Cómo pelar un huevo duro y no morir en el intento

Más de una vez te habrá pasado que al pretender pelar la cáscara de un huevo duro, se pierde parte comestible en medio del proceso. Algunas piezas caen a la mesada o pileta, y el huevo adquiere un contorno deforme.

Pero existen algunas técnicas que pueden ayudarnos en esta faena y lograr que nada se pierda. Siempre que nos enfrentamos a un huevo recién cocido  esperamos no quemarnos al momento de manipularlo. Y para que el trabajo sea más fácil te vamos a dar algunos trucos para que no se desperdicie ningún trozo y así poder degustarlo plenamente en nuestro plato.

Trucos para que no se rompa

El método del frasco: Meté el huevo en un frasco con un poco de agua y agitalo enérgicamente. Lo que te queda por delante es retirar la cáscara sin esfuerzo. Mediante los golpes se agrieta la cáscara y se desprende fácilmente.

El método de la cuchara: esta técnica requiere una paciencia oriental. Consiste en realizar pequeños cortes en los extremos del huevo, para generar pequeñas rajaduras. Luego con sumo cuidado debés introducir una cuchara entre la cáscara y la clara para terminar de pelarlo.

El método de la chinche: con una chinche de librería, realizá un pequeño agujero en la punta más gorda del huevo antes de cocinarlo. Al finalizar la cocción, la cáscara saldrá como por arte de magia. Es bueno que sepas que el huevo recién puesto, o con un día de postura, no tiene la cámara de aire lo suficientemente grande como para que la clara se despegue de la cáscara. Pero cuando el huevo tiene tres o cuatro días de postura, se pela sin problema.

El método del soplido: tenés que cortar un pedazo de cáscara en cada extremo y soplar con fuerza. También podés reemplazar el soplido por echarle al huevo un chorro de agua, porque produce el mismo efecto.