El Papa y el "anti-Papa": la guerra interna de la Iglesia Católica

Se acerca el Cónclave y crece la expectativa sobre quién ocupará la silla de San Pedro, en la Basílica, tras el fallecimiento del papa Francisco. Son 133 los cardenales que, a partir del 7 de mayo, votarán al Papa n° 267 de la Iglesia Católica, marcando el inicio de un nuevo papado.
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En ese contexto, fieles y no fieles se vieron interesados por conocer más acerca distintos papados a lo largo de la historia eclesiástica y, en concreto, sobre una figura particular: el anti-Papa. En más de 2.000 años de historia de cristianismo, hubo alrededor de 30 anti-Papas autoproclamados en oposición del entonces Papa legítimo.
¿Qué es el Papa?
El papado, tal como lo reconoce la Iglesia Católica, tiene su origen en la figura de San Pedro, uno de los doce apóstoles de Jesús, a quien se le atribuye haber asumido el liderazgo de la comunidad cristiana en Roma hacia el año 30 d.C. Según la doctrina católica, la autoridad de Pedro fue conferida directamente por Cristo y, más tarde, esta legitimidad fue transferida a sus sucesores, lo que dio forma a la teoría petrina. De esta manera, Pedro es considerado el primer papa de la historia.
Inicialmente, el término "Papa", de raíz latina, era utilizado como una muestra de respeto hacia diversos líderes eclesiásticos en diferentes regiones. No fue sino hasta el siglo VI cuando el obispo de Roma reclamó para sí el uso exclusivo de este título. Desde entonces, se consolidó la primacía papal, entendida como la supremacía del obispo de Roma sobre el resto de los obispos y fieles.
Hasta el siglo XI, la elección del Papa se realizaba a través de la opinión popular, lo que generaba frecuentes disputas y divisiones internas. La falta de consenso propició el surgimiento de figuras que reclamaban el papado sin haber sido legítimamente elegidas, conocidas como antipapas. Esta situación llevó al papa Nicolás II a emitir un decreto en 1059 que otorgaba la autoridad de elección exclusivamente a los cardenales obispos, marcando el inicio del sistema del Colegio Cardenalicio.
Ahora, la Real Academia Española define al Papa como el " Sumo pontífice romano, vicario de Cristo, sucesor de San Pedro en el gobierno universal de la Iglesia Católica de la cual es cabeza visible, y padre espiritual de todos los fieles".
¿Qué es el anti-Papa y cuál fue el primer caso de la historia de la Iglesia Católica?
Si bien es común creer que el anti-Papa va en contra de la religión, en realidad, el término se refiere a la persona que es nombrada o autonombrada como Papa cuando ya hay otro Papa oficial. En ese sentido, la Real Academia Española (RAE) define al Anti-Papa como el "que no está canónicamente elegido Papa y pretende ser reconocido corno tal, contra el verdadero y legítimo".
De acuerdo con los archivos eclesiásticos, citados en artículos de medios como National Geographic, el primer caso de un "antipapado" se remonta al año 217, cuando al morir el papa Ceferino fue nombrado como sucesor Calixto I. Sin embargo, un sector de la comunidad eclesiástica liderado por Hipólito rechazó su autoridad y lo proclamó pontífice en paralelo. Las diferencias entre ambos incluyeron cuestiones doctrinales, especialmente en torno a la Trinidad y el perdón de los pecados. Este "Cisma" (división o separación dentro de la Iglesia) marcó el inicio de una serie de disputas similares en los siglos siguientes.
A lo largo de la historia, se registraron al menos 37 antipapas entre los años 217 y 1449, entre ellos Félix II, Eulalio, Benedicto III y Clemente VII. El último de ellos fue Félix V, que ocupó el cargo entre 1439 y 1449 durante el Concilio de Basilea. Estos casos suelen estar asociados a contextos de tensiones políticas, vacíos de poder o falta de claridad en los procedimientos de sucesión.
