Por qué comemos cuando nos sentimos ansioso y cómo evitarlo
El estilo de vida actual muchas veces nos lleva a tener emociones que no podemos controlar y adoptar hábitos muy negativos. Comer cuando sentimos ansiedad puede convertirse en un grave problema. Estos consejos te ayudarán con esto.
Las emociones influyen en nuestro comportamiento más de lo que pensamos o de lo que somos conscientes. Un gran número de personas combate la ansiedad y la depresión con comida, aunque no sienta hambre. Este comportamiento puede convertirse en un problema si no es tratado a tiempo. En esta nota algunos consejos para combatirlo.
Las exigencias del trabajo, las obligaciones familiares, las expectativas sociales y hasta las autoimpuestas, son algunos de los temas con los que tenemos que lidiar diariamente. Si nuestra mente y cuerpo no los aprende a gestionar correctamente, entonces es probable que nos sintamos abrumados, estresados y ansiosos.
Al convivir con este tipo de sentimientos, es probable que adoptemos algunos malos hábitos para intentar calmarlos. Cuando estos hábitos se vuelven incontrolables entonces estamos en un gran problema y lo mejor es visitar a un médico para poder realizar un tratamiento adecuado.
Así como hay personas que fuman para calmar la ansiedad, hay otras que optan por comer y las consecuencias pueden derivar en sobrepeso, obesidad u otros trastornos alimenticios. Poder identificar y aceptar que no es una actitud saludable será el primer paso para encontrarle una solución.
Comer para calmar la ansiedad
Usualmente, este tipo de comportamientos responde a motivos más profundos que pueden estar relacionados con la baja autoestima, un exceso de autocontrol o una mala gestión de emociones.
Otro de los motivos que puede llevar a este tipo de comportamientos es cuando se siguen dietas muy estrictas y restrictivas. Esto provoca que al tener alimentos “prohibidos” sintamos una necesidad mayor por comerlos.
Consejos para evitar comer por ansiedad
Trabaja en las causas principales: buscar ayuda profesional si nos sentimos agobiados por la rutina no implica debilidad, sino fortaleza.
Has gimnasia: los ejercicios físicos son de gran ayuda para bajar los niveles de ansiedad. Si no se tiene tiempo para ir a un gimnasio o al parque, entonces busca otras formas de mantenerte activo. Por ejemplo, ir a hacer las compras caminando o en bicicleta.
Planifica tu alimentación: mantén horarios establecidos para las comidas y no saltees ninguno. Además del desayuno, almuerzo, mediatarde y cena, procura incorporar colaciones livianas.
Opta por alimentos saludables: frente a un episodio de ansiedad, no será lo mismo comer una barra de chocolate que algún snack saludable.
No te prohíbas: realizar dietas muy restrictivas muchas veces nos hace sentir que más deseo. Frente a un problema de ansiedad busca dietas variadas, con alimentos que te gusten.
Invierte tiempo en comer: alimentarse no tiene por qué convertirse en una tarea estresante y culposa. Preparar la mesa, masticar lento, disfrutar lo que estás consumiendo son algunas de las actitudes que mejorarán esta situación.