Quién es el polémico rastreador que trabaja en dos resonantes casos
Marcos Herrero es el polémico rastreador que ha participado en resonantes casos de desapariciones. Actualmente colabora con las familias de Viviana Luna y Abigail Carniel. La Justicia desconfía de sus métodos y hallazgos.
En las últimas semanas comenzó a escucharse en Mendoza el nombre de Marcos Herrero, un conocido rastreador de perros que ha trabajado en resonantes casos nacionales. El hombre fue contratado por las familias de Viviana Luna y Abigail Carniel, dos mujeres desaparecidas en la provincia y cuyas investigaciones parecen estancadas. A poco de comenzar su trabajo, Herrero encontró huesos en Potrerillos, cerca de la zona donde vieron por última vez a Luna. Si bien la identidad de los restos no ha sido determinada, desde el Ministerio Público Fiscal salieron a aclarar que el adiestrador de perros rastreadores no se encuentra autorizado para realizar ese tipo de búsquedas.
Herrero en julio fue contratado en Santa Cruz por la familia de Marcela López, la mujer a quien vio por última vez un pescador el 22 de mayo.
El rastreador, junto a sus perros "Yatel" y "Kassie", encontró restos óseos en la propiedad de José Luis Balado, expareja de Marcela, a pesar de haber sido un lugar allanado minuciosamente por los equipos de búsqueda.
También intervino en la búsqueda de Santiago Maldonado, el joven que desapareció el 1 de agosto de 2017, durante una violenta represión de Gendarmería en Chubut. En ese momento dijo que había encontrado un collar que era del joven, aunque la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), lo negó rotundamente, deslizando que existía la posibilidad de que el accesorio hubiera sido "plantado", publica Opinión Austral.

Formó parte de la búsqueda de Facundo Astudillo, el chico de Pedro Luro, Bahía Blanca, a quien nadie volvió a ver después de que viajara a dedo a Mayor Buratovich.
Herrero sostuvo que encontró restos de una mochila, sangre en un patrullero y hasta un amuleto de la suerte. Pero la investigación demostró que la sangre no era de Facundo y tampoco era sangre.
En 2018, Delia Gerónimo, de 14 años, salió del colegio en La Paz, Córdoba, para regresar a su casa, pero nunca llegó. El cuerpo de la adolescente todavía no aparece, pero en febrero de este año, Marcos Herrero fue contactado por la familia para que la busque.

A 20 minutos de comenzar el rastrillaje, Herrero encontró dos guantes como los que usa el personal municipal y dos preservativos utilizados, que estaban "enterrados a 40 centímetros de profundidad", junto a "pequeños restos óseos".
Todavía la investigación no confirma que sean los restos de la joven.
Lo que llama la atención de todos los hechos, es que Herrero trabaja solo, nadie lo ve cuando realiza los rastrillajes donde encuentra restos en lugares inspeccionados más de una vez por peritos certificados. Además las pruebas a las que fueron sometidos los elementos que encontró confirmaron que no eran de las víctimas.

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