Le dijo "no soy digna de tu amor" y él la mató a martillazos cuando dormía

Un femicida de 56 años fue condenado a prisión perpetua por haber asesinado a martillazos a su esposa, en Misiones. 

Los jueces del Tribunal Penal 2 de Posadas consideraron culpable a Pablo Lotario Puzín por el "homicidio triplemente agravado: por el vínculo, alevosía y por ser cometido por un hombre contra una mujer, en contexto de violencia de género".

El hecho se produjo el 7 de mayo de 2019, cuando Fidencia Estela Arapayú, de 49 años, había sido reportada como desaparecida. La mujer vivía con Puzín y sus tres hijos menores en la ciudad de Colonia Oasis, en Misiones.

Al comienzo, cuando efectivos policiales se dirigieron hasta el domicilio, el marido dijo que ella salió de la casa para acudir a una intervención quirúrgica, que había programado con anterioridad.

Después de diez días de rastrillajes por la zona, Puzín confesó: explicó que él había cometido el femicidio y el cuerpo había sido enterrado en un pozo próximo a su casa. Según el relato del hombre, su mujer vio novelas esa noche y se acostó a dormir.

"Al intentar abrazarla en la cama ella se negó. La agarré de la mano y me dormí, pero noté que estaba despierta. Era de madrugada y ella me sacó la mano de nuevo. Le pregunté si salía con Cholfo (expareja de la mujer) y ella me dice 'no soy digna de tu amor’. A mí me agarró una amargura por dentro", confesó.

Si bien habían estado en pareja durante 15 años, decidieron separarse un año antes del crimen. Tiempo más tarde, comenzaron a convivir nuevamente, pero las peleas eran recurrentes porque el hombre era muy celoso.

En relación al momento del crimen, el femicida indicó que no recordaba el momento en el que agarró el martillo que estaba en la cocina de su casa, el cual usó para matarla a golpes. Tras el asesinato, tiró a la basura la ropa de cama, su camisa y decidió esconder el cuerpo para preservar a sus hijos.

Finalmente, el fiscal del Tribunal Penal 2, Antonio Glinka, remarcó que Puzín aprovechó la situación de indefensión para atacarla con un martillo.