Historias

Catalino, el asesino serial detenido en Mendoza

Catalino Domínguez fue un empleado municipal que comenzó su carrera delictiva cuando lo abandonó su esposa con su hija. La primera vez que lo capturaron fue en Mendoza, cuando descansaba en un hotel.

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MDZ Policiales martes, 2 de noviembre de 2021 · 07:01 hs
Catalino, el asesino serial detenido en Mendoza
Los dos primeros crímenes los cometió a puñaladas Foto: almomento.net

Catalino Domínguez nació en 1910 y si bien sus primeros trabajos fueron como empleado municipal de General Pueyrredón, en Buenos Aires, no pasaría mucho tiempo para que empezara su carrera delictiva. El hombre se convirtió en uno de los asesinos seriales más temidos del país.

Si bien algunos delitos -como robos y hurtos- se le endilgan desde 1933, y lo atribuyen a severos problemas económicos, el abandono de su mujer y su hija sería el detonante para que Catalino comenzara a matar.

Las crónicas de la época señalan que su esposa, Isabel Criado, decidió dejarlo y escapar con un amigo, Rafael Luchetti.

Fue entonces que Catalino buscó venganza. El hombre buscó a la mujer y a su hija, pero no los encontró. Solo tenía un dato: el lugar donde vivían los padres de Luchetti, y hasta allí fue. La pareja se convirtió en el primer doble homicidio de Catalino. A las víctimas las mató a golpes y puñaladas.

La investigación apuntó directamente contra Catalino. No había dudas de que el hombre era el autor de los brutales homicidios y -tras una intensa búsqueda- lo encontraron en un hotel barato de Mendoza, donde se había refugiado desde hacía un tiempo. Catalino no opuso resistencia y fue llevado a Buenos Aires, pero el hombre tenía otros planes y durante el traslado logró zafarse de la custodia y escapar.

Una de las pocas imágenes de Catalino
Fuente: La Capital

Las detenciones y huidas fueron una constante en la carrera delictiva del hombre. En 1947 continuó su matanza. Si bien consiguió distintos trabajos como peón, usaba distintos nombres para intentar mantenerse alejado de la Policía. Por eso ese año asesinó de tres balazos a Braulio Leguizamón: la víctima lo había descubierto en una zona rural de Azul. Por el hecho Catalino logró escapar, pero la Policía encontró a su hija, Marta, que había pasado un tiempo con él y que quedó alojada en un orfanato.

Meses después, Catalino consiguió otro trabajo en un campo de la zona, pero al poco tiempo mató al arrendatario y a otro peón. La razón fue la misma que en el anterior crimen: lo habían descubierto.

La popularidad de Domínguez comenzó a crecer, las historias en relación a sus crímenes cobraban fuerza y los pobladores lo hacían responsable de cuanto delito se cometía.

Recorrió Pinamar, Azul, Dolores y se instaló en General Pueyrredón. Allí cometió otros tres homicidios. Esta vez, las víctimas fueron un padre y sus dos hijos. Domínguez estaba robando elementos de la vivienda de las víctimas cuando estas llegaron y lo sorprendieron. A los tres los asesinó a tiros. 

Éste fue el último crimen de Catalino. En 1948 la Policía lo halló en una finca y tras enfrentarse a tiros, fue asesinado. Su cuerpo recibió cuatro disparos, en el mentón, la ceja, el dedo y el estómago.

Hoy su nombre forma parte de la lista de los asesinos seriales más importantes del país.

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