El primer santo millennial: el Papa canonizó a Carlo Acutis
Carlo Acutis fue canonizado en la Plaza de San Pedro por el papa León XIV y se convirtió en el primer santo millennial de la Iglesia Católica.

Luego de la postergación por el fallecimiento del papa Francisco, León XIV canonizó a Carlo Acutis
La ceremonia se llevó a cabo este domingo en la Plaza de San Pedro y fue presidida por el papa León XIV. Allí se vivió un hecho histórico en el último tiempo con la canonización de Carlo Acutis, el primer santo de la generación millennial.
En un evento que reunió a miles de fieles de distintas partes del mundo, y que congregó a muchos jóvenes católicos, se inició la ceremonia en la que también fue canonizado Pier Giorgio Frassati, un joven italiano fallecido en 1925 a causa de una poliomielitis.
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Quién es el Carlo Acutis
Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres y falleció a los 15 años, en 2006, a raíz de una leucemia. En 2020 había sido beatificado por el papa Francisco, es decir, reconocido por la Iglesia Católica como alguien que vivió de manera ejemplar su fe cristiana y cuya intercesión puede ser invocada por los fieles.
Esta canonización, que estaba prevista para el Jubileo de los Adolescentes, se postergó hasta esta fecha luego de la muerte del Sumo Pontífice argentino, ocurrida el 21 de abril de este año.
Su madre, Antonia Salzano, en una entrevista a Reuters comentó: “Carlo era un niño normal y corriente como los demás. Jugaba, tenía amigos e iba al colegio. Pero su cualidad extraordinaria era que abrió la puerta de su corazón a Jesús y le dio prioridad”.
Uno de los aspectos que lo llevaron a la beatificación fue su compromiso con la comunidad: fue catequista en su parroquia, colaboró en comedores y brindó apoyo a personas en situación de calle. Además, fue bautizado como “influencer de Dios” o “ciberapóstol” tras haber diseñado una exposición digital con más de 100 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia, que aún sigue disponible en línea.
Tras su fallecimiento, y como parte de las pruebas que lo llevaron a ser considerado santo, el Vaticano le atribuyó la curación de una persona en Brasil y la recuperación de un joven que había sufrido un grave accidente en Costa Rica.