.
La imputadas en este debate son las monjas Kumiko Kosaka y Asunción Martínez, así como exdirectoras y empleadas del Instituto: Graciela Pascual, Gladys Pinacca, la cocinera Noemí Paz, Valeska Quintana, Laura Gateán, Cristina Leguiza y la psicóloga Cecilia Raffo.
La audiencia empezó con incidentes en la entrada del Polo Judicial, luego de que les negaran la entrada a familiares de sobrevivientes de los abusos y víctimas. La situación de tensión fue desactivada por el abogado querellante, quien bajó hasta la explanada y aclaró que podrán ingresar a la sala aquellos que estén en la lista de la audiencia.
Los familiares pedían que ingresen todas las víctimas para poder presenciar la audiencia.
Antes de la audiencia, Julia Morcos, representante del Colectivo por la Restitución de la Víctimas del Próvolo indicó que buscarán que ninguno de los acusados queden sin condena. Es que, de las nueve imputadas, hay cuatro que no serán condenadas ya que ni la Fiscalía ni la querella sostuvieron la acusación durante sus alegatos. Sobre esto Morcos dijo: "Es imperante que se haga justicia y que esa gente no quede impune. Fueron estilos claves y silenciaron los hechos".
Una de las imputadas que podría recibir la absolución es la psicóloga Cecilia Raffo, y fue la primera en tomar la palabra durante la audiencia: "Quiero darles gracias a todos los trabajadores de la Justicia por el apoyo que nos han dado a nosotras las imputadas en todos estos años oscuros que hemos vividos. Fueron 6 años duros desde lo personal. He pasado ataques de pánico, perdí todo. Tuve que vender los muebles de mi casa para poder darle de comer a mis hijos. Si el fiscal hubiera investigado bien, yo no estaría aquí ni hubiese vivido todo ese tormento. La querella se encargó de rotularnos como mujeres diabólicas. Han creado un arma mediática que usaron contra mi persona -como con las otras imputadas- de la que no hay pruebas. Espero saber qué reparación habrá".
Luego, la monja Asunción Martinez sumó: "Toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Digo esto por que como testigo fuí víctima de la prensa aquí y en el exterior. Fabricaron un rechazo social. Lejos quedó aquello de caminar por las calle de Mendoza. Cuando salgo solo recibo insultos y agravios. La querella se portó igual, con un destrato hacia mi persona. Eso por ser parte de una religión que siempre profesé".
La religiosa también apuntó contra la fiscalía y los abogados de la querella al señalar: "El doctor (Gustavo) Stroppiana no escuchó a nadie y, aún así, nos mandó a juicio. Igual lo hizo la Justicia. Los doctores Salinas, Lecour y demás abogados, como representantes de los derechos humanos, solo han desprestigiado a la Iglesia Católica. A pesar de esto seguiré siendo católica".
Finalmente, y en sintonía con el resto de las acusadas, cargaron duro contra la prensa: "Me pregunto dónde quedó la ética de los periodistas que me trataron como abusada, que utilizaron esa difusión como arma contra mí. Son tratos humillantes".
Otra de las imputadas, la exdirectora de la institución Cristina Leguiza aseguró que "cuesta hablar luego de un largo tiempo de silencio. Tras estos años solo tengo miedo. Miedo por lo que la prensa ha generado sobre todas nosotras. Lamento mucho que haya tenido que pasar mucho tiempo con enredos, sospechas sin argumentos. Fue un proceso mal hecho, sin constataciones. Nunca descuide a esos chicos, ni cuando fui docente ni como directora. Fuimos familia desde siempre, atentos. Estábamos ahí por voluntad propia: la parte religiosa como docente. Estos 6 años fueron de puro sufrimiento. Le pido a la justicia que investigue y no se quede en simples declaraciones. De ser así, esto se podría haber evitado".
Valeska Quintana, quien también se desempeñó como autoridad del Instituto, tomó la palabra para declarar: "Quiero volver a trabajar de lo que amo. Quiero que la Justicia limpie este legajo judicial que armaron en mi contra. Con esta condena me quitaron esta posibilidad. Me culparon de algo que no cometí. Fui señalada por la sociedad y los medios de la provincia. Necesito que esto termine. Es muy dolorosos que luego de más de 300 audiencias esto termine así sin pruebas en mi contra".
Posteriormente, Laura Gateán, otra de las mujeres que ocupó la dirección del Próvolo aseguró que "estoy viviendo un pesadilla. Son 6 años de vivir un tormento, de no saber dónde estar parada. Por eso digo que soy inocente. Arruinaron el propósito de vivir, me han secado el alma. Yo y mis compañeras fuimos usadas para un fin que no tiene sentido. Me arruinaron la vida solo por buscar una culpable".
A su turno, Graciela Pascual, ex representante legal de la institución, agradeció a su familia y a los abogados defensores "nos defendieron, que nos cuidaron. Son personas de bien que honran la justicia", comentó.
En tanto, criticó con dureza a los abogados acusadores: "Señores fiscales y querella no sé si son abogados o solo personas que portan un traje. No se les ha movido un pelo por nosotras, permítanme decirles que ustedes no pueden mirar a sus hijos a la cara porque no tienen el alma tranquila. Algún día la vida les devolverá el daño que nos han hecho. Ustedes son los culpables de este circo mediático que han armado".