CruzArte una historia

La terrible muerte del otro Mandela

El 12 de septiembre de 1977, la otra figura clave de la lucha contra el apartheid falleció. Peter Gabriel lo inmortalizó en una canción

Santiago Hernandorena
Santiago Hernandorena sábado, 28 de agosto de 2021 · 15:21 hs
La terrible muerte del otro Mandela
Stephen Biko. Fuente: Steve Biko Foundation Foto: Twitter: @BikoFoundation

El 12 de septiembre de 1977, Khaya Biko recibió la noticia que esperaba: su hermano, Stephen, estaba muerto. No se sorprendió. En el momento que lo detuvieron un mes antes, el mayor de los varones Biko supo que su hermano no sobreviviría la paliza. Era un peligro para el status quo y para el apartheid.

“Es mejor morir por una idea que vivirá, que vivir por una idea que morirá”, Stephen Biko 1946-1977

Stephen nació en una familia humilde de King William's Town. Su padre falleció cuando tenía cuatro años por lo que su madre, Alice, fue una de sus grandes influencias. A los 15 años fue expulsado de la escuela luego de ser detenido por estar con Khaya, quien estaba asociado con Poqo, una rama militarizada del Congreso Panafricano, aunque finalmente no pudieron comprobar que Steve tuviese algo que ver. Sin embargo, como dijo Khaya, ese día despertaron a un gigante.

El comienzo del movimiento

A partir de ese momento comenzó a desarrollar su punto de vista para luchar contra la opresión. No se trataba de enfrentarse con violencia, sino con autoestima. “Si uno es libre de corazón, ninguna cadena hecha por el hombre podrá atarlo a la servidumbre, pero si la mente está tan manipulada y controlada por el opresor, entonces no habrá nada que el oprimido pueda hacer para asustar a sus poderosos amos”, escribió, explicando que la única forma de combatir el apartheid era convencer a los “negros” de que no eran inferiores a los blancos opresores.

Negro, para Biko, no era una cuestión de pigmentación de piel, sino de sentimiento. Negro era aquel que se sentía inferior al dominador, sin importar su raza. Negro eran no solo los hombres y mujeres de color, sino que también eran los mestizos y los nativos

Así se unió al Movimiento de Conciencia Negra (BCM). Con Mandela preso, este movimiento se convirtió en el frente de lucha contra el apartheid.  Volvió a sus estudios y formó la Organización de Estudiantes Sudafricanos (SASO), donde daba asistencia legal y médica a comunidades negras. Biko opinaba que generaciones de miseria y de desprestigio de la identidad africana solo podían ser combatidas con educación y aceptación de lo bueno de la propia cultura. Por eso, Stephen fue perseguido y le prohibieron salir de su ciudad, dar discursos públicos y hasta trabajar. Cada mensaje que daba, era utilizado por los blancos para asegurar que todo llevaría a una “confrontación racial” y por lo tanto, era una amenaza a la seguridad pública.

A partir de la Convención de Pueblos Negros de 1972, los movimientos estudiantiles comenzaron a exigir clases en sus propias lenguas y no en el idioma blanco. El 16 de junio de 1976, el barrio negro de Soweto se levantó. La represión fue implacable y despiadada. El gobierno informó el fallecimiento de veinte personas. En realidad, más de 550 manifestantes murieron, víctimas de los perros, las balas y los palos. La imagen del cuerpo de Hector Pieterson, de 13 años, llevado en brazos, ya muerto, por su amigo y su hermana recorrieron el mundo.

Foto: Sam Nzima / Wikipedia

Los movimientos contra el apartheid crecieron y se intensificaron, no solo en Sudáfrica, sino también a nivel global. Solo faltaba un golpe más de efecto para que todos los ojos se posaran en el país. Stephen Biko rompió la prohibición y viajó para unirse con otros líderes, atemorizado por la presencia marxistas; creía que tanto la Unión Soviética como los capitalistas eran imperialistas y no tenían buenas intenciones.

El triste desenlace

Cuando regresaba, el 18 de agosto, fue detenido por la policía. Estuvo encarcelado en una comisaría, desnudo y con las piernas encadenadas. El 6 de septiembre lo trasladaron a la habitación 619 del cuartel general de las fuerzas de seguridad. Lo encadenaron a una reja, desnudo. El interrogatorio duró 22 horas. No se sabe con certeza como ocurrieron los sucesos pero sí que fue brutalmente golpeado por más de diez agentes. Por las palizas, sufrió lesiones cerebrales y una hemorragia masiva en la cabeza. Lo obligaron a seguir parado y encadenado. El 11 de septiembre lo trasladaron 1.200 kilómetros hasta una prisión en Pretoria. Murió al día siguiente.

Foto: Daily Dispatch

La autopsia oficial indicó que falleció por una huelga de hambre. Luego, las autoridades aceptaron que hubo golpes, pero que fueron consecuencia de que Biko se había puesto violento durante el interrogatorio y había arrojado una silla a la policía. Otra versión aseguraba que se había golpeado la cabeza al tropezarse en la celda.  Nadie fue detenido ni acusado. Los médicos que examinaron el cuerpo determinaron que había una lesión cerebral extensa, al punto que existían células sanguíneas en el líquido encefálico.

El mundo posó los ojos en Sudáfrica. La presión llegó de todos lados, pero a las autoridades no les importó. Dijo Mandela que el gobierno “tuvo que matarlo para prolongar la vida del apartheid”.

Pasaron los años, cayó el apartheid, nadie fue acusado, nadie fue declarado culpable. Sin embargo, eso no importó. Ya no se trató de culpables, sino de legado. Biko es recordado por Google los 12 de septiembres en un Doodle. Distintos artistas lo han representado, desde la película “Cry Freedom”, donde Denzel Washington lo encarna, hasta Peter Gabriel quien compuso “Biko” en 1980, canción que fue prohibida en Sudáfrica.

Foto: Google

Biko se convirtió en un símbolo de resistencia, de los oprimidos, de educación, pero sobre todo, de la lucha por la dignidad.

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