Brasil mueve flota aérea, fluvial y terrestre para vacunación en el Amazonas
En el estado de Amazonas habitan más de 30.000 indígenas, la mayor población de todo Brasil y más de la mitad será inmunizada durante la primera fase de la campaña de vacunación, según la Secretaría de Salud regional.
Una flota aérea, fluvial y terrestre comenzó este martes la distribución de las vacunas contra la covid en el colapsado estado brasileño de Amazonas, antídotos que tendrán que llegar hasta las aldeas más distantes, una apoteósica labor por las dificultades que impone la mayor selva del planeta.
Entre tanto en Manaos, su capital, la escasez de oxígeno continúa y las aglomeraciones de personas a la espera del vital elemento crecen, pese al envío de cilindros por parte del Gobierno nacional y hasta de países vecinos como Venezuela.
Las primeras dosis de las vacunas llegaron la víspera en la noche a Manaos, la enfermera indígena Vanda Ortega, de 33 años, fue la primera persona vacunada en Amazonas y este martes la campaña prosiguió con profesionales de la salud y la distribución del antídoto en toda la región.
En total 262.000 personas del grupo prioritario serán vacunadas en la primera fase.
Manaos, la principal ciudad de la Amazonía brasileña, con unos 2,2 millones de habitantes, está colapsada. Los hospitales no dan abasto, un número hasta ahora desconocido de pacientes ha muerto asfixiado por la falta de oxígeno en las Unidades de Terapia de Intensiva (UTI) y la emergencia ha obligado al traslado de centenares de enfermos hacia otros estados.
La falta de cupos y de asistencia en los centros médicos también ha multiplicado los fallecimientos en los hogares y los cementerios están sobrecargados. Tan sólo el viernes fueron sepultadas 213 personas, un récord nunca antes visto en la capital amazónica.
El estado de Amazonas ya suma más de 6.300 víctimas mortales por covid -el 66 % sólo en Manaos- y unas 232.000 personas fueron contagiadas por el virus.
Más de 15.000 indígenas serán vacunados
En el estado de Amazonas habitan más de 30.000 indígenas, la mayor población de todo Brasil y más de la mitad será inmunizada durante la primera fase de la campaña de vacunación, según la Secretaría de Salud regional.
Además de los ancianos y los profesionales de salud, todos los indígenas que habitan en aldeas en el Amazonas serán inmunizados durante la primera fase de la campaña.
La vacuna será aplicada a los indígenas mayores de 18 años que habitan en alguna de las 236 aldeas que se levantan en Amazonas y su distribución empezó a realizarse este mismo martes.
Las dosis fueron enviadas por vía aérea a 21 municipios y hoy mismo comenzarán a distribuirse en barcos y lanchas, por los ríos, una labor que puede tardar en completarse por la dificultad de acceso a las aldeas, en su gran mayoría levantadas en la selva, cerca de las riberas de las fuentes hídricas y a cientos de kilómetros de Manaos.
No obstante, los nativos que viven en zonas urbanas no están contemplados entre los primeros beneficiados, lo que ha levantado protestas entre organizaciones defensoras de los derechos indígenas que acusan de "excluyente" y "discriminatorio" al Gobierno nacional.
Este llamado fue reforzado por Ortega, la primera indígena vacunada que conoce tanto las necesidades de los nativos que viven tanto en las aldeas como en las ciudades.
Originaria de Amatura, una aldea ribereña del pueblo Witoto, bastante apartada de Manaos, a unas 23 horas en barco, la enfermera desde joven vive en la capital de Amazonas y desde que empezó la pandemia ha trabajado como voluntaria en el "Parque de las tribus", el único barrio exclusivamente indígena de Manaos.
"Quiero que el Estado mire a estas poblaciones. Históricamente nuestros pueblos han sido en buena parte negados por el sistema de poder. Pero queremos, en este momento histórico, que esta vacuna llegue también a nuestra gente en la ciudad. Esta es una lucha del movimiento indígena", declaró la víspera tras recibir el antídoto.
El oxígeno llega de a poco y desata ola de robos
La falta de oxígeno aún no se estabiliza en Manaos, que solo para atender a los pacientes internados en las UTI necesita de unos 76.000 metros cúbicos del vital elemento, casi tres veces el registrado en marzo del año pasado, cuando la ciudad vivió la primera crisis sanitaria por la pandemia.
Con casi 48.300 metros cúbicos de déficit, el Gobierno nacional anunció el envío de 20.000 metros cúbicos de oxígeno diarios en vuelos militares, Venezuela envió cinco camiones cisterna cargados con 107 metros cúbicos y donaciones del sector privado, artistas y deportistas no se han hecho esperar.
Sin embargo, la llegada del necesitado gas se está dando a los pocos.
Ubicada en medio de la mayor selva tropical del mundo y sin carreteras que la comuniquen con el resto del país, obligan a Manaos a abastecerse por vía aérea o por los lentos barcos que navegan el Amazonas.
La carga enviada por Venezuela y que la víspera atravesó la frontera, aún es esperada en Manaos donde se prevé que llegará al final de la tarde.
Ante ese panorama, las cargas que llegan a la ciudad son destinadas en su mayoría a hospitales y los pobladores se ven obligados a desplazarse hacia la ciudad industrial, ubicada en las afueras de Manaos, para que sus cilindros sean abastecidos.
Ni la lluvia que castiga a la ciudad en estos días, ni la distancia, ni los costos han impedido que cientos de personas acudan a las sedes de las compañías distribuidoras del gas para llenar al menos una bombona de 3.000 metros cúbicos del vital elemento para atender a los familiares enfermos en sus casas, según pudo constatar Efe.
La escasez de oxígeno ha incrementado el precio de las bombonas, cuyo valor se ha disparado, al pasar de unos 400 a 2.000 reales (de 75 a 377 dólares).
Los altos costos y el desespero por la carencia del gas también ha desatado una ola de robos en la ciudad. Por ello, la gente que va a cargar los cilindros a las afueras ha comenzado a marcar las bombonas con sus nombres tras los hurtos registrados en varios vehículos a los que les han roto los vidrios para robarlos. EFE