Ciberengaño

El angustiante relato de una mendocina que fue víctima de estafadores virtuales

Una joven de 31 años pensó que jamás podía caer en una estafa por redes sociales, pero lo hizo. Además, descubrió que otras conocidas también fueron víctimas de las mismas personas.

Ángeles Balderrama
Ángeles Balderrama miércoles, 24 de agosto de 2022 · 07:08 hs
El angustiante relato de una mendocina que fue víctima de estafadores virtuales
La joven de Maipú comenzó a dialogar con un hombre a través de Instagram Foto: Archivo

Algunos likes y la respuesta a una historia; así comenzó el engaño que sufrió una mendocina a través de la red social Instagram. Pese a que nunca pensó que ella podría caer en algo similar, durante tres meses fue la víctima de una persona. Tras investigar por su cuenta descubrió que no solo había caído en una estafa, sino que era la tercera de sus amigas.

M. vive en Maipú y, durante los últimos días del mes de abril recibió una solicitud de seguimiento en su cuenta de Instagram. Al revisar, se trataba de un joven que vivía en Mendoza y tenía una gran cantidad de seguidores, entre los que se encontraban varios de sus conocidos. "Se veía un flaco normal, lindo. Después de que me respondió unas historias empezamos a charlar".

Como la conversación era fluida, ambos decidieron continuar la charla a través de WhatsApp, aunque sin el uso de audios. "No me mandaba audios porque me decía que no le gustaba mandarlos, pero el resto era todo normal". Tras escribirse por horas y semanas, un día le preguntó: "¿Te puedo llamar?". Desde ese momento, la charla fue más íntima.

El perfil de Instagram falso.

El joven conocía los movimientos de M. y sabía todo sobre su familia, el gimnasio al que asistía y hasta el domicilio. Además, en cada evento especial le enviaba desayunos y comidas para que disfrutara. Pese a que la joven quería conocerlo personalmente porque la relación fluía, el sujeto siempre tenía una excusa.

"Se le moría el tío, se accidentaba alguien de su familia, y siempre tenía una historia re trágica y mucha mala suerte. Pero yo podía pasar horas y horas hablando por teléfono con esta persona, no tenía forma de sospechar nada", contó la víctima.

Durante los primeros días de agosto, la situación llegó al límite con la supuesta muerte de una hermana y M. decidió empezar a investigar. Para eso se contactó con un integrante de la Policía de Investigaciones, quien detectó que "en Mendoza no existía una persona con el mismo nombre, edad y fecha de nacimiento que afirmaba tener".

La cuenta a través de la cual engañaron a las tres jóvenes.

De la misma manera, tampoco se encontraba registrado como Contador Público Nacional, profesión que afirmaba poseer y que indicaba que había cursado en una universidad privada de Mendoza.

Cómo última prueba, la mendocina decidió exponer la situación en los lugares que le habían dejado comida en su domicilio y descubrió algo sorprendente: quien pagó los envíos no era un hombre, sino una mujer de 61 años que vive en Rodeo del Medio.

"Un sínico o sínica tremenda. Con 31 años jamás me imaginé que podía caer en esto pero me había estudiado a la perfección, sabía de qué hablarme y su historia nunca tenía fallas. Empecé a tener miedo porque sabía todo sobre mi y mi hija, mis horarios y hasta los lugares en los que me movía", puntualizó M.

Con gran incertidumbre, miedo y enojo por la situación, M. decidió confrontarlo. "¡Decime ya quién cara** sos!", le gritó la joven mendocina a la persona. Luego de varias amenazas, recibió una respuesta: "Soy una mujer que se enamoró de vos, hice las cosas mal y te prometo que ahora borro toda la información que tengo de vos".

La víctima hablaba del estado de salud con una supuesta prima del joven, la cuál no existía.

A su vez, la mujer u hombre que había armado el engaño le explicó, con voz masculina, que se llamaba Florencia y que el perfil que usaba en Instagram lo había robado a alguien del extranjero. "Yo sé que está persona se llama Flavia, no Florencia y me dijo que la mujer de 61 años solo le había prestado plata para pagar los envíos y que no tenía nada que ver", comentó M. a este diario.

Y agregó: "Ahí me di cuenta que estuve cara a cara con la supuesta acosadora porque fue ella la que me llevó la comida a mi casa. Tuve a centímetros a esta psicópata".

Del engaño a la estafa

Al menos tres personas estuvieron involucradas en el engaño que duró tres meses: una mujer de 61 años que pagaba los envíos, una joven que realizaba los delivery y un hombre que prestaba la voz. Sin embargo, aunque el motivo de su accionar no llegó a aclararse en el caso de M., tanto su abogada como ella presumen que se trataba de una estafa. "No llegaron a concretarla porque me di cuenta antes".

"Quise denunciar pero me enteré que, cómo no me hicieron nada, era en vano. La identidad que se robaron no es la mía, no alcanzaron a sacarme plata pero tienen todos mis datos. Por eso dejé una constancia de lo sucedido en la Policía, y ahora tengo que tener mucho cuidado cada vez que me muevo", explicó.

En ese contexto, aunque M. no logró ser estafada, al difundir su caso por redes sociales dos conocidas se contactaron con ella y le confirmaron que habían sido víctimas de estas personas en 2018 y 2020. "Una no tuvo tanta suerte como yo porque además de sacarle plata, terminó internada por lo que le generaron psicológicamente".

Algunos de los mensajes que se enviaban.

 

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