España concentra la atención mundial por un hallazgo arqueológico de 2.500 años
Arqueólogos localizaron en Jódar, España, un santuario de 2.500 años diseñado para los rituales del solsticio de invierno.

El complejo de El Fontanar fue construido entre los siglos V y IV a.C.
Instituto Universitario de Investigación en Arqueología IbéricaEn las sierras de Andalucía, España, arqueólogos descubrieron un complejo de piedra que habría sido escenario de rituales vinculados al solsticio de invierno. El sitio, conocido como El Fontanar, fue levantado hace más de dos milenios y muestra cómo los íberos combinaron astronomía, religión y naturaleza en un mismo espacio sagrado.
El hallazgo se ubica en las colinas cercanas a Jódar, en la provincia de Jaén. Allí apareció un santuario de grandes dimensiones orientado hacia la salida del sol en el día más corto del año. La investigación fue publicada en la revista científica Complutum.
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La pieza central del sitio es un monolito de más de cinco metros de altura. Al amanecer del solsticio de invierno, un rayo de luz atraviesa la punta de esta roca y se proyecta hacia una cueva próxima. La entrada de esa cavidad tiene forma de “V” y, según los especialistas, remite a un símbolo femenino. Incluso las rocas que la rodean representan, de manera natural, distintas partes de la anatomía. En ese instante preciso, la sombra del monolito se extiende hasta tocar la base de la cueva, generando una escena que los arqueólogos interpretan como la representación de la unión entre fuerzas masculinas y femeninas.
Un hallazgo que sorprende en España
El director del estudio, Arturo Ruiz, explicó que este tipo de imágenes se repite en tradiciones del Mediterráneo antiguo, desde Egipto hasta Grecia. En el caso íbero, no se trataba de conceptos abstractos: estaban grabados en la propia tierra y acompañados por ceremonias ajustadas al movimiento del sol.
Los investigadores datan la construcción en los siglos V y IV antes de Cristo, lo que indica que fue un centro religioso previo a la consolidación de las ciudades íberas. Además, vinculan este santuario con la mitología local, en la que un héroe solar desciende al inframundo en otoño y renace durante el solsticio de invierno. "Este monumento es extraordinario por su escala y su intención", señaló Ruiz. "Fue diseñado para unir cielo y tierra y afirmar la conexión sagrada entre los principios masculino y femenino", agregó.
El hallazgo también guarda relación con otro sitio arqueológico cercano, El Pajarillo, donde se representan escenas de héroes y criaturas míticas. Ambos lugares forman parte de un paisaje ritual en el que mito, astronomía y territorio se integraban en una misma experiencia.
Un legado que trasciende el tiempo
Para los íberos, el solsticio no era solo un cambio de estación, sino un momento de renacimiento y esperanza. En El Fontanar, esa visión quedó plasmada en piedra. La investigación muestra que las sociedades antiguas del sur de la península Ibérica poseían un profundo conocimiento de los ciclos solares y los usaban para dar sentido a sus creencias sobre la vida, la fertilidad y la muerte.
El santuario, más que un vestigio, se convierte así en testimonio de cómo la humanidad ha buscado desde tiempos remotos conectar el cielo con la tierra y encontrar en la naturaleza un reflejo de sus propios mitos.