China frente a los aranceles: el cobre es solo el principio

La economía china siente el impacto de una nueva ola de tensiones comerciales, encabezadas por Estados Unidos. Aunque el foco inmediato está en el cobre, todo indica que este será el primer síntoma visible de un problema estructural más amplio. Con el regreso de Donald Trump al centro de la escena política el temor a una política comercial agresiva, basada en aranceles y restricciones, desata una carrera global por asegurar materias primas clave. En este escenario, China aparece en una posición más vulnerable de lo que su tamaño económico sugeriría.
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Uno de los casos más urgentes es el del cobre. Las reservas chinas del metal caen con una velocidad alarmante y, de mantenerse el ritmo actual, se agotarán a mediados de junio de 2025. El fenómeno no es casual: explotó la demanda estadounidense, alimentada por el miedo a la imposición de nuevos aranceles. Esto genera una competencia directa con China en los mercados internacionales. En apenas una semana, China perdió 55.000 toneladas de inventario, una caída récord. La reserva china es delgada y no resiste una disrupción prolongada.
La crisis va más allá del cobre físico. Los mercados financieros amplifican el problema. Muchos traders cubren sus posiciones anticipadamente, lo que refuerza la sensación de urgencia.
A esta dinámica se suma el potencial uso de aranceles como represalia por de China, particularmente sobre la chatarra de cobre. Estados Unidos exportó casi un millón de toneladas de este insumo en 2024, de las cuales casi la mitad fue a China. Un cierre de esa vía de entrada complicaría el panorama industrial chino, al mismo tiempo que fortalecería la estrategia estadounidense de relocalización de procesos. Ejemplo de ello es la inversión de $859 millones de dólares en una planta de reciclaje en el sur de EEUU, una apuesta explícita por un suministro doméstico más autónomo.
Lo preocupante para China es que esta situación no se limita al cobre. Otras materias primas —como tierras raras, aluminio, litio o incluso productos intermedios como semiconductores o fertilizantes— seguirán el mismo camino. Cada arancel anunciado o incluso anticipado genera disrupciones que se traducen en subas de precios, vaciamiento de reservas y cambios en las rutas comerciales. La guerra comercial, que parecía dormida, se reactiva en múltiples frentes y con herramientas más agresivas.
China, acostumbrada a ser el comprador dominante del mundo, se enfrenta ahora a un escenario donde Estados Unidos no solo compite, sino que además impone las reglas. El caso del cobre no es un incidente aislado: es la señal de que la etapa de expansión tranquila ha terminado. Y lo que viene, será una economía más fragmentada, más cara y mucho más impredecible.
Las cosas como son.
*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.