Cómo los cerdos y los insectos están ayudando a encontrar a los desaparecidos en México
Una investigación científica en México ofrece pistas sobre cómo hallar a los miles de desaparecidos que hay en el país.

Era un terreno plano y firme, sin indicios de que allí pudiera existir una fosa común repleta de cadáveres.
Pero un grupo de expertos especializado en la búsqueda de fosas comunes y otro que busca a desaparecidos estaban convencidos de que ese terreno, ubicado en un rancho del estado de Jalisco, contenía los cuerpos de personas desaparecidas.
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A pesar de los esfuerzos manuales de los integrantes de ambos grupos para hallar los cuerpos, los resultados fueron nulos. No eran capaces de señalar un lugar que pudiera contener una fosa común.
Hasta que uno de los miembros del equipo hizo una propuesta diferente: volar un dron equipado con una cámara térmica, diseñada para detectar cambios en la temperatura del suelo, y así saber si había cuerpos enterrados en aquel lugar.
Tras varios vuelos, el dron logró detectar un ligero cambio en ese terreno firme.
Allí había cuerpos.
La persona encargada de volar el dron pertenecía a la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas de México, pero había usado la información que estaba siendo desarrollada por otro ente oficial, el Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo).
"Utilizamos herramientas diseñadas para otras cosas para que nos ayuden a encontrar los cuerpos de los desaparecidos", le dice a BBC Mundo Juan José Silván, científico especializado en procesamiento de imágenes satelitales del CentroGeo.
Lo que hacen, de manera continua desde 2023, es detectar fosas con tecnología geoespacial, con la que se recopila y analiza información con la ayuda de drones y satélites.
Y para poder obtener información precisa también utilizan desde insectos y árboles hasta cerdos.
"A los cerdos los vestimos y los enterramos en sitios que están siendo analizados en esta investigación con la idea de tratar replicar los efectos que tiene un cuerpo enterrado en el suelo", señala Silván.
"Esos efectos en el suelo, que pueden ser desde variaciones térmicas hasta protuberancias imperceptibles para el ojo humano, pueden ser leídos después con equipos de geolocalización o de lectura de imágenes digitales, con una pregunta básica para nosotros: ¿cómo se refleja la luz?", explica el experto.
Cerca de 6.000 fosas
El problema de las fosas comunes y los desaparecidos ha crecido de forma exponencial en los últimos 12 años en México.
Con el inicio de la guerra contra el narcotráfico declarada por el gobierno de Felipe Calderón en 2006, el problema de los desaparecidos empezó a aumentar. En 2013, de acuerdo al gobierno mexicano, estaban registradas 26.000 personas como desaparecidas. Ahora son 130.000.
Y en estos años se han hallado cerca de 6.000 fosas y se han conformado más de 300 colectivos que buscan a los desaparecidos.
Y muchos de esos grupos usan un método simple con el que se han hallado la mayoría de las fosas: hunden una especie de estaca en el suelo para poder hallar evidencia de restos humanos o de fosas comunes.
"Lo que nos hizo fijarnos en la investigación científica para hallar respuestas frente a esta problemática fue el caso de los estudiantes de Ayotzinapa", señala Silván.
El 26 de septiembre de 2014, 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa desaparecieron en la localidad de Iguala. Fue un hecho que conmovió al país, no solo por que eran jóvenes estudiantes, sino porque no habían dejado ningún rastro.
De hecho, hasta el momento, solo tres de ellos han sido identificados.
"Lo que hicimos es que nos pusimos en la tarea de encontrar en la ciencia y la investigación una forma de poder ayudar en la búsqueda de personas desaparecidas", explica Silván.
El investigador señala que, para ello, debían recrear las condiciones en las que un cuerpo se descompone debajo de la tierra. Pero ante la imposibilidad de hacerlo con cuerpos humanos reales, los cerdos fueron la mejor opción.
"La composición anatómica de los cerdos es muy similar a la de los humanos. Compartimos el 98% del ADN, además del tamaño, distribución de grasa y grosor de la piel", señala el experto.
Lo que hacen es vestir con ropa a los cerdos y enterrarlos en distintos lugares, esencialmente en el estado de Jalisco, para observar el proceso de descomposición y sus efectos en el terreno.
Pero no solo se trata de enterrar a los animales bajo tierra de cualquier forma. Deben replicar las diferentes maneras en las que han sido enterrados los cuerpos de los desaparecidos que han sido hallados.
"Los ponemos troceados, con cobijas, encintados, quemados o cubiertos con cal. También los ponemos en grupos y también de forma individual", añade Silván.
El objetivo de este método es ver el efecto que tiene la descomposición en el terreno para observarlo desde un dron o desde un satélite y poder identificar posibles lugares de fosas.
"La idea es que podamos tener todas las variables de información posibles para tener los datos más precisos y que las herramientas tecnológicas puedan ayudarnos en nuestro objetivo", indica.
Además de la información que obtienen con estos enterramientos de animales, también usan datos recopilados en conflictos como los ocurridos en Colombia, los Balcanes o incluso Ucrania.
Los resultados
"Algo que nos llamó la atención es que la ropa no tiene un efecto diferenciador en el suelo, pero una cobija sí. Y como eso hay miles de detalles", señala Silván.
Desde el punto de vista técnico, la mejor manera para detectar enterramientos es con una cámara que emite un haz de luz que permite identificar variaciones en el terreno examinado.
La vegetación también puede ayudar, Los colectivos de buscadores de desaparecidos saben que en los terrenos donde hay fosas comunes aparecen unas flores amarillas.
"Eso es por el fósforo que producen los cuerpos sepultados. También las plantas son más verdes y brillantes donde hay fosas, porque hay un aumento de la clorofila", señala Silván.
Pero los cuerpos de los desaparecidos no sólo son enterrados, sino que también son rociados con sustancias como cal, ácido o sosa cáustica para hacer desaparecer su rastro.
En sus ensayos con los cerdos, lo que analizan no es el efecto en el suelo, sino el efecto de la luz en esas sustancias.
"Al principio solo era el efecto que tenía la luz en el terreno. Ahora hemos añadido evaluaciones de exploración geofísica, con aparatos que producen tomografías electrónicas del suelo", indica Silván.
Otro de los hallazgos de la investigación, es que en los lugares donde se enterraron los cuerpos de los cerdos, se creó una especie de "microecosistema" que hace que insectos como los escarabajos o las moscas también sean una fuente de información.
Toda estos datos están siendo utilizados por la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas de Jalisco y por las de otros estados.
Hasta el momento han tenido algunos resultados positivos pero, de acuerdo a Silván, se necesita que la investigación no solo se realice en Jalisco.
Según medios locales, en los 31 estados de México se ha encontrado al menos una fosa común que contenía cuerpos de personas desaparecidas.
"Esto es solo una ayuda. La mejor manera de seguir buscando fosas es en el terreno, con las personas rastreando cada centímetro de tierra", concluye Silván.
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FUENTE: BBC