Lo que nadie imaginaba del amor entre Doña Florinda y Chespirito tras cámaras
Muchos fans crecieron viendo a esos personajes sin imaginar lo que ocurría fuera de la pantalla: la historia de amor entre Doña Florinda y Chespirito.
Todo parecía amistad entre Doña Florinda y Chespirito. Compartían escena, proyectos, aplausos y risas. Pero detrás de cámara se tejía algo que nadie del elenco esperaba. El amor crecía en silencio, y aunque en ese momento él seguía casado, el vínculo entre ambos fue más fuerte que cualquier compromiso previo o miedo al qué dirán.
Un amor entre bastidores
Florinda Meza sentía una fuerte admiración por Roberto Gómez Bolaños. Lo expresó en entrevistas mucho antes de que existiera un romance. En 1975, dijo sin rodeos que iría a donde él fuera, si él la llevaba. Aquella frase no sonó inocente para quienes estaban atentos al lenguaje entre líneas.
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Chespirito también sentía algo desde el primer momento. La escuchó actuar, la vio de lejos y supo que había algo distinto en ella. Sin embargo, evitó cualquier acercamiento amoroso. En ese tiempo, estaba casado con Graciela Fernández, con quien tenía seis hijos y una vida ya construida.
El creador de El Chavo del 8 se tomó ocho años antes de involucrarse con Doña Florinda. No quiso apresurar nada. Decía que no quería caer en lo que tanto criticaba: dar trabajo a cambio de favores íntimos. Prefería mantener su ética limpia, aunque eso implicara esperar sin saber qué pasaría después.
Dejaría todo
Para él, Doña Florinda fue mucho más que una compañera de trabajo. En sus propias palabras, fue lo mejor que le dio la vida. Aseguraba que la fama, el dinero y la popularidad quedaban en segundo plano frente a su relación con ella. Por ella, habría dejado todo sin dudar.
El escándalo no se hizo esperar. Cuando finalmente la relación se hizo pública, muchos juzgaron el hecho de que Gómez Bolaños se separara. Otros vieron la historia como una muestra de amor profundo que superó obstáculos, tiempos complicados y miradas ajenas que opinaban desde afuera.
Doña Florinda fue sincera en entrevistas. Dijo que nunca sintió culpa cuando Roberto dejó a su esposa. Aseguró que entendía que la ruptura doliera, pero también creía en el derecho a elegir una vida distinta si el amor tocaba de otra forma. No buscó justificarse, solo dijo la verdad.