Otro de los casos llamativos de anti-Papas fue el de Benedicto III, de nombre secular Pedro Martínez Luna. También llamado "Papa Luna", el líder eclesiástico oriundo de Zaragoza, España, fue una de las figuras centrales del Cisma de Occidente, periodo en el que la Iglesia Católica tuvo múltiples aspirantes simultáneos al trono papal. En ese marco, el pontificado de Benedicto III nunca fue reconocido por Roma, por lo que se lo considera como un anti-Papa.
La muerte de Gregorio XI en 1378 dio inicio al Cisma de Occidente, al dividirse la Iglesia entre las obediencias de Roma y Aviñón. Fue tras ello que Martínez Luna fue elegido en 1394 como sucesor del papa Clemente VII en la sede de Aviñón, asumiendo el nombre de Benedicto XIII. Su elección fue respaldada por los reinos de Aragón (familia noble de la que provenía), Castilla, Sicilia y Escocia, pero perdió el apoyo de Francia, Portugal y Navarra, lo que provocó su progresivo aislamiento político.
Benedicto XIII fue objeto de un asedio militar en su residencia debido a su negativa a renunciar al cargo, pero logró huir y obtener refugio del rey Luis II de Nápoles en 1403. En un intento por resolver el cisma, inició conversaciones con el papa Gregorio XII para una renuncia conjunta que facilitara la reunificación eclesiástica. No obstante, sus exigencias respecto a su legitimidad—por ser el único pontífice elegido por un colegio cardenalicio completo—frustraron los acuerdos.
El Concilio de Constanza, convocado entre 1414 y 1418, declaró ilegítimos a los tres papas entonces existentes (en Roma, Aviñón y Pisa) y eligió en 1417 a Martín V como único pontífice, con el fin de restaurar la unidad de la Iglesia. Benedicto XIII, sin embargo, se negó a aceptar el resultado y mantuvo su pontificado desde su refugio en el castillo de Peñíscola, en la actual provincia de Castellón. Durante este periodo fue declarado hereje y objeto de varios intentos de envenenamiento por parte de opositores eclesiásticos.
A pesar de las presiones, Benedicto XIII conservó su posición hasta su muerte en 1423, a los 94 años. Su firmeza dio origen a la expresión popular “mantenerse en sus trece”, en referencia a su negativa a renunciar al papado.
La figura del anti-Papa, aunque está muy ligada a etapas de fuerte fragmentación eclesiástica, sigue siendo utilizada en contextos de disputa dentro del catolicismo, reflejando la persistente relevancia de la autoridad papal y su legitimación histórica.
El día que el papa Francisco fue acusado de anti-Papa
En la historia eclesiástica más reciente, ya con el argentino Jorge Mario Bergoglio como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, la noción de anti-Papa volvió al centro del debate, debido a las declaraciones del sacerdote argentino Fernando María Cornet, quien acusó al papa Francisco de haber accedido ilegítimamente a la silla de San Pedro tras la renuncia de Benedicto XVI, que considera tampoco válida.
"He sido perseguido por quien ocupó ilegítimamente un lugar que no le corresponde", aseguró entonces Cornet, acusando a Francisco de llevar a la Iglesia a la crisis "con decisiones ilegítimas, y designaciones de obispos, también ilegítimas".
Cornet, autor del libro ¿Habemus antipapam?, fue excomulgado por el Vaticano tras ser hallado culpable de cisma por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. La archidiócesis de Sassari comunicó que fue apartado del estado clerical.
En el anuncio, Gianfranco Saba, arzobispo de Sassari, invitó a los fieles a "rezar por la unidad de la Iglesia, teniendo presente que los cristianos, además del lazo de sangre y la pertenencia a la común familia humana 'tienen a Dios como Padre y a la Iglesia como única madre' y son parte del mismo cuerpo de Cristo del que son miembros".