Canadá y Dinamarca disputan la guerra más pacífica del mundo

A la hora de pensar en una guerra, la primera idea que nos surge es la de grandes combates bélicos, soldados y pérdidas humanas y materiales. Sin embargo, existe una entre Canadá y Dinamarca que no involucra ninguno de estos factores. Te presentamos la “guerra del whisky”, el combate más pacífico del mundo.

Canadá y Dinamarca están más cerca geográficamente de lo que pensamos. Esto se debe a que Groenlandia es una tierra danesa y como consecuencia existen puntos en donde la distancia entre los dos países es de menos de 50 kilómetros. Al momento de dividir las aguas territoriales del estrecho de Nares en 1974 existió un consenso entre ambos países de distribución equitativa, pero la isla de Hans quedaba atravesada por la línea imaginara. Sin saberlo estaban iniciando la guerra más pacifica del mundo.

En términos de recursos la isla de Hans no es un territorio por el que valdría la pena luchar: no hay petróleo, habitantes, vegetación, animales y tiene un solo kilómetro de extensión. Sin embargo, desde hace varias décadas, los gobiernos de Canadá y Dinamarca se disputan este islote rocoso.

En el 1933 la soberanía de la isla de Hans fue otorgada a los daneses mediante la Sociedad de las Naciones, pero en la década del 40 este organismo se disolvió para darle lugar a la ONU, por lo que el control de Dinamarca se ponía en tela de juicio.

Fue recién en 1984 cuando la guerra del whisky comenzó a desarrollarse. En ese año, un ministro danés de apellido Høyem visitó la isla de Hans, izó una bandera de su patria, instaló un cartel con la leyenda “bienvenidos a la isla danesa” y dejo una botella de schnapps, una bebida alcohólica típica de su región. Al enterarse, el gobierno canadiense decidió acudir a la isla para contrarrestar la situación: cambiaron la bandera de Dinamarca por la de Canadá y la botella de schnapps por una de whisky. La curiosa modalidad de combate se extendió durante varios años en agosto, cuando los deshielos de la zona permitían que los barcos de ambos países arriben a la isla de Hans.

El gran atractivo que ambos gobiernos encontraron en la isla de Hans es la posibilidad de aprovecharlo como punto estratégico en la creación de una nueva ruta marítima denominada el “paso del noroeste”. Como consecuencia del calentamiento global, la región oceánica entre Canadá y Dinamarca que antes era intransitable sufrió varios deshielos que dan espacio a esta nueva ruta que permitiría acortar la distancia en barco de Europa a Asia en más de 5.000 kilómetros.

Actualmente no existe ningún acuerdo que determine que país tiene soberanía sobre la isla de Hans. Aunque muchas veces se especuló con un posible condominio en el cual la isla fuera gestionada por ambas naciones aún no se efectivizo y ninguno de los dos gobiernos quiere perder su posible influencia en el estrecho de Nares.