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Elegancia vs. sensualidad: la batalla eterna entre Giorgio Armani y Gianni Versace

Minimalismo contra exuberancia, sobriedad frente a sensualidad: dos miradas opuestas que hicieron de Italia la capital de la moda mundial.

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EFE

La muerte de Giorgio Armani, ocurrida este jueves en Milán a los 91 años, no solo cierra la historia de uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX, sino que también invita a recordar la compleja relación que mantuvo con otros creadores que, como él, redefinieron la moda italiana. Entre ellos, Gianni Versace fue quizá el contrapeso más visible y mediático de su carrera.

Dos visiones opuestas del estilo

Giorgio Armani construyó un imperio sobre la base de la sobriedad y la elegancia minimalista. Sus trajes de líneas limpias, tonos neutros y cortes impecables redefinieron el vestir tanto masculino como femenino, imponiendo un estilo atemporal y cosmopolita.

Gianni Versace, en cambio, fue el embajador del exceso: colores vibrantes, estampados barrocos, sensualidad y dramatismo en cada prenda. Su moda era sinónimo de exuberancia, lujo llamativo y provocación.

Las pasarelas de los años '80 y '90 parecían enfrentar a dos mundos irreconciliables: Armani, el minimalismo sobrio; Versace, el maximalismo extravagante. La prensa internacional los convirtió en rivales icónicos, símbolos de una Italia que ofrecía al mundo dos formas distintas de entender el glamour.

Rivalidad y respeto

Aunque los medios explotaban esa tensión, Armani y Versace mantenían un respeto profesional mutuo. El primero reconocía en Versace a un creador brillante y disruptivo; el segundo admiraba en Armani la visión empresarial que le permitió construir un emporio global.

Cuando Gianni Versace fue asesinado en Miami en 1997, Armani lamentó públicamente la pérdida y advirtió que la moda italiana quedaba huérfana de una de sus voces más originales. “El vacío que deja es imposible de llenar”, declaró entonces.

Más allá de Versace

Con Valentino Garavani, Armani compartió un vínculo más cordial, aunque sus estilos —romántico el primero, austero el segundo— los mantenían en territorios diferentes. Con Karl Lagerfeld, referente de Chanel, tuvo intercambios punzantes pero también reconocimiento mutuo, en un juego propio de los grandes egos de la moda.

El legado de dos polos italianos

Si Armani fue “el rey de la sobriedad” y Versace “el emperador del exceso”, ambos demostraron que la moda italiana podía ser al mismo tiempo rigurosa y apasionada, discreta y deslumbrante. Su rivalidad alimentó la creatividad de toda una generación y proyectó a Italia como epicentro mundial del diseño.

Hoy, con la partida de Giorgio Armani, se cierra el círculo de una época dorada que tuvo en él y en Gianni Versace a sus protagonistas más visibles, dos nombres que, desde estéticas opuestas, elevaron la moda al rango de arte y cultura global.