Las cosas como son

El mar donde comienza la próxima crisis

Entre rutas comerciales, islas artificiales y reclamos territoriales, las tensiones crecen bajo la sombra de la polémica "línea de nueve trazos" china.

Mookie Tenenbaum viernes, 6 de diciembre de 2024 · 01:10 hs
El mar donde comienza la próxima crisis
El sur del Mar de China sigue atravesando tiempos de tensión Foto: Dpa.

Imagine un vasto mar azul, lleno de barcos que transportan mercancías de un lado a otro del mundo, pescadores que buscan el sustento diario y, bajo sus aguas, riquezas escondidas como petróleo, gas y vida marina. Este mar, conocido como el Mar de China Meridional, parece un paraíso inofensivo. Sin embargo, sus aguas están llenas de tensiones y una potencial tormenta política y militar. En el corazón de este conflicto se encuentra un mapa antiguo, el de la “línea de nueve trazos”, dibujado por China hace décadas.

La línea, que parece casi casual con sus trazos irregulares, cubre casi todo el mar. Para China, es un símbolo de derechos históricos, una forma de decir: “estas aguas siempre han sido nuestras”. Pero para países como Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei, este mapa es una invasión, un intento de quitarles lo que, según el derecho internacional, les pertenece: su zona económica exclusiva, esas 200 millas náuticas desde sus costas que les permiten aprovechar los recursos de su territorio marítimo.

El conflicto no es nuevo. Durante años, barcos pesqueros generaron tensiones en estas aguas. Imagine a los pescadores vietnamitas viendo cómo barcos chinos, escoltados por guardacostas, se acercan cada vez más. Hay gritos, maniobras peligrosas y, a veces, colisiones. Para ellos, es su forma de vida la que está en juego. Mientras tanto, en las profundidades, grandes compañías sueñan con perforar el lecho marino para extraer petróleo y gas, pero temen desatar un enfrentamiento si lo hacen.

China no se ha limitado a dibujar un mapa. Transformó arrecifes y atolones en islas artificiales, instalando bases militares con pistas de aterrizaje y radares. Desde lejos, estas islas parecen manchas pequeñas en el horizonte, pero representan una amenaza para los países vecinos. Filipinas, por ejemplo, llevó el caso ante un tribunal internacional en 2016 y ganó. El fallo declaró que la línea de nueve trazos no tiene base legal, pero China ignoró la decisión, afirmando que ningún tribunal puede borrar siglos de historia.

En este escenario, las tensiones aumentan. Estados Unidos, preocupado por el control que China ejercerá sobre una de las rutas comerciales más importantes del mundo, envía buques de guerra para garantizar la “libertad de navegación”. Estos barcos pasan cerca de las islas artificiales, como un recordatorio de que no reconocen el reclamo. Desde las bases militares, los radares chinos los siguen, y cada patrullaje parece un juego peligroso de provocaciones.

El futuro es incierto. Podría haber un accidente: un choque entre barcos, un disparo mal calculado o un dron derribado. Eso bastaría para desatar una crisis mayor. También es posible que el conflicto se desplace al terreno económico, con sanciones y restricciones comerciales que afecten al mundo entero. Y, en un mundo cada vez más digital, no sería sorprendente que los ataques se dieran en el ciberespacio, saboteando infraestructuras y sistemas críticos.

Mientras tanto, las aguas del Mar de China Meridional siguen tranquilas a simple vista, ocultando las tensiones bajo su superficie. Y en cada puerto, cada isla y cada barco que cruza estas rutas, las preguntas persisten: ¿hasta dónde está dispuesta a llegar China? ¿Cómo responderán los países vecinos? ¿Y quién pagará el precio si esta tormenta finalmente estalla?

Las cosas como son.

*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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