Escándalo en Estados Unidos: el Senado rechazó extender el gasto presupuestario y se alargó el cierre del gobierno
El cierre de gobierno de los Estados Unidos se debió al rechazo del presupuesto por parte del Senado y no sería la primera vez que sucede.

Estados Unidos volvió a entrar este miércoles en parálisis presupuestaria, sin que el Senado lograra aprobar el paquete de financiamiento que garantizaba el funcionamiento del gobierno hasta noviembre. La situación abre una dura pulseada entre los republicanos, liderados por Donald Trump, y la oposición demócrata.
Es el primer cierre desde 2019, cuando se produjo el más largo de la historia, con 35 días de inactividad. Ahora, la falta de acuerdo ya afecta a unos 750.000 empleados federales, que deben suspender sus tareas o trabajar sin cobrar, en áreas sensibles como seguridad nacional.
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En el Senado, los republicanos tienen mayoría (53 bancas), pero no alcanzan los 60 votos que requiere la aprobación presupuestaria. Solo tres demócratas acompañaron la propuesta, la misma cifra que en la votación anterior. La Casa Blanca culpó a la oposición en un mensaje en X: “Los demócratas cerraron los servicios del Estado”.
El eje de la disputa en los Estados Unidos: la salud
El proyecto bloqueado buscaba extender el gasto público hasta el 21 de noviembre. Pero los demócratas exigen reponer cientos de miles de millones de dólares destinados a salud, especialmente a Obamacare y a programas de asistencia para hogares de bajos ingresos. Según los líderes Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, “Trump y los republicanos cerraron el Estado porque no quieren proteger la atención médica del pueblo estadounidense”.
Del otro lado, los republicanos acusan a la oposición de mantener niveles de gasto heredados de la pandemia y de incluir servicios de atención médica para migrantes en el presupuesto. El vicepresidente, JD Vance, advirtió que negociará “solo después de reabrir el Estado” y acusó a los demócratas de “tomar de rehenes” a los estadounidenses.
Impacto económico inmediato
El cierre ya tiene efectos visibles: la NASA suspendió actividades, varias embajadas anunciaron que solo difundirán información de seguridad urgente y los parques nacionales quedaron abiertos pero sin limpieza ni vigilancia.
Aunque los jubilados y desempleados seguirán cobrando sus cheques, los analistas calculan que cada semana de “shutdown” puede recortar 0,2 puntos del PIB estadounidense. El último cierre bajo Trump costó unos 11.000 millones de dólares a la economía.
Desde 1976, cuando se creó el actual proceso presupuestario, Estados Unidos atravesó 21 cierres federales. Este nuevo episodio vuelve a mostrar la fragilidad política en torno al gasto público y anticipa una larga batalla en Washington.