Conflicto internacional

Siria: alianzas, acusaciones y el rol de los involucrados en la guerra

Medio Oriente atraviesa una de las épocas de mayor inestabilidad de los últimos años. Qué intereses se esconden, que protagonistas están enfrentados y qué puede llegar a suceder.

Mauro Sturman
Mauro Sturman martes, 3 de diciembre de 2024 · 17:00 hs
Siria: alianzas, acusaciones y el rol de los involucrados en la guerra
Medio oriente atraviesa una situación de máxima tensión. Foto: Efe.

La región de Medio Oriente atraviesa una de las épocas de mayor inestabilidad en la última década. Mientras Israel y Hamás continúan en guerra a pesar de las informaciones que indican que la organización terrorista estaría dispuesta a aceptar un alto al fuego y el Estado judío mira de reojo su frontera norte a pesar del cese de hostilidades acordado con Hezbollah, la mayoría de las miradas internacionales ahora depositaron su atención en Siria, país que lleva años sumido en una guerra sangrienta que ya se cobró la vida de aproximadamente 300 mil personas y obligó a 6 millones a buscar refugio lejos de las fronteras en las que se situaban sus hogares. 

Mientras Siria vuelve a ocupar los portales internacionales tras la conquista de Aleppo por parte de grupos rebeldes por primera vez desde 2016, los actores de peso con intereses en la región reparten culpas, acusaciones y enfrentamientos en diferentes niveles. De alguna manera u otra, lo que está ocurriendo con el conflicto que amenaza una vez más al régimen del presidente Bashar al-Assad, involucra a Irán, Rusia, Turquía, Israel y Estados Unidos.

Para entender lo que está ocurriendo en la actualidad hay que retrotraerse hasta el 2011. En ese momento, una protesta de considerables proporciones explotó en Túnez y rápidamente se desperdigó por Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. La batería de levantamientos civiles fue conocida como la primavera árabe y culminó con el derrocamiento de líderes autoritarios como Hosni Mubarak en Egipto y Zin el Abidín Ben Alí en Túnez. Los sirios, que buscaban tumbar a Bashar al-Assad no lograron su cometido y fueron reprimidos brutalmente.

El conflicto sirio comenzó a profundizarse cuando una oposición rebelde y militar comenzó a organizarse para consumar lo que la población civil no pudo lograr por la vía democrática. Si bien las fuerzas opositoras no compartían un marco ideológico homogéneo, la búsqueda por derrocar al presidente l-Assad limó las diferencias que pudieran existir. En ese contexto, comenzaron a recibir apoyo explícito desde los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Estados Unidos. 

A medida que la resistencia a Bashar al-Assad crecía, el presidente sirio encontró en Rusia e Irán dos aliados de peso. Mientras el país ardía en llamas, tanto el proxy iraní Hezbollah como la Guardia Revolucionaria de la nación persa se combatieron a las fuerzas rebeldes por tierra y los aviones rusos hicieron lo propio desde el aire. Tiempo después, ingresaron en el el conflicto Al Qaeda, ISIS y otros grupos extremistas. En ese contexto, las potencias de occidente -principalmente Estados Unidos- se unieron a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) para aniquilar la amenaza. 

El último episodio de gran envergadura ocurrió en 2022, cuando Turquía y Rusia dijeron sí a un alto al fuego. A partir de ese momento, las tensiones disminuyeron hasta el miércoles pasado. El avance rebelde no es casual: se da en un momento en el que los principales aliados del gobierno sirio -Irán y Rusia- mantienen conflictos que debilitaron a sus propios ejércitos o, en el caso de la nación persa, a sus proxis en la región.

La fuerza opositora a Bashar al-Assad está conformada por diferentes grupos que van desde el extremismo islámico hasta posiciones más moderadas. Hoy, cuentan con una ventaja: las capacidades militares de Rusia, actualmente abocadas a la guerra que mantiene con Ucrania y el golpe que Israel le ha proporcionado a Irán y proxys, mermaron drásticamente la resistencia del gobierno sirio. Sin embargo, y a pesar de las acusaciones del régimen de los ayatolás respecto a que el país conducido por Benjamín Netanyahu estaría fogoneando el conflicto, aparentemente carecen de veracidad. 

En este momento, a Israel no le conviene bajo ningún aspecto un escenario de desestabilización en Siria. La explicación es clara: una tormenta de violencia en el vecino país es un problema para el Estado Judío, ya que el caos en la región siempre viene aparejado de amenazas y problemas para el país, sobre todo si Irán termina prevaleciendo y utiliza la situación para sus propios intereses. 

 

 

 

